«Art must be beautiful. Artist must be beautiful», esto nos repite mi admirada Marina Abramović, a modo de mantra, mientras se cepilla el pelo de manera obsesiva y violenta, hasta herirse la cara y el cuero cabelludo.
En esta hipnótica performance de 1975, la artista representaba, una violenta crítica contra la frivolidad y el narcisismo que envuelve el mundo del arte y sus protagonistas, algo que parece no ha cambiado mucho a pesar de los años transcurridos.
En una entrevista que concedió en 1999 hablando sobre esta misma pieza la artista contó que en aquel entonces, estaba convencida que el arte debía ser perturbador más que bello, pero que pasado el tiempo, había comenzado a pensar que la belleza no estába tan mal.
Quería dejar esa perturbadora reflexión visual, como ejercicio de pensamiento para el año que entra, esperando que cada uno saque sus propias conclusiones, Marina nos cuenta las suyas y esta mujer es muy sabia.
Buen 2011, queridos amigos.
gran reflexion
gracias y buen 2011 para ti tambien
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