mayo 1st, 2019

Lo que ocupan los coches…

 

No parece que haya sido una tragedia, como pronosticaban los alarmistas, la implantación del Madrid Central con sus restricciones al tráfico; ni hubo grandes atascos, ni la gente dejó de poder ir a trabajar,ni por supuesto de hacer vida normal.

 

En general, los que vivimos en la zona y no dependemos absolutamente de los coches (cada vez somos más) estamos encantados.

 

Aunque algunos no lo crean, este tipo de medidas de control del tráfico, no las inventaron los que gobiernan en esta mi ciudad, ni grupos políticos con oscuros intereses deseando molestar a los pequeños empresarios…. Son éstas, normativas europeas difíciles de ignorar, aunque hasta ahora se haya hecho, trucando una realidad contaminada con medidores situados en jardines y entre arbustos.

 

 

Como alternativa a una movilidad que contamina y quita todo espacio al humano, que se ve imposibilitado para el disfrute del espacio publico, uno de los grandes retos para la movilidad, es fomentar el uso del transporte público y también de la bicicleta.

 

 

Parece que en Madrid aun no hemos avanzando mucho en lo del pedaleo, y el perfil de ciclista corresponde a varón, de mediana edad y en posesión de suficientes habilidades como para circular entre el tráfico” como no es mi caso, yo me muevo a pie que no está nada mal.

 

 

Poco consuela saber que este problema no es exclusivo de nuestras ciudades y que en el resto del mundo están a lo mismo, a retirar coches de las calles, con el mismo tipo de prohibiciones y también con campañas  y eventos de concienciación mas o menos publicitarios tipo Día Mundial sin Coches, Car Free Earth Day  etc, etc…

 

 

Lo que me lleva a lo que me trae hoy de vuelta al Ático, (no creeríais que me iba a poner a hablar del trafico de las ciudades…, bastante comentan otros que saben mas que yo), que es compartir una acción de guerrilla ideada por un grupo de activistas de la bici de Letonia,  Let’s Bike It que decidieron visibilizar lo que ocupa un coche en la ciudad  en relación a una bici.

 

 

Durante la Semana de la Movilidad Europea, salieron con sus bicis en hora punta, portando varias estructuras hechas con bambú con formas y medidas de coches reales, construidas con ligeras estructuras de colores que dejaban ver a los ciclistas en su interior.

 

 

Con ellas pasearon por la ciudad de Riga en las hora punta y desde luego, las imágenes hablan por sí mismas.

 

 

Personalmente, agradezco que en cuestiones de movilidad, se preste también atención a los desplazamientos a pie, agrandando aceras, haciéndolas mas cómodas para desplazarse, instalando pasos de peatones, agregando verde y espacios en los que descansar, y muy importante!!!!! vigilar con sumo cuidado, que las calles más transitadas no se conviertan en centros comerciales o bares al aire libre, con sus cubiertas de plástico, sus ventiladores y estufas, sus expositores de mercancía que terminan convirtiendo las calles en extensiones de los negocios privados…

 

 

En este sentido, en la ciudad de Puebla, colectivos urbanos pusieron en marcha una campaña llamada  #BájateYanda, para protestar contra  el favoritismo que le dan las autoridades a los automovilistas. Se quejaron así del exceso de infraestructura que fomenta el uso de vehículos y  el abandono que sufren los peatones y los ciclistas.

 

 

También buscaron crear concienciación a través de la imagen, y para ello crearon decenas de marcos del tamaño de un coche estándar y pasearon con ellos por el centro de la cuidad.

 

 

Explicaron que 30 automóviles ocupan una superficie de 600 metros cuadrados. En ese espacio se podrían mover a pie 600 personas o 220 en bicicleta, pero en realidad este espacio está reservados para que los autos circulen o se estacionen.

 

 

Otra iniciativa, esta vez privada, es la que se vio en el marco del Festival de Arquitectura de Londres. La empresa londinense Cyclehoop presentó un proyecto que trataba de aprovechar el espacio de aparcamiento en las calle demostrando  que en el estacionamiento de un solo vehículo, se pueden estacionar diez bicicletas. Para ello crearon una llamativa estructura para aparcar bicis en forma de silueta de auto.

 

 

La estructura era móvil, y lo fueron moviendo por la ciudad durante 2 meses. El objetivo era testar la demanda local de estacionamientos para bicicletas y definir dónde dejarla fija.

