La fotógrafa Irina Werning, estaba enamorada de las fotos antiguas, según nos cuenta, cuando iba a casa de alguien, se perdía mirando los antiguos retratos del pasado de sus moradores.
No lo hacía buscando una lejana estética retro, le gustaba mirar a las personas protagonistas e imaginar cómo se sentirían en este momento, recreando escenas de su pasado.
Dos años atrás, decidió hacer realidad este modesto e íntimo proyecto y comenzó a invitar a gente para retratarla siguiendo el modelo de una foto antigua. Para ello estudió minuciosamente hasta el último detalle de la escena, haciéndoles posar en la misma actitud, vistiendo las mismas ropas, y volviendo a los antiguos decorados. Por ahora, ha publicado unas 55 fotos revisadas.
Supongo que aunque suena muy divertido, algunos de los protagonistas habrá sentido cierta tristeza al recrear escenas del pasado, sobre todo de infancia y adolescencia, que por las imágenes, parecen haber sido bastante felices.
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