Mucho me interesa el trabajo de costura de Annegret Soltau, una artista que lleva mas de 40 años interviniendo  su propia imagen con hilo, transmitiendo en cada puntada todas sus inquietudes personales, que mucho tienen que ver con el cuerpo femenino, la maternidad, la vulnerabilidad, el sufrimiento y la decadencia.

Cosiendo cosiendo sobre la imagen de su cuerpo y a veces también sobre la  de sus seres queridos, ha tratado de poner delante de nuestras narices conceptos muy poco aceptados en esta sociedad nuestra del bienestar y de la eterna juventud, en la que la vejez o el deterioro físico se intentan borrar a golpe de cirugía de Botox o de photoshop.

Comenzó su andadura artística en los 70 llevando a cabo performances consistentes en atar con cuerdas las caras de los actores, apretadas de tal manera que al retirarlas quedaran profundamente marcadas las huellas de las cuerdas, produciendo en el rostro un efecto parecido a las arrugas de la vejez.

Documentando estas acciones se le ocurrió trabajar sobre su propia imagen fotografiada interviniendo sobre ella con aguja e hilo, algo que le resultó en cierta manera natural, aunque también doloroso ya que desde pequeña su madre le imponía la práctica del bordado como actividad propia de su sexo.  Así, esta dañina imposición infantil acabó convirtiéndose en su propia liberación y su principal vehículo de expresión.

En sus primeros retratos de 1975 da la versión más más estética de su trabajo, usa primeros planos en blanco y negro de su rostro, que cose  siguiendo los contornos de su cara, como arañas que entretejen sus tela partiendo de los ojos, la nariz y la boca, estos se convierten en puntos de atención. Estas líneas cosidas, a pesar de dar belleza y armonía a sus facciones, también nos recuerdan ciertas formas especialmente sutiles de auto-mutilación.

Durante sus periodos de embarazo creo algunos de sus obras más importantes, trabajando con su cuerpo transformado, en un intento de expresar su gran miedo ante la intrusión masiva en su cuerpo y en su mente. Para expresar todo este conflicto entre la maternidad y la negación de su propio yo, la artista se dedicó a rasgar la superficie del negativo de las fotos de su cuerpo con una aguja, siguiendo este proceso hasta el punto de auto-extinción en su imagen.

En los 80 sus trabajos se hicieron bastante mas incómodos de ver, uso la técnica del collage y se valió de recortes de su propio cuerpo, que iba mutilado y recompuesto, añadiendo otros elementos, incluso animales. Como si de un burdo trabajo de cirugía se tratase, ella iba  hilvanando sus miembros con grandes puntadas de tosca costura, una expresiva y violenta manera de rebelarse contra su condición de mujer vulnerable y contra los estragos del tiempo en su cuerpo.

En piezas posteriores, Soltau utiliza a su propia familia para su trabajo. Su abuela, su madre y su hija, además de ella misma, desnudas, a todo color y tremendamente grande, componiendo un mosaico de fragmentos intercambiados y cosidos juntos. Así nos enseña que la anciana ya está presente en la joven, al igual que la anciana todavía lleva una niña dentro.

En la actualidad aun sigue activa y  está trabajado sobre documentos que va incorporando a sus retratos, y que ilustran, por ejemplo, el trabajo de búsqueda de su padre, desaparecido durante la Segunda Guerra Mundial. También usa documentos y papeles de su vida cotidiana. Según cuenta ella misma, su último trabajo lo llevará a cabo el mismo día de su fallecimiento, en el que su hija coserá la partida de defunción en su última foto.

Podéis ver y leer más cosas sobre ella, hay montón de documentación, ya que se trata de una artista fundamental para entender el arte feminista del sigo XX y que, a pesar del tiempo que tienen algunas de sus obras, aun sigue incomodando, por no decir golpeando, al espectador con sus explícitas imágenes intervenidas. Pasen y vean…

La fotos las he sacado de la página web de la artista.