 

 

Esta preocupación por el espacio de coches no es nuevo, hace mas de 20 años, el ayuntamiento de Munich, encargó una foto que demostraba que 72 personas montadas en su coche ocupan prácticamente una calle ancha entera, con la consiguiente contaminación. Mucho menos espacio ocuparían las mismas personas en una bicicleta y, aun menos, montadas en un autobús. Los coches 1.000 metros cuadrados, mientras que las bicicletas ocupan 90 metros cuadrados y el autobús tan solo 30.

 

 

Otras instituciones han ido actualizando esta mítica foto y  unas de las imágenes que más se han visto es la que publicó la consultora de movilidad  International Sustainable Solutions tomadas en el centro de Seattle. En ellas se puede constatar cómo se ven en las calles 200 personas, primero en 177 autos, luego sin autos, luego en tres autobuses, en el tren ligero y finalmente en bicicletas.

 

 

Dejo aquí otras tantas visualizaciones del mismo tema y seguro que si me empeñara encontraría muchas más.

 

 

Aquí lo dejo por hoy, que me voy a dar un paseo, que casi no ocupa lugar….

 

 

 

 

 

 

marzo 24th, 2019

Reorganizando el contexto

 

Moviéndome mínimamente por parte del mas emergente y deslumbrante continente asiático, me he podido dar cuenta de que en sus megaurbes futuristas, lo que «se lleva» son los grandes espacios urbanos de ocio dedicados monográficamente a interpretar la naturaleza. Sofisticadas áreas pseudonaturales, no públicas, en las que se diseña, tunea, y doma lo verde, se coloca en ecosistemas creados por fantasiosos arquitectos, y se le injerta con tecnología punta para conseguir una experiencia 360 grados.

 

 

Si me paro a pensarlo, son como los parques temáticos de toda la vida, esos de cartón piedra, pero estos con una apariencia de película futurista de lo mas distópicas. Aquí también hay que pagar para disfrutar de árboles artificiales con apariencia casi real, pero que hacen la fotosíntesis gracias a grandes proyectores, con olores creados mediante algoritmos asociados a cada visitante, y que de noche se iluminan, cambiado de colores al gusto del artista invitado, todo con fondo musical creado con un programa que sonoriza la posición de las alineaciones astrales… por supuesto absolutamente autoabastecido, y ecológico y sostenible.

 

 

Mucho miedo, sí señor y muy caro todo también. El rico con la familia en vez de ir al campo a ver a la abuela, se mete para el cuerpo un espectáculo verde bien producido con oxigeno enriquecido, y el pobre que se ponga a mirar el salvapantalla del Window 95, si acaso.

 

 

Y al hilo de esta cosa tan apocalíptica que me ha salido, perdón, dejo por aquí el trabajo de Yuge Zhou, una artista china que se fue a vivir a EEUU y que desde una visión oriental se enfrenta a un mundo nuevo y desconocido, que mediante su cámara trata de conocer y hacer suyo.

 

 

Crea interesantes collages de video en los que recoge imágenes de este nuevo escenario en el que se encuentra luego las corta, recompone y ordena, con la intención de humanizarlas a su gusto, y transformarlas en un universo propio en el que sentirse protegida.

 

 

Cuenta esto la propia artista: Hace una década, dejé mi hogar en Beijing, donde la rápida transformación del paisaje urbano cambió radicalmente la vida de la ciudad y la gente, y vine a Estados Unidos para comenzar el viaje de un inmigrante. Desde China hasta América, y desde la costa este hasta el Medio Oeste, me he sentido profundamente intrigada por los espacios urbanos naturales y construidos que he recorrido y vivido: las características distintivas de estos espacios y el idealismo colectivo, la actitud y el ritmo de Las actividades de sus ciudadanos, que me resultan familiares y misteriosas.

 

 

El trabajo se origina en un simple deseo de hacer que las personas conozcan y reconsideren sus relaciones con el entorno, tanto en el mundo físico como en el psicológico en el que viven. Con la cámara como una extensión de mi visión, documento las «actuaciones sin entrenamiento» de Momentos cotidianos dentro de sus espacios confinados y reorganice y reúna estas documentaciones en escenas reunidas que a veces sugieren un fragmento narrativo incompleto, un cuento alegórico o una etapa en miniatura para contemplar, todo con un inesperado sentido de misterio, ansiedad, alegría o miedo. Este proceso de mirar y alterar me ayuda a destilar y comprender estos espacios y sus habitantes, no sin un impulso para poeticizarlos y transformarlos en mi propio universo psicológico de introspección y aislamiento.   

