De este arquitecto, me gustan sobre todo sus instalaciones urbanas hechas de madera, que parasitan de edificios representativos y que yo interpreto como vías de escape que ha puesto el artista para dar una escala humana a tanta arquitectura monumental.
Eso es lo que ha hecho con esta pieza que tanto me gusta, levantada con miles de sillas que crece a la sombra de la Chapelle Saint-Louis de la Salpêtrière en París.
Me recuerda a la escultura de Doris Salcedo, pero que en el caso de la de Tadashida cabida en su interior a un espacio que me parece ideado para el recogimiento, en el que la luz llega filtrada por las rendijas que dejan la pila de sillas, colocadas en forma de laberíntico cáos.
Recomiendo que echeis un ojo al resto de sus instalaciones igualmente interesantes, hechas con materiales naturales y que no resultaría raro encontrar en paisajes rurales, aunque en este caso, el autor haya elegido para su instalación, zonas más bien urbanas.
Gracias Román por dármelo a conocer, me ha encantado.
Siento que las fotos sean de tan mala calidad, pero el artista las ha publicado así en su web.
Bonito el trabajo con sillas realizado por la artista Loren Schwerd una mujer, para mí, de gran sensibilidad, con la que ha impregnado sus esculturas.
De todo lo que ha hecho, me quedo con la série de esculturas Loveseats, en la que ha manipulado, de manera artesanal, sillas tradicionales, amalgamándolas con pelo y piel, con la intención, según la artistas, de humanizarlas y hacerlas más familiares e íntimas.
A mí me gusta mirarlas, me parece un trabajo muy femenino y frágil, cuando me topé con las imágenes, sin haber leído nada, ya sabía que las había realizado una mujer, lo que en principio no es ni bueno ni malo, simplemente algo obvio.
Hoy me acerco a la obra de la artistas ucraniana Ana Rewakowicz que se dedica a crear objetos inflables, como esculturas de plástico transparente, que funcionan como habitas personales, en forma de vestidos, como arquitecturas móviles o como entornos relacionados con el medio ambiente.
Su más reciente obra, creada junto con Annu Wileniuspara para la Generaattori Galleria es una incubadora de plantas, que se mantienen vivas dentro de una burbuja transparente, sin necesidad de luz natural y alimentándose de agua que les llega desde el suelo gracias a sus largas raíces.
Uno de sus trabajos previos es la Conversation Bubble, que actúa como sala de terapia familiar y que consiste en una burbuja de plástico en la que se pueden meter 5 personas a las que sólo les queda libre la cabeza para comunicarse, quedando el resto del cuerpo inmóvil. Para salir de esta burbuja, deben dialogar y ayudarse, ya que cada uno por sí mismo, no puede hacerlo.
En sus obras Dreessware y SleeepingBagDress, la artista se inspira en el trabajo de Archigram y crea vestidos de plástico transparente e inflables que se convierten en habitáculos para vivir, generándose una tipología de ropa que pretende ser arquitectura transportable, útil en situaciones de emergencia.
En la obra Travelling with my inflatable room la artista estuvo viajando durante mes y medio por Canadá con una caravana y una casa inflable, hecha reproduciendo su propio apartamento. Todos los días de su viaje la artista montó la casa en una diferente ubicación, zonas urbanas, parques, locales, sotanos, la calle también en zonas rurales como parques campings, pueblos abandonados…
Con esta instalación pretendía conectar las ideas de casa y nomadismo, ese modo de vida que no da importancia al sueño de una patria, mediante el concepto de un hogar portátil que esté disponible en todo el mundo.
En Ice Dome Project explora la idea de arquitecturas temporales, que se crean a partir de una ligera estructura y que se valen del uso de las condiciones climáticas para tomar consistencia. En este caso, la formación de una capa de nieve, hizo que el refugio adquiriera solidez y fuera algo más usable.
Unas imágenes que me han inspirado. Son de la instalación que Stig Tommy Høvik, artista noruego, ha realizado para conmemorar la Kristallnacht, o Noche de los Cristales Rotos celebrada el 10 de noviembre, día marcado como comienzo del holocausto judío en 1938.
El nombre, se asocia a la imagen de cristales rotos que lleno las calles de Alemania, cuando los nazis rompieron los escaparates, para saquear las tiendas judías.
Y eso es lo que ha querido recordar el artista con su obra Broken glass, moving head, enmarcada en los actos organizados en Noruega ese día contra el racismo y el olvido.
El escenario fue la Catedral de Nicaros en Trondheim y el evento, un concierto benéfico. Su pieza consistió en una gran montaña de cristales rotos, de 15 toneladas, situada en el centro de las naves de la catedral, lo que le daba una presencia absoluta.
Las piezas de cristal fueron iluminadas cenitalmente por un foco intenso, que producía destellos que flotaban por todo el espacio de la catedral.
La asociación de ideas es algo básica, pero ver cómo un espacio sagrado ha sido llenado de un montón de cristales rotos sin valor estético, ni monetario, ni artístico y conseguir que fuera el protagonista absoluto de la velada, me agrada sobremanera. Quiero saber a quién han tenido que rezar para conseguirlo… es para rezarlo yo también…
Y sin más, las imágenes, que tampoco son muy buenas que se diga…
Muchas cosas confluyen para que no me quede más remedio que considerar la obra de William Kentridge como imprescindible dentro de mi particular panorama artístico.
La primera es, como ya sabrán los que pasan por aquí con frecuencia, que soy amante de las sombras y este hombre las ha creado impresionantes a lo largo de su carrera.
La segunda, tiene que ver con mi pasión por el teatro, para el que el artista ha trabajado creando piezas de gran complejidad creativa e imaginación desbordante.
La tercera, la atracción, que cada vez más, me produce el arte de la animación, sobre todo si ha sido realizado por artistas plásticos, sirva de ejemplo la archiconocida Muto de maestro Blu.
Pues es que este señor lleva haciendo este tipo de trabajos artísticos tan contemporáneos, desde hace mucho tiempo y tengo que reconocer que lo hace increíblemente bien, con un lenguaje tan actual, que me da la sensación que muchos están bebiendo de sus fuentes, lo que de ser cierto sería estupendo, pues es un magnífico ejemplo a seguir.
En su trabajo de animación: «emplea una técnica característica de su producción: dibujos realizados con carboncillo son implementados sucesivamente siempre en la misma hoja, al contrario de la técnica de animación tradicional, en la que cada movimiento se dibuja en una hoja separada. Así, los vídeos y películas de Kentridge conservan las huellas de los dibujos que han sido realizados anteriormente. Sus animaciones tratan las cuestiones políticas y sociales desde un punto de vista personal y, algunas veces, autobiográfico, puesto que en algunos trabajos el propio autor se retrata en los dibujos.
Además es muy característico de su técnica la utilización de la marcha atrás, con la que consigue resultados tan curiosos como dos de sus piezas Fragments for George Melies.
Hay mucha documentación sobre este autor, así que no me voy a extenderme más, podéis ampliarla, cómo no, en Google y para ver gran parte de sus animaciones os remito a YouTube. Yo ahora me siento un poco abruma para seguir contando cosas y además quiero continuar viendo su trabajo, que me tiene enganchada.
Y hablando de un auténtico precursor de la