marzo 18th, 2019

Armas empuñadas con mucho amor….

Días como estos en los que todo el mundo está especialmente alarmado con el incontrolado uso de las armas de fuego, ya sabéis…. la última masacre de Nueva Zelanda, junto con las ganas que yo misma siento de matar (metafóricamente hablando, por supuesto) a algunos que otros desconsiderados, veo hasta terapéutico, hacer hueco en el Ático a unas «cariñosas»  intervenciones llevadas a cabo por soldados, en las empuñaduras de sus pistolas.

 

A esta manifestación del Arte de las  Trincheras se le conoció como,Sweetheart Grips (bonita denominación), y  estuvo muy de moda durante la Segunda Guerra Mundial y gracias a ella, los soldados pudieron tener bien presentes a sus seres queridos en la contienda, incluso mientras disparaban a los enemigos. Tan pertinente todo…

 

 

Aunque las normas del ejercito no permitían que los soldados personalizaran sus armas, todos lo hacían de una manera u otra. Esto podría incluir nombres completos, iniciales, estrellas, nombres de unidades y símbolos, o cualquier cosa de importancia personal. Esta práctica se sabe que incrementó la moral al personalizar el equipo y creó un apego a objetos impersonales. También podría ayudar en la identificación de soldados muertos antes del uso generalizado de placas de identificación.

 

 

La cosa consistía en reemplazar las tradicionales empuñaduras de las pistolas por otras hechas por ellos mismos, con el fin de que sirvieran de de portarretratos de sus seres amados o deseados, «se guardaban» todo tipo de mujeres, las novias por supuesto, pero también actrices famosas, chicas anónimas pero ligeras de ropa, y yo que sé si incluso sus propias madres… todas ellas les miraban sonrientes mientras ellos mataban a lo que se les pusiese a tiro.

 

 

Este proceso de tuneado, requería de cierta maña, ya que la foto de la susodicha se debía proteger con una plancha de prexiglas, que se tallaba cuidadosamente para que se amoldara a la forma de la empuñadura. Así debía ser ya que no parece conveniente que la pistola resultara incómoda de agarrar. Curiosamente, este prexiglas, solía reciclarse de las ventanas de los aviones caídos durante la contienda. 

 

 

En la Segunda Guerra Mundial el uso de la fotografía ya estaba popularmente extendido y eso permitía que los soldados llevaran a sus mujeres cerca siempre, escondidas en cualquier parte del uniforme, en objetos personales como cascos, cantimploras…y como ya he dicho, también en el arma reglamentaria, de esta manera la frase de «contigo hasta la muerte» adquiría un valor más textual.

 

 

Queda abundante documentación sobre estos curiosos ejemplares de armas intervenidas, y desde ya mismo anuncio que no voy a cejar en el empeño de buscarme una para mi colección de rarezas.

 

 

No tengo mucho mas que contar, así que os dejo con las fotos, que son bien inquietantes… y prometo pronto, mas «arte de las trincheras», que tremendo temazo. Y es que últimamente, con tal de no enfrentarme a nada que huela mucho a arte contemporáneo, me pongo a perseguir cualquier cosa.

 

 

 

 

marzo 6th, 2019

Lineas de luz contra el cambio climático

 

Una entrada rápida que aun ando resacosa de tanta feria de las vanidades en Madrid, para dejar por aquí una pieza artística que me ha hecho volver a creer en el poder de la luz.

 

 

Es que hace tiempo ya que no ando muy contenta con el panorama artístico/lumínico y su sumisión a los proyectores enfocados a fachadas con la intención de descomponerlas o tunearlas sin ninguna consideración, haciendo alardes para ello de grandes medios técnicos y presupuestos desorbitados.

 

 

Este trabajo está corriendo por todas partes, imagino que muchos ya la habréis visto, pero bueno, como esto es un archivo, merece la pena que lo deje archivado para el futuro.

 

 

Se trata de una pieza llamada Lines (57° 59′ N, 7° 16’W) y ha sido llevada a cabo por los artistas Pekka Niittyvirta y Timo Aho en Escocia.

 

 

La idea trata de concienciar sobre los peligros que supondrá el calentamiento global, y el efecto invernadero que provocarán que los polos se derritan y que aumente el nivel del agua, lo que acabará cubriendo grandes superficies de tierra y afectará a cantidad de población que se verá obligada a emigrar a tierras mas altas.

 

 

Para conseguir su objetivo, los artistas han echado mano de una simple línea, sencillo pero eficaz método para marcar niveles. En este caso es de luz, y funciona a la perfección como testigo visual que alerta sobre la altura que alcanzará el agua en la costa oeste de Escocia, concretamente en las Islas Hébridas Exteriores, si no se para el cambio climático.

 

 

Cuenta Pekka Niittyvirta sobre la pieza:

 

 

«Mediante el uso de sensores, la instalación se activa cuando sube la marea. El trabajo proporciona una referencia visual de la subida futura del nivel del mar.

