enero 7th, 2019

Círculos con árboles

 

Con la instalación que el artista Strijdom van der Merwe llevó a cabo en Kamiyama, doy por terminado el tema «círculos en la naturaleza»… por ahora…

 

 

Fue ésta una pequeña e inspiradora intervención llevada a cabo con una simple navaja sobre el musgo superficial que cubría la corteza de los arboles de toda la zona.

 

 

Una pieza en la mejor tradición del land art, poco invasiva y muy efímera ya que en un breve tiempo acabó de nuevo integrada en la naturaleza.

 

 

Y aunque no parezca éste un trabajo especialmente relevante, a mis ojos se presenta como fresco y saludable, así que vaya todo mi respeto a una intervención que no empacha.

 

 

Dejo las fotos que he encontrado en google, y también la de otras piezas de este artista en las que la forma circular es protagonista.

 

 

Antes de cerrar por hoy, y ya que ando por Japón (virtualmente), aprovecho para dejar otra obra circular, ubicada en la Prefectura de Miyazaki, y que fue creada por la propia naturaleza guiada por científicos, sin voluntad artística ninguna.

 

 

Se trata de dos impresionantes círculos de arboles sugi (cedro japonés), sólo visibles desde la altura y que fueron el resultado de un experimento científico que se prolongó durante mas de 50 años.

 

 

Según cuenta el Ministerio de Agricultura de Japón, ellos son los artífices de esta singular intervención. En 1973 designaron un área para desarrollar trabajos de silvicultura experimental, y uno de los experimentos fue tratar de medir el efecto del espaciamiento de los árboles durante su crecimiento.

 

 

Plantaron árboles en incrementos radiales de 10 grados, formando 10 círculos concéntricos de diámetros variables. Los arboles fueron creciendo a lo largo del tiempo pudiendo comprobarse que efectivamente la densidad de los arboles sí que afecta a su crecimiento.

Pasados los años, se ha generado un paisaje tan espectaculares que se está considerando dejar que la naturaleza siga su curso y no talarlos, como en principio estaba previsto.

Os dejo el proyecto en perfecto japonés. Yo lo he conocido aquí, de donde también he sacado las fotos.

enero 1st, 2019

Tan cerca como se pueda… mientras se pueda…

 

Empecé mi nuevo habitar en el Ático hace algunos meses, publicando una pieza no artística con círculos gigantes girando en el hielo y pensando en cómo empezar este año, elijo de nuevo el círculo, esa forma perfecta que contiene a todas las demás. El paisaje en esta pieza, también está helado y es aterrador y frío. El círculo, esta vez se dibuja con fuego, el único elemento que le puede ayudar a uno a sobrevivir en estos parajes, como nos hace sentir Jack London en Encender una hoguera, no dejen de leerlo, que es corto pero aterrador.

 

 

Volviendo a la pieza, se llamó, «As close as you can for as long as it lasts», (siempre he admirado a los artistas que saben poner títulos atractivos a sus trabajos, consiguen que uno les preste atención un poco más de tiempo) y está hecha con fuego, humo, sonido y hielo, por supuesto fue efímera.

 

 

Los autores son dos artistas con trayectorias independientes Morgane Tschiember y Douglas Gordon que fueron invitados a colaborar juntos  en un paraje invernal de las montañas de Gstaad, Suiza.

 

 

Según cuentan los artistas (a pesar de tratarse de un destino turístico de lujo) cuando lo visitaron por primera vez, pudieron sentir su gran belleza  pero también miedo, soledad y una melancolía particular.

 

 

Llamados por la ambivalencia del paisaje, bello y aterrador, Douglas y Morgane exploraron la idea del viajero alpino solitario que buscaba romper su soledad en compañía de otros, y se preguntaron si esta necesidad se basaría en el deseo, el miedo o las ganas de compartir la emoción de lo desconocido.

 

 

Morgane, en homenaje al referido cuento de Jack London, encendió un fuego enorme y circular en la nieve, ese que el protagonista no pudo llegar a prender.

