
Parece, según sugiere el trabajo de Jose Ruíz, que en Gran Canaria, las esculturas en las rotondas son un auténtico canto al mal gusto, pagado con el dinero de todos los contribuyentes.

Circular por sus autopistas, sobre todo las del sureste de la isla, observar sus circunvalaciones y fijar la vista en la iconografía de sus rotondas, supone un encontronazo con lo peor de la escultura «costumbrista» además de experimentar un salto hacia atrás en el tiempo, tanto por la utilización de materiales, como por los temas tratados en estos monumentos rotondiles…

En este marco, la obra de Jose Ruíz, trata de «abrir un diálogo sobre las intervenciones “artísticas” que se han producido en las islas en los últimos años y denunciar los encargos políticos realizados sin ningún criterio profesional para intervenir en el espacio público.

Y ¿cómo lo hace?. Pues mediante una intervención de lo más sencilla, que «consiste en montajes fotográficos de algunas rotondas con pequeños carteles donde escribe: «el arte público no es decoración»; «el arte público debe ser político, no politizado»; «la ciudad está llena de obras inútiles pagadas con dinero público» o bien «la isla se ha inundado de horrores bienintencionados».

Con el uso de estos mensajes, fácilmente entendibles, situados en el mismo escenario que se cuestiona, el artista intenta fijar la atención en esta realidad que la fuerza de lo cotidiano, ha convertido en irrrelevante para los automovilistas.

Además invita al debate sobre los usos y abuso que se cometen en el espacio público en nombre de una cultura popular obsoleta y mal entendida.

Es imprescindible para entender bien los antecedentes de este trabajo, la lectura del texto Desde el coche de Saro Alemán, profesora de la E.T.S. de Arquitectura de Las Palmas de Gran Canaria.

Y sin más, aquí quedan las imagens de la obra, verdaderamente estos monumentos son para tener un accidente.









































































































