No puedo evitar un escalofrío en la espalda cuando veo algunos trabajos de la artista Kate Mccgwire una mujer que trabaja con plumas de paloma, el animal que más grima me da del mundo, para componer sus esculturas.

La artista manipula este material orgánico, creando con él la piel de sus impresionantes esculturas que representan flujos de líquidos pesados y corrientes de materia que fluyen y se deslizar.

El resultado es extraño, las tonalidades de gris le dan una apariencia de coraza metálica, que también me recuerdan a una gran serpiente con enormes escamas en movimiento, ahgggggg.

Y no sólo usa plumas, para su mural Brood, Home from Home y Prostrate, ha empleado otra materia animal multitud de huesos de pollo en forma de horquilla, con los que a base de repeticiones crea dibujos secuenciales. Me pregunto de dónde sacaría tantos huesos iguales.

Pero no todo lo que hace me ha parecido tan inquietante, en su trabajo hay alguna cosa que verdaderamente me gusta mirar como su Fume, una pieza creada quemando el centro de un libro de hojas blancas, con lo que consigue un agujero de mil matices grisáceos, que a mí me recuerda un nido.

En fin que no todo en el ático va a ser estéticamente bello y amable, también hay hueco para trabajos más macabros, hoy tocaba, para los que no tuvieron bastante con las sillas de pelo.

Lo he conocido aquí.