 

 

Las tomas fijas de la película estructural, así como la progresión del tiempo y el espacio en la pintura tradicional en pergamino chino han inspirado mi trabajo. La reconfiguración masiva del paisaje de Beijing a lo largo de mi juventud es también una lente a través de la cual se desarrolla el trabajo. Más que nada, el trabajo sale de las escenas que se desarrollan por casualidad frente a mi cámara. Cuando estas escenas se agregan, surge un ritmo, un ritmo esencial que de alguna manera define un lugar.

 

 

Moviéndome me dejó con un anhelo de arraigo e intimidad. Además de utilizar una perspectiva macro para retratar las comunidades públicas y el medio ambiente, también me interesan las historias y los espacios personales. Mi próxima serie explora las relaciones entre los miembros de mi familia en China y yo, en espacios confinados y en el contexto de años de separación completa en los que se encuentran muchos inmigrantes.

 

 

Mi medio de video digital elegido tiene para mí tanto un aspecto real como físico, mientras que permanece fundamentalmente inmaterial y efímero. Es un medio que cambia de forma, que a veces parece una pintura o una fotografía, y otras veces puede hacer ciencia y filosofía. Mi instalación siempre está compuesta de componentes digitales y físicos. Una de las técnicas que utilizo es el mapeo de proyección en los paneles de relieve, que mejora los destellos de las escenas y resalta la fisicalidad del video digital.

Pues eso… pasen y vean ustedes mismos el trabajo de esta artista, que yo sigo con mis Feeas, ellas son lo mejor que puedo hacer por mi propia supervivencia y la de la humanidad, je.

Para compensar tan malos augurios y montajes, os dejo este video, natural natural, y verdaderamente placentero. Es de Dimitar Karanikolov, está tomado en México, y nada manipulado…

 

marzo 6th, 2019

Lineas de luz contra el cambio climático

 

Una entrada rápida que aun ando resacosa de tanta feria de las vanidades en Madrid, para dejar por aquí una pieza artística que me ha hecho volver a creer en el poder de la luz.

 

 

Es que hace tiempo ya que no ando muy contenta con el panorama artístico/lumínico y su sumisión a los proyectores enfocados a fachadas con la intención de descomponerlas o tunearlas sin ninguna consideración, haciendo alardes para ello de grandes medios técnicos y presupuestos desorbitados.

 

 

Este trabajo está corriendo por todas partes, imagino que muchos ya la habréis visto, pero bueno, como esto es un archivo, merece la pena que lo deje archivado para el futuro.

 

 

Se trata de una pieza llamada Lines (57° 59′ N, 7° 16’W) y ha sido llevada a cabo por los artistas Pekka Niittyvirta y Timo Aho en Escocia.

 

 

La idea trata de concienciar sobre los peligros que supondrá el calentamiento global, y el efecto invernadero que provocarán que los polos se derritan y que aumente el nivel del agua, lo que acabará cubriendo grandes superficies de tierra y afectará a cantidad de población que se verá obligada a emigrar a tierras mas altas.

 

 

Para conseguir su objetivo, los artistas han echado mano de una simple línea, sencillo pero eficaz método para marcar niveles. En este caso es de luz, y funciona a la perfección como testigo visual que alerta sobre la altura que alcanzará el agua en la costa oeste de Escocia, concretamente en las Islas Hébridas Exteriores, si no se para el cambio climático.

 

 

Cuenta Pekka Niittyvirta sobre la pieza:

 

 

«Mediante el uso de sensores, la instalación se activa cuando sube la marea. El trabajo proporciona una referencia visual de la subida futura del nivel del mar.

 

 

La instalación explora el impacto catastrófico de nuestra relación con la naturaleza y sus efectos a largo plazo. El trabajo provoca un diálogo sobre cómo el aumento del nivel del mar afectará las áreas costeras, sus habitantes y el uso de la tierra en el futuro.