 

 

La instalación explora el impacto catastrófico de nuestra relación con la naturaleza y sus efectos a largo plazo. El trabajo provoca un diálogo sobre cómo el aumento del nivel del mar afectará las áreas costeras, sus habitantes y el uso de la tierra en el futuro.

 

 

Esto es especialmente relevante en el archipiélago de islas bajas de Uist en las Hébridas Exteriores, en la costa oeste de Escocia, y en particular en el Centro de Artes y Museo Taigh Chearsabhagh en Lochmaddy, donde se encuentra la instalación. El centro ya no puede desarrollar su actividad  en su localización actual, debido a los pronósticos meteorológicos que fuertes tormentas y marejadas ciclónicas».

 

 

Las fotos hablan por sí mismas, así que mejor me callo y os dejo que las disfrutéis.

 

 

Lo vi en Designboom, bueno, yo y miles de personas más, y me encandiló por el discreto y atinado uso de las tecnologías en un proyecto de apariencia mínima.

 

febrero 21st, 2019

Máquinas gamberras

 

Las cosas que hace Anna Vasof parece que no llevan a ninguna parte, que no sirven para nada. Sus inventos trabajan en precario para automatizar errores y esto a mis ojos resulta inspirador, ya que siempre he pensado que los errores y los prototipos fallidos en las primeras fases de desarrollo, pueden resultar grandes experiencias artísticas.

 

 

Es más, reivindico que cualquier creador debería tener derecho a errar reiteradamente, que es muy sano y que quita transcendencia a todo lo que se hace, sin restarle un ápice de creatividad.

 

 

A lo que iba, que esta mujer es una auténtica maestra cacharrera y ha creado montones de inventos encantadoramente inútiles, incluso diría boicoteadores.

 

 

Sus maquinas está llenas de sentido del humor y de sentimientos propios, por no hablar de sus ocurrentes videos llenos de imágenes absurdas repetidas, que al encadenarse dan vida a películas cortas de insospechados resultados.

 

 

Ademas de divertirme viendo su trabajo, me ayuda a compartir ratos estupendos con mis sobrinos, que flipan con tanto objeto cotidiano mutado para especializarse en travesuras, si incluso los hay que se sublevan contra su propia creadora.

 

 

Por contar alguna pieza, está el autorretratos que se golpea, las maquinas que fabrican lagrimas, libros con palabras que caen, aspiradoras que se llevan el cosmo, martillos que clavan y desclavan al mismo tiempo, herramienta para brindar en solitario, libros que juegan al ping pong, lenguas gigantes que interrumpe el paso… Mis favoritas Mechanisms of Happiness y esos zapatos mecánicos, que no están nada mal tampoco.

 

 

Os invito a pasar un buen rato de videos, yo lo dejo aquí y me voy a morir un rato de la envidia al pensar en lo bien que se lo debe pasar esta mujer haciendo sus surrealismos de andar por casas, con esa apariencia lúdica pero que esconde mucha mas enjundia que casi todo lo que veo. Pero qué lista es esta mujer!!!!!!!.

 

 

Después, si os queda tiempo y ganas, podéis echar un ojo al trabajo de  Dominic Wilcox, dedicado a la creación de diseño de productos también absurdos e inútiles, pero que uno quería poder usar para sentirse algo mas niño.

 

 

junio 10th, 2018

Animales de otro mundo

No me gustan los insectos (vivos), pienso mientras intento espantar a una mosca que vuela atontada a mi alrededor. Me dan respeto, me pasa con todo lo que no puedo controlar con mis manos, y si los miro aumentados, un escalofrío me recorre la espalda.

Es visceral, reconozco que muchos de ellos son hermosos, a simple vista claro, ya que bajo sus espectaculares envoltorios esconden órganos viscosos, montones de patas, ojos, antenas, y aguijones que siempre se me muestran amenazadores, por no hablar de sus zumbidos y esa costumbres malsanas de comerse a sus parejas y progenies. Sí, ya sé lo de la polinización y todos los servicios que aportan a la naturaleza y la agricultura, lo sana que es la miel y lo bonita que es la seda… quizás alguna antigua peli de serie B tenga la culpa de mi fobia.

Bueno, para ser precisa, algunos insectos sí que me gustan, los que son de mentira o ya no se mueven… en fin.

Y entre los que me gustan y me asustan a partes iguales, quería hablar de los de Tyler Thrasher, un artista interesado en el arte y la química, al que sigo desde hace mucho tiempo. Y tanto me interesa su trabajo, que he tratado de copiar sus técnicas para aplicarla a mis objetos feeos imperfectos, sin ningún éxito, claro.

Utilizando animales, sobre todo insectos, reptiles y seres de las cuevas, pero también otros de los bosque y de mar, además de esqueletos y huesos que descubre durante sus aventuras espeleológicas, Tyler crea cadáveres cristalizados, que parecen ser rescatados de un mundo algo aterrador escondido en las profundidades de la tierra.

