
No tengo gran cosa que decir sobre la extensa y perturbadora obra de la japonesa Chiharu Shiota, bueno, en realidad no se por qué he pensado en una mujer al verla, podría ser un hombre…

Mirar las imágenes de sus instalaciones ya me produce desasosiego, pero me gusta hacerlo, no quiero ni pensar cómo me sentiría metida en una de sus habitaciones.

Lo he conocido a través de Vvork, y me ha recorrido un escalofrío por la espalda.





