 

 

Esto es especialmente relevante en el archipiélago de islas bajas de Uist en las Hébridas Exteriores, en la costa oeste de Escocia, y en particular en el Centro de Artes y Museo Taigh Chearsabhagh en Lochmaddy, donde se encuentra la instalación. El centro ya no puede desarrollar su actividad  en su localización actual, debido a los pronósticos meteorológicos que fuertes tormentas y marejadas ciclónicas».

 

 

Las fotos hablan por sí mismas, así que mejor me callo y os dejo que las disfrutéis.

 

 

Lo vi en Designboom, bueno, yo y miles de personas más, y me encandiló por el discreto y atinado uso de las tecnologías en un proyecto de apariencia mínima.

 

febrero 7th, 2019

Nieva en el laboratorio

 

Antes de que la primavera se me eche encima como por arte de magia, y se derrita toda la nieve a mi alrededor, dejo por aquí la última parte de mi acercamiento a los cristales de hielo, hablando del trabajo deUkichiro Nakaya, otro héroe de los copos de nieve. Él fue el primero en crearlos de manera artificial, allá por el 1936.

 

 

Nakaya nació cerca del Mar de Japón en 1900, en la misma región donde se ambienta el maravilloso libro de Suzuki Bokushi, Hokuetsu Seppu» (Snow Country Tales), y precisamente este libro fue el que inspiró su trabajo científico, ya que además de relatar historias locales relacionadas con la nieve y maravillosos dibujos, contenía más de 180 bocetos de copos de nieve naturales.

 

 

Su padre quiso que fuera ceramista (lo que son las cosas en Japón), pero él contraviniendo su deseo, estudio física experimental y se doctoró en ciencias por la universidad de Kyoto.

 

 

Trabajando en la Universidad de Hokkaido, con pocos recursos económicos pero con mucha nieve a su alrededor, decidió estudiar los copos que él consideraba «jeroglíficos enviados desde el cielo»con métodos científicos.

 

 

Con la ayuda de un microscopio, tomó más de 3.000 microfotografías de copos de nieve y, a partir de ellas, pudo establecer un sistema de clasificación de cristales de nieve natural en siete grupos principales y muchos grupos menores.

 

 

Después, en 1935 fundó el Laboratorio de Ciencias de Baja Temperatura para tratar de crear cristales de nieve artificial en el laboratorio.

 

 

Según leo: «Generó vapor de agua en un tubo de vidrio hueco de doble capa, que luego enfrío. La labor no era sencilla ya que en vez de formarse copos de nieve, los cristales de hielo crecían como orugas sobre el hilo de algodón que usaba para la nucleación.

 

 

Nakaya continúo con sus experimentos, cambiando el algodón por otros tejidos, sin éxito. Un día encontró un cristal de nieve en la punta de uno de los pelos de un abrigo de piel de conejo: este hallazgo le llevó a producir el primer cristal de nieve artificial.

 

 

Así 3 años después del primer intento, produjo un cristal de nieve en la punta de un pelo de piel de conejo en su laboratorio. En diciembre de 1937, tomó fotografías de varios tipos de nieve artificial cultivada artificialmente; estas imágenes se inspiraron en el libro Snow Crystals del fotógrafoWilson Bentley que acababa de publicarse.

 

 

Nakaya descubrió la manera en la que los diferentes patrones se producen en la naturaleza y publicó su Diagrama Nakaya, que describe la relación entre el vapor, la temperatura, la sobresaturación y el exceso de densidad de vapor en las nubes. 

 

 

Observando el diagrama de Nakaya hay dos circunstancias que inmediatamente saltan a la vista. Una es que los cristales relativamente simples comienzan a volverse más y más complejos a medida que aumenta la humedad; las formas estrelladas y con múltiples ramas sólo se forman en altísimas condiciones hídricas.

 

 

Segundo, se verifica que la forma general se comporta peculiar y dramáticamente en función de la temperatura, cambiando de formas de placa a formas columnares cuando la misma desciende, y revirtiendo lentamente a placas si la temperatura sigue bajando.

 

 

Interesante saber, como cuenta el propio autor, que en los experimentos con nieve artificial, tuvo muchos fallos, pero se maravilló al ver que había contratiempos similares en la nieve natural.

 

 

En ocasiones, los cristales que comenzaban a formarse correctamente, se malograban  tomando formas tortuosa que desafiaban cualquier intento de categorización. Tales rarezas no podían ser Identificadas como cristales y se consideraban fallas y había que comenzar de nuevo.