 

 

Douglas Gordon, añadió a la pieza una composición sonora basada en nuestros miedos más primarios, con sonidos de animales desconocidos que junto a nuestro miedo a la oscuridad, hacía que irremediablemente todos los visitantes quisieran estar lo mas cerca posible del fuego, convirtiéndose este en elemento socializador.

Y es que en parajes helados nadie debe viajar solo, y nadie quiere estar solo, como le aconsejó el veterano del Arroyo del Sulfuro al protagonista del cuento  de Jack London, aunque por otro lado, estar solo con alguien traiga consigo otros temores quizás igual de espeluznantes.

Las fotos se las he tomado prestadas a Stefan Altenburger y el texto lo he sacado de la página de la organización, Elevation 1049 – Avalanche, un evento artístico sobresaliente que tuvo lugar en el invierno de 2017, y que contó con una selección de alta calidad de site-especifics, esculturas, performance, e instalaciones de video y sonido con participantes tan conocidos como estos.

Yo lo dejo aquí, no sin antes desearos que el año que llega nos pille a todos lo mas cerca del fuego posible, mientras este dure…

septiembre 24th, 2018

Ikebana a gran escala

Paseo con frecuencia por el mundo Ikebana sobre todo cuando estoy hasta las narices del asfalto y no puedo moverme. Mirar imágenes de flores en extraordinarias composiciones, me ayuda a acercarme a la naturaleza en formato reducido, por no hablar del placer visual y la relajación que me proporcionan, debe ser que la armonía con la naturaleza, me llega a través de las imágenes.

En el orden práctico, mirar tan frágiles equilibrios, me inspira a arriesgarme con formas mas audaces y ligeras para mis piezas FEEAS.

En realidad hasta la fecha, nunca he practicado el arte de «dar vida a las flores» que es lo que significa la palabra Ikebana, pero seguro que cuando lo haga, me resultará la mar de terapéutico. La imperfección, el valor de lo efímero y la intención de buscar cierto equilibrio en los contextos mas inhóspitos, dan bastante sentido a mi vida. Aunque a lo más que he llegado en este curativo arte, es a meter algunas hojas en recipientes con agua o a pararme a mirar lo bien que compone la flor mustia que el viento arrastró, con el empedrado de la calle, en fin, nada que ver.

Los japoneses de toda condición, encuentran tanto bienestar con los arreglos florales que los incluyen en sus quehaceres diarios. Además de su evidente propósito estético, y su interés por llevar algo natural al entorno domestico, también lo utilizan como método de meditación, ya que les hace estar mas receptivos al paso del tiempo a los cambios estacionales y a los ciclos de la vida.

Mas o menos, todos sabemos lo que es el Ikebana, si no, internet es una gran fuente de conocimiento sobre el tema. Por aportar algo, dejo aquí un haiku del poeta Bashō Matsuo que define el sentimiento que se puede llegar a sentir por una simple flor:  “Camino de montaña / Una sorpresa emotiva / Pequeña violeta”, palabras sencillas y recursos estilísticos escasos, algo así entiendo que debe ser la esencia del mas auténtico y ancestral arte de dar vida a las flores.

Esta actividad, que se remonta la sXV, ademas de ser una práctica de lo mas popular, ha servido de soporte artístico para grandes creadores, que la han hecho trascender del ámbito de lo cotidiano, para dar forma a piezas de gran valor artístico y también económico.

Por supuesto, no sólo se usan flores en las composiciones de Ikebana, también hay lugar para todo tipo de elementos naturales, que suelen ser expuestos en maravillosos recipientes fabricados por otros maestros artesanos igualmente cotizados. Con todos ellos se consiguen piezas complejas con arriesgadas formas, muchas veces de enormes dimensiones y equilibrios casi mágicos, pero siempre conservando la esencia de la simplicidad.

