noviembre 23rd, 2010

Heridas en el espacio urbano

Quería dejar al «ARTISTA» para mi post número 1.000, me faltan 10 para cumplirlos, pero después de 2 horas buscando algo que me motivase sin conseguirlo, he decidido que necesito levantarme el ánimo y que nada mejor, para ello que darme un homenaje visual en condiciones, así que voy a hacer un repasito a la obra de Gordon Matta-Clark.

Los que hayan pasado con frecuencia por el Ático sabrán,  siempre lo digo, que nada de lo que haya visto, artísticamente hablando, me ha impactado tanto como el trabajo en el espacio urbano, de este creador. Una búsqueda en google, os puede poner al día de lo que su inconmensurable obra, ha aportado al arte contemporáneo, pero, para el que no tenga ganas de indagar, os dejo un artículo de Darío Corbeira, editor del libro ¿Construir… o deconstruir? que fue publicado por el El País en el 2006.

«Su trabajo refleja desde sus comienzos su preocupación por los nuevos modos culturales en la vida cotidiana y por las nuevas subjetividades e identidades políticas posteriores a 1968: trabajando con basuras, ofreciendo oxígeno a los transeúntes de Nueva York, abriendo un restaurante gestionado y dirigido por artistas, poniendo en tela de juicio la propiedad privada del suelo… o subiéndose a la Clocktower para, colgado de su reloj, proceder a afeitarse, ducharse y lavarse los dientes.



Todas esas acciones tenían lugar en tiempo real, acotado y preciso, fuera de los sacralizados recintos de galerías o museos, pero previo a ellas realizó miles de dibujos, anotaciones y libretas de trabajo que, a la manera poussiniana, implican que concebía el dibujo como la imagen interior del proyecto. Del mismo modo, prácticamente todas sus acciones e intervenciones en edificios fueron fotografiadas, filmadas o grabadas en vídeo, y el modo en que las registraba estaba en perfecta coherencia con el discurso general que trataba de construir.



En donde realmente Matta-Clark dio el gran salto fue en sus trabajos con la arquitectura y el espacio. No veía en los edificios más que unas esculturas con tuberías y, en una sucesión de metáforas dentro de otras, buscó espacios internos más allá de la geometría construida. «La auténtica naturaleza de mi trabajo con edificios está en desacuerdo con la actitud funcionalista, en la medida en que esa responsabilidad profesional cínica ha omitido cuestionar o reexaminar la calidad de vida que se ofrece».



Las intervenciones en edificios (cortándolos, seccionándolos, troceándolos, agujereándolos, desplazándolos) le permitieron materializar ideas sobre el espacio que él intuía desde una dialéctica personal (designar espacios, crear complejidad). Las dualidades que fue descubriendo, impecablemente reflejadas en sus montajes fotográficos (vertical/horizontal, interior/exterior, vacío/lleno) resumen en términos de experiencia estética más de 2.000 años de ideas filosóficas sobre el espacio.



Esos cortes conforman una suerte de narración gráfica y textual que explica tanto el proceso de la obra como su contexto interno. Sus viajes al subsuelo de la ciudad pretendían descubrir espacios sin nombre, lugares ocultos: «Tengo interés en una expedición al subsuelo: una búsqueda de los espacios olvidados y enterrados bajo la ciudad… Esta actividad debería sacar el arte de la galería e introducirlo en las cloacas».



Su interés por los espacios intermedios, por los contenedores corporales y sociales, por la degradación urbana y los edificios okupados le permitieron trascender el conflicto que mantuvo con la Institución Arquitectura. Uno de los primeros episodios de dicho conflicto lo protagonizó al ser invitado a participar en una exposición en la Cooper Union. En este caso, su obra consistió en el desmontaje de las ventanas del lugar de la exposición para poner en su lugar fotografías de las ventanas reventadas de edificios degradados del Bronx, y sucedió que las ventanas fueron repuestas, la participación de Matta-Clark cancelada y que Peter Eisenman le acusó indirectamente de nazi. Este conflicto continúa hasta hoy y se hace visible cuando, por ejemplo, este artista sigue estando vetado en las bienales de arquitectura de Venecia.



Matta-Clark es el gran artista del espacio -éste fue su material de trabajo y proyecto-, de sus vacíos, no sólo del arte de las últimas décadas sino de lo que hoy conocemos como historia del arte. Muy inteligentemente estuvo al margen de las, aún hoy, difíciles -por no decir imposibles- relaciones artista/arquitecto, operando directamente sobre los sólidos construidos. «Los arquitectos construyen, los artistas destruyen», afirmaba Dan Graham a propósito de la obra de Matta-Clark.