 

 

Cito textualmente: «Sin embargo en la nieve natural, también se pueden encontrar formas extrañas similares. Después de descubrir la primera irregularidad, se notan otras, una tras otra, en varias etapas de desarrollo que muestran que la nieve natural también puede fallar para nuestro gran alivio. Una vez que encontré el ejemplo más maravilloso de desarrollo fallido en la nieve natural y grité: «¡Vengan, han cometido otro error!» Mi asistente, el Sr. H., se asomó al microscopio y su rostro se iluminó con una sonrisa de felicidad. 

 

 

Para saber más sobre sus estudios, el libro Snow Crystals: Natural and Artificial recoge todos sus descubrimientos.

 

 

En 1988 un equipo en Wisconsin demostró, contra lo que se creía anteriormente, que dos copos de nieve pueden ser totalmente idénticos si el entorno en el que se forman es suficientemente parecido. Con distintos experimentos, consiguieron demostrar que sí que existen copos de nieve idénticos… ¡a veces el conocimiento no da la felicidad! en fin…

 

 

Para cerrar el circulo de los copos de nieve, dejo aquí el nombre de Masaru Emoto  un especialista en medicina alternativa japonés, conocido por sus controvertidas afirmaciones de que las palabras, oraciones, sonidos y pensamientos dirigidos hacia un volumen de agua influirían sobre la forma de los cristales de hielo obtenidos del mismo.

 

 

Masaru expone agua a la influencia de la música, las palabras y los pensamientos. Luego congela las muestras y les toma fotografías. Según afirma, las vibraciones positivas -provenientes de la música hermosa, las palabras de afecto o los pensamientos positivos- configuran cristales con una estructura hexagonal clara, simétrica y brillante, muy similar a la de la nieve. Las vibraciones negativas -del agua contaminada, la música estridente o las palabras de odio- dan lugar a formas caóticas, asimétricas y oscuras.

 

 

Hay muchísimo material en internet sobre este «misionero del agua» libros como Los mensajes del aguadocumentales yo lo dejo aquí y me voy a ojear el documental con todo el escepticismo del mundo.

 

 

las imágenes que adorna este post no son de Nakaya, sino del libro de Suzuki Bokushi, Hokuetsu Seppu, sus ilustraciones originales y también imágenes de una instalación de luz que llevó a cabo el artista Takahiro Matsuo a partir del él.

 

Perdón por el tocho que me ha salido… Que no vuelva a pasar!!!!!!!.

enero 23rd, 2019

Acercando la nieve

Pensando ando estos días en los plagios, tan comunes en este cutremundo artístico que me toca vivir, en el que siempre existe alguien que oferta mas barato cuando no son los propios gestores los que fomentan las peores prácticas. En realidad el buen hacer les no importa demasiado, ya que las obras son para un corto uso.

 

También me voy por los cerros de Úbeda, maquinando cómo hacer que las cosas que salen de la cabeza de uno, vengan con una marca al agua que las haga irreproducible, y que si alguien se atreve a copiarlas, se le desprenda al momento algún órgano vital, o la propia cartera…

 

 

En fin, en esas cosas poco amables ando ahora, desgraciadamente son el día a día de muchos, que hemos acabado casi sin darnos cuenta moviéndonos entre gente hostil que habita los palacios del glamour artistoide, en los que se camufla para atacar, cuando la presa estás despistada, sacando garras de depredador, que tampoco tiene tan afiladas ya que sólo las usa con animales de menor envergadura.

 

 

Siguiendo con mis cavilaciones, cavilar como práctica estética?, no paro de preguntarme ¿dónde está la erotica que otros le ven a ser artista?, ¿a qué viene ese empeño en que se le reconozca a uno como tal?, quizás sea el sentirse deseado, como me decía una amiga, pero eso yo lo atribuyo más a la fama menos artística.

 

 

No me cansaré de repetir que es uno de los trabajos en los que mas fortaleza anímica hay que tener, y que mas ingrato y rastrero se vuelve cuando uno intenta vivir de él de una la manera digna, porque después de todos los chupinazos, toca rendir como cualquier profesional, y se exigen la mismas prestaciones, si no todas.

