Que la cerámica puede ser un material que saca lo más macabro de algunos artistas, es algo de lo que cada vez estoy más convencida. De hecho cada vez me atrae más como forma de expresión artística.
Esta vez, es Barnaby Barford quien con su serie Private Lives ha dado una irreverente vuelta de tuerca al concepto de cerámica tradicional y cursi, convirtiendo, tiernas figuritas en seres perversos y surealistas.
Crea piezas únicas, buscando material existente y transformándolo en objetos siniestros. Y ¿qué hace exactamente? pues toma objetos de la cultura pop o los dibujos animados, con larga tradición y hace juegos malabares con sus diversas piezas y las repinta de modo que acaba recreando situaciones discordantes e inapropiadas que rozan lo kitsch.
Y como una imagen vale más que mil palabras, pues nada, os dejo las fotos para que disfrutéis si sois algo morbosillos.
Lo he visto en Cool Hunting.