En todo caso, su obra, que él se encargó de definir como hermenéutica marxista, posee la belleza convulsa de un tiempo de crisis vivido desde la lucidez. Matta-Clark es un antihéroe moderno y uno de los primeros artistas de la posmodernidad. Él, en definitiva, transformó en arte lo que las organizaciones ciudadanas, partidos y sindicatos no querían, no podían u olvidaban hacer: perseverar en el proyecto moderno de emancipación. Más que poner el dedo en la llaga, hundió, con toda la generosidad imaginable, sus manos y su cabeza en las heridas sistémicas del capitalismo tardío. Por eso es un artista ineludible a la hora de entender el arte de los últimos cuarenta años.»



Amen…


También os dejo un post (ahora sin fotos) que hice hace algunos años sobre el gran artista y otros que han seguido su estela.

Vaya hoy mi homenaje al maestro, en mi casi 1.000 post del Ático.

Bueno, pues definitivamente he terminado de elevar  el listón de los artistas invitados al Ático a la cotas más alta, a partir de ahora sólo puedo caer en picado… siento de veras no poder volver a estar a la altura…

Las fotos son de Google.

7 Comments

  1. ¡Qué barbaridad!

    Comentario by papá — 23 noviembre, 2010 @ 7:09
  2. Simplemente… increíble…

    Comentario by Altayre — 23 noviembre, 2010 @ 18:48
  3. Ese si que era en un ARTISTA.
    Qué tiempos….

    Comentario by raquel — 23 noviembre, 2010 @ 23:06
  4. […] + articulo publicado en floresenelatico.es etiquetas:arte urbano, gordon matta-clark […]

    Pingback by veredes — 24 noviembre, 2010 @ 6:35
  5. Hola.
    Sigo tu blog desde hace unos años y me ha servido para tomar muchas ideas (¡muchas gracias y enhorabuena!). Al ver que colgabas un post de Gordon Matta Clark me he decidido a escribirte unas líneas.
    Soy estudiante de arquitectura. Estudié a Gordon Matta Clark en una asignatura (optativa) de la carrera (sinceramente, para mi, una de las que más me ha aportado en mi fase de aprendizaje). La asignatura tenía por nombre «Arte, arquitectura y contexto urbano», una asignatura que nos enseñaba el concepto de arte moderno y su conexión con la arquitectura.
    Realicé un trabajo de estudio a fondo sobre dicha persona y supe que curso estudios de arquitectura, pero no quería ejercer como tal. No había visto nada similar antes de su aparición en clase una tarde de invierno. Su manera de deconstrucción y estudio y enseñanza al exterior de la vida cotidiana me enseño a entender la arquitectura de una manera diferente, muy gratificante y educativa para mi. Deberían haber más artistas o arquitectos, no sé muy bien como clasificarlo, como él, preocupados de darle a la arquitectura y a la vida un sentido diferente.
    Un saludo.

    Comentario by Roberto — 25 noviembre, 2010 @ 14:39
  6. No soporto a este tío. No comparto en absoluto su posición ante el arte, esa alabanza a máxima expresión individual, que nos ha llevado al «todo vale» y la sacralización de la figura del artista, que en aras de esa libertad individual genera un arte fuera de toda reflexión, crítica, contexto, teoría y si me apuras hasta creatividad.

    Si es interesante por otro lado el sacar el arte fuera del museo, pero a pesar de que ya se a practicado relativamente bastante en este ámbito sigue siendo un arte bastante institucionalizado. Qué lo habrá sin que lo esté, pero no tiene difusión.

    Espero no herir la sensibilidad de ningún lector. 😉

    Saludos

    Comentario by fran — 10 enero, 2011 @ 13:11
  7. Si lo que pretende es arte por arte… podría ser el mismo cuadro «blanco sobre negro», y entonces para gustos colores. Aun así, creo que prefiero la obra de un niño, que siempre han tenido desarrollada mucho mejor la imaginación. Si lo que pretende es decirme algo arquitectónicamente me parece que su gusto por dar una visión excéntrica transforma la idea de la arquitectura en mero sinsentido y en espacios que van a tener uso nulo o prácticamente nulo.
    Como trabajo de exposición no entiendo por qué le vetan, las exposiciones están para eso, para dar una representación artística, y me parece hasta patético que se pueda vetar el arte porque el arte no entiende de sentidos prácticos, es simplemente imaginación.
    Personalmente no me gusta, prefiero el «no extremismo» y que pueda decirme algo o cambiarlo para darle otra visión y otra vuelta de rosca, pero sin perder la esencia de la arquitectura. Ni arte por arte ni arquitectura por funcionalidad…

    Comentario by Welldone — 16 abril, 2012 @ 19:31

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