 

 

Si alguien se digna iluminarme lo agradecería, y ya puesto, que vuelva a convencerme de que merece la pena dedicarle esfuerzo al tema y no irse corriendo a estudiarse unas oposiciones…

 

Pero vamos, que los trabajos artísticos, mas bien en abstracto y sin nombres de por medio, me fascinan, este Ático es la prueba, pero los que se dedican a manejarlo me hacen vomitar, así que, escondida de ellos, mientras me dejen…

 

 

Al hilo de esto del plagio y de las piezas únicas e irreproducibles, me acordé, también por el frío que hace, de los copos de nieve, esas pequeñas bolillas apenas perceptibles y ligeras, que cuando se juntan producen frío helador y que esconden en su constitución, sofisticadas formas únicas, sólo apreciables en el microscopio.

 

 

 

Este recuerdo me lleva a Wilson Bentley que según sus contemporáneos descubrió el secreto de los copos de nieve, mirándolos a través de su microscopio y retratándolos, lo que le convirtió en un pequeño héroe, que se dedicó en cuerpo y alma a documental sus infinitas formas a través de mas de 5.000 archivos de cristales de nieve, todos completamente distintos y fascinantes, con forma hexagonal.

 

 

Su historia es bien interesante. Fue un granjero nacido en el 1865 en Vermont EEUU, y vivió siempre en la misma granja. Todos los días, como buen hombre de campo, registraba el tiempo en un cuaderno, en invierno, observaba copos de nieve y escarcha, y en verano se dedicaba a las gotas de rocío y las nubes. Suena fantástico ¿no?.

 

 

Cuando tenía 15 años, su madre le regaló un viejo microscopio y él, en su afán por conocer todo lo que tuviera que ver con la meteorología, puso copos de nieve bajo el microscopio para después intentar reproducir las formas a través del dibujos, pero como se derretían tan rápido no le daba tiempo a ilustrarlas.

 

 

Sus padres le compraron entonces una cámara fotográfica y durante dos años intentó fotografiar los cristales de nieve, pero las imágenes no salían bien nitidas. Finalmente en 1885,  tuvo éxito y gracias a la fotomicrografía pudo «congelar» sus formas antes de que desaparecieran.

 

A pesar de vivir en el campo, fue muy popular en su época, tanto que se le conocía como «Snowflake» Bentley. Sus fotografías aparecieron en muchas revistas y artículos, y en 1931, publicó el libro «Los cristales de nieve», con 2.400 imágenes. Su familia y vecinos sin embargo le tomaban por loco y su padre creía que se ocupaba de menudencias, siendo la madre la única que le alentó a continuar.

 

 

La comunidad científica le consideró el primero en desvelar la verdadera forma de los cristales de nieve y el Smithsonian conserva una gran parte de su colección de fotos.

 

 

Para él, los copos de nieve eran verdaderas joyas a las que había que mimar, con un diseño único y efímero, que él debía perpetuar. Es muy interesante leer lo que cuentan en su web sobre sus motivaciones, no las transcribo por no hacer esto eterno.

 

Murió de neumonía, muy propio, en su granja, en el invierno de 1931.

 

 

Pero… siguiendo con el tema plagio, (que en este caso por supuesto no fue tal), hace pocos años se descubrió, que el primer fotógrafo de copos de nieve no fue Bentley sino Johann Heinrich Flögel, un académico alemán, abogado, astrónomo, científico y fotógrafo de vida silvestre, que ya estaba trabajando en este tipo de fotografías años antes, aunque nunca las registró.

 

 

Él indiscutiblemente fue el primero en lograr fotografías de cristales de nieve, se sabe porque en una de las fotos encontradas en sus archivos, anotó en los bordes que era de un copo de nieve que había caído el 1 de febrero de 1879 y había tomado la foto con un aumento de 46x, eso fue unos 6 años antes que las primeras de Wilson. Pero nadie supo de esto hasta el 2010, y por supuesto nunca se llevó ningún reconocimiento por ello.

 

 

Poco más sé de sus copos de nieve, que no hay mucha documentación en internet.

 

 

Me guardo para el próximo día a Ukichiro Nakaya, un cultivador de copos de nieve que merece una entrada para él solito, pero cuando esté de mejor ánimo.

 

Me crucé con este artículo que me despertó la curiosidad y de ahí fui tirando de la info. Las imágenes son de google.

 

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