Según cuenta el artista, su afición por la química y la cristalización, empezó en la escuela y siguió investigando sobre el tema durante sus estudios superiores, asistiendo a clases avanzadas de química y observándola en la naturaleza, a la que conoció mas profundamente gracias a la espeleología, que le llevaba a pasarse mucho tiempo bajo tierra, metido en cuevas en las que pudo estudiar estas estructuras cristalinas en su entorno natural.

Consigue su principal materia prima, los animales que luego cristaliza, en estas cuevas, además, mientras practica senderismo va recogiendo cráneos y huesos. Sus amigos le donan los especímenes que llegan a sus manos, y recurre a entomólogos y coleccionistas para hacerse con los insectos muertos, ya que deben estar previamente estabilizados y preservados. Para ejemplares especiales, busca en tiendas especializadas y museos.

Su proceso de creación , es una colaboración afortunada entre la química, y la creatividad. Primero elige las piezas por su estética y dependiendo de su configuración decide qué compuesto va a utilizar, cual será la concentración y la cantidad y deja que los principios de la química molecular y los enlaces iónicos hagan su trabajo.

 

Crea las soluciones supersaturadas de los compuestos elegidos y, a medida que el recipiente se enfría, los iones se reconectan y según su geometría molecular se crean estructuras cristalinas de uno u otro tipo. Cómo y de qué manera lo hace, es su secreto, que tampoco es preciso que el mago nos revele todos sus trucos.

 

Cuando habla de los retos que tiene que superar para llevar a cabo su trabajo, además de la necesidad que tiene de ser muy cuidadoso por su salud, ya que usa elementos de gran toxicidad, debe preocuparse de deshacerse de los compuestos químicos de manera responsable, para no dañas el medio ambiente.

 

 

Es un trabajo que para el que ha tenido que experimentar y cometer muchos errores, debe combatir los efectos corrosivos que pueden sufrir las piezas al cristalizar, sobre todo debido a las altas temperaturas y la humedad que necesitan los químicos para decantarse. Los huesos por ejemplo, no pueden soportar muchos baños de cristalización, ya que hay riesgos de que se descompongan.

 

 

Según he leído, el artista a aprendido a aprecia los resultados insospechados que surgen a partir de una mínima variación  de las formulas, o con los cambio de los condicionantes externos, siendo sus piezas favoritas aquellas que no llegaron al resultado revisto.

 

 

Además de todo el trabajo de campo que debe hacer para localizar las piezas, este artista está muy activo en las redes sociales en las que se maneja como pez en el agua, haciendo que su trabajo se conozca internacionalmente. Además, acaba de sacar su primer libro de cristalizaciones que ha financiado a través de una exitosa campaña de crowdfunding.

 

 

Me gusta su trabajo porque es inquietante, y logra armoniza a la perfección la fragilidad de los animales muertos con la dureza del cristal, además del uso exquisito que hace del color en sus composiciones. Emplea materias primas que él mismo puede conseguir en la naturaleza con escaso valor, y con ayuda de su particular alquimia, consigue darles una apariencia mas sólida y convertirlos en «objetos escultóricos» realmente interesantes.

 

 

Por otro lado, envidio el equilibrio personal que parece haber conseguido, amalgamando ese espíritu de aventura que le lleva a internarse en profundas cuevas para conseguir sus mejores ejemplares, con la paciencia y humildad que le exige los procesos químicos de cristalización. Yo me quito el sombrero.

 

Conocía al artista y las imágenes las he conseguido en google y en su página personal.

 

febrero 9th, 2015

Cucharas con otras dimensiones

Hoy os dejo el increíble trabajo de David Clark, un artista que trabaja el metal con grandes dosis de imaginación y el mejor oficio.

Aplica sus vastos conocimientos técnicos en transformar objetos antiguos, reciclados y  generalmente de plata, se centra sobre todo en cuberterías y pequeños objetos pertenecientes a antiguas vajillas, prestando especial atención a cucharas, (mis piezas favoritas) jarras, platos, tazas, que desmenbrar con mucha soltura y vuelve a componer, o más bien desfigurar, sin importarle que queden patentes suturas y heridas del proceso.

Como si de un contemporáneo Dr. Frankenstein se tratara, insufla vida a los nobles objetos que ama, tratando de trascender la inutilidad en la que viven sumidos a través de cortes quirúrgicos y de juegos y experimentos con los materiales.

En algunas piezas cuesta un poco percibir ese amor, ya que recurre a procesos de trabajo en los que se manipulan las agradables y refinadas formas de estas piezas clásicas, para otorgarles otras toscas y groseras que más tienen que ver con procesos industriales que con la perfección del acabado de un artesano, dejando los procesos de manipulación a la vista y las piezas como paradas en el proceso de mutación.

Personalmente,  me pareces francamente interesante esta manera de trabajar, el artista nos pone ante los ojos piezas de lo más refinado y pulido, perfectas para su uso, pero con poco recorrido para la imaginación, y con su trabajo fuera de los cánones de perfección establecidos, nos muestra un mundo de posibilidades que nunca se nos hubiera podido imaginar a la vista de objetos tan correctamente diseñados.

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