Hoy voy a centrarme en el trabajo de Tetsunori Kawana un artista que ademas de ejercitar sus habilidades con las mas tradicionales composiciones vegetales a pequeña escala, se dedica a dar vida a grandes piezas, en las que supera los imites y trasciende las reglas del Ikebana, creando un estilo propio, muy conectado al medio ambiente, y usando ademas de las tradicionales flores, otro tipo de materiales naturales, como grandes ramas, secas o en flor, troncos de manera y sobre todo el bambú, con el que consigue formas orgánicas inesperadas que mutan y se descomponen hasta desaparecer.

Cuenta el autor: «En mi trabajo utilizo bambú verde recién cortado. Debo respetar este bambú; tiene vida, energía y belleza propia. No puedo controlarlo al cien por cien. Debo comunicarme con el bambú para que funcione con éxito. Debo extraer la energía y la belleza del bambú y darle nueva vida a mi creación, una especie de «reencarnación» del bambú».

Kawana piensa que que la vida y la belleza son transitorias y, por lo tanto, sus instalaciones de Ikebana también deben serlo «sólo para el momento y el lugar». Eso hace que su trabajo deba apreciarse cuando se crea ya que os materiales naturales que usa, con el paso del tiempo se transforman.

Así pues, de su trabajo al final sólo queda el recuerdo en la memoria del que lo vio y por supuesto la documentación fotográfica que se tomó.

 

Poco mas que decir sobre este tema, mejor mirar, aprender, y recordar que «debemos atesorar cada momento que compartimos con la naturaleza porque no volverá».

 

He llegado a este autor dando paseos virtuales por lo japonés y las fotos las he sacado de google.

 

 

 

 

junio 25th, 2018

En China también se piensa en la contaminación… a veces…

Leía hace días un artículo, no el primero, que hablaba de que los chinos han dicho definitivamente no a hacerse cargo de nuestros deshecho plásticos. Hasta ahora, ellos recibían gran parte de los deshecho plásticos de países «evolucionados como el nuestro, por llamarlo de alguna manera.

Y como suele pasarme, (lo hago como ejercicio de agilidad mental) me he puesto a pensar en qué proyectos conozco que me demuestren que hay mentes creativas en China preocupadas por el ecosistema, algo que debería ser prioritario ya que es el país que mas plástico produce del mundo y cuyo Río Yangtze es uno de los que mas contaminación vierte a los océanos.

No me han salido muchos, cuatro, así de memorieta, he obviado mega proyectos arquitectónicos y urbanísticos y por supuesto, las obras de algún que otro artista estrella al que mi Ático no está a la altura de acoger.

El que mas me gusta, por su sencillez y efectividad, fue el llevado a cabo en el 2015 por xiao zhu una compañía china (que ahora parece haber desaparecido) que se dedicaba a tratar el aire y purificarlo para el consumo óptimo de los ciudadanos.

Fue por tanto esta,, una campaña mas de concienciación y de marketing, que un proyecto artístico al uso, pero bueno, hoy no me voy poner muy exquisita porque la pieza lo vale. Que los dioses antipublicitarios me perdonen!!!!!.

Según leo, esta empresa, imitando códigos de una buena acción de guerrilla, aprovechó la nocturnidad para dirigir potentes proyectores a las columnas de humo de  grandes factorías que contaminan la atmósfera con sus gases.

Proyectaron impactantes caras de bebes y niños llorando, tosiendo y respirando con dificultad, para concluir con una frase que decía «Limpia el aire. Deja que el futuro vuelva a respirar».

No he encontrado mas información ni de la empresa ni de otras campañas, pero desde luego con esta dieron de pleno en la diana.

Otra pieza que me viene a la cabeza, es Polluted Water Popsicles Project, una idea artística desarrollada por Hung I-chen, Guo Yi-hui, y Cheng Yu-ti, tres estudiantes de la Universidad Nacional de las Arte de Taiwán (llámenlo China o como gustes).

Buscaron una estética reconociblemente publicitaria para simular el lanzamiento al mercado de una gama de polos de hielo, con un cuidadísimo tratamiento estético, que invitaba a ser consumida con gusto, aunque la triste realidad es que estaban fabricados con las contaminadas aguas de distintos río de Taiwán.

