Hoy vuelvo a llamar a un clásico del Ático, Rafael Lozano-Hemmer, un artista que me gusta muchísimo (gracias Paloma) porque sabe combinar tecnología y poesía, para crear instalaciones que interactúan con el público, que acude a ver sus piezas y que siempre sale divertido.

Hoy os cuento sus dos últimos trabajos interactivos. El primero Tape Recorders, encargado por el Museum of Contemporary Art, de Sydney, consiste en una hileras de cintas métricas motorizadas y pegadas a la pared de una sala, que van registrando la cantidad de tiempo que los visitantes permanecen en la instalación.

Al detecta la presencia de una persona, la cinta más cercana, comienza a ascender hacia arriba. Cuando llega a alrededor de 3 metros de alto deja de mantenerse erguida y cae al suelo, momento en el que comienza a retroceder hasta quedar completamente enrollada de nuevo.

Cada hora, una máquina imprime el número total de minutos que corresponden a la suma del tiempo de todos los visitantes.

Aunque no entiendo del todo el procedimiento de puesta en marcha de todas las cintas, veo que la gente se lo pasa bien mirando y moviéndose delante de ellas. Este video así lo muestra.

La segunda instalación que os quiero mostrar, es Voice Array, también llevada a cabo en el 2011 y que juega con la voz de los visitantes, que deben grabar a su llegada, en un intercomunicador, que traduce los sonidos en destellos de luz.

Cada voz, con su correspondiente luz, se almacena en una matriz, desplazando una posición a la anteriormente guardada, quedando enlazada a ellas, de manera que de una sola vez, se pueden escuchar y ver lucir las 288 grabaciones guardadas.

También ha sido encargado por el Museum of Contemporary Art, de Sydney y los resultados podéis apreciarlos mejor en este vídeo.

He visto las instalaciones aquí y las fotos se las he cogido al artista.