Los artistas recogieron muestras de 100 aguas en Taiwán con sus residuos correspondientes y las congelaron, usando para ello moldes de polo de los de toda la vida, después los bañaron con resina de poliéster para su conservación.

Cada muestra de hielo contenía gran cantidad de desechos, el 90% de los cuales eran de plástico.

Para completar la pseudo campaña y hacerla totalmente creíble, diseñaron vistosos envoltorios en los que se especificaba la procedencia de las muestras y un video promocional de lo mas profesional. El mensaje quedó claro y cristalino.Con un lenguaje artísticos mas «tradicional» el fotógrafo Yao Lu crea fotomontajes que toman prestados estilos pictóricos del pasado, que él reinterpreta para expresar su preocupación por el impacto ambiental que supone el desenfrenado camino de China hacia una descontrolada urbanización y excesivo desarrollo económico.

Nuevos paisajes es uno de los trabajo de Yao Lu, situado entre la pintura y la fotografía, que mediante cuidadísimos retoques fotográficos de imágenes en las que se acumula la basura, logra que estos se parezcan a impresionantes paisajes rurales. Un trabajo entre el pasado y el presente, que habla de las mutaciones radicales que están afectando la naturaleza en China.Obras con formatos circulares, de abanico o de pergamino, los armoniosos paisajes de Lu están poblados por diminutas figuras que caminan a través de la niebla, sólo con una mirada atenta se descubre  que las escenas de montaña quiméricas y vegetaciones exuberantes, son pura basura acumulada en espacios degradados o en construcción.

La tensión entre los valores pasados y presentes están claramente representados, también el mensaje ambiental que plantea preguntas directas sobre la modernización y la sostenibilidad.

Muy dramático y sensible este trabajo.

Para terminar,  así por encima dejo el trabajo mas conocido del escultor Zhiyuan Wang, empeñado en llenar de basura plástica de su país, las salas de los museos del mundo, creando para ello esculturas de arriesgadas formas construidas con material reciclado y desechado.

Aquí lo dejo por hoy, sudando estoy…

Todo lo conocía y las imágenes de las piezas las he sacado de google.

 

 

 

octubre 6th, 2014

La mujer segun la moda… la mujer según la artista…

Llevo toda la semana rumiando un mal humor poco habitual en mí, y pensándolo bien, he llegado a la conclusión de que lo arrastro desde que vi las imágenes de un desfile de Chanel en el que las millonariamente vestidas modelos, desfilaban imitando una manifestación (del tipo que todos los días nos encontramos y en las que participamos, de esas que suelen reivindicar asuntos tan serios como el derecho a un trabajo digno, a la sanidad, a la educación, a la vivienda, a la comida…) pero en este caso lo que reivindicaba su diseñador, ear el derecho al consumo de artículos de lujo… o algo parecido…

 

 

Con famosas consignas versionadas para la ocasión, como “Mujeres primero”, “Haz la moda, no la guerra” “Sé tu propia estilista” «Divorcio para todos», «Liberen la libertad»… y presentándo los carísimos bolsos de la marca, cual instrumentos arrojadizos para conbatir a las fuerzas de seguridad… intentaba simpatizar con un movimiento social bien arraigado y respetable, que lleva muchísimos años de lucha legítima por conseguir un trato igualitario para la mujer.

 

 

Pero estas reivindicaciones que la famosa marca parodia con descaro, y que a algunos les pueden parecer más propias del siglo pasado, tienen todo el sentido a día de hoy, no tenemos que irnos muy lejos para comprobarlo, aquí mismo, en España un país que se llama democrático, el derecho de decisión de la mujer sobre su cuerpo, aun pende del frágil hilo de la voluntad política de turno.

Aunque sea un tema recurrente y que no debería sorprenderme, vuelvo a indignarme al comprobar cómo este mercado de consumo, que todo lo engulle y regurgita en forma de píldoras de la eterna felicidad, incorpora en sus proclamas, demandas sociales en un intento, más bien patético, de colocarnos sus productos, apelando a la complicidad y el buenrollismo con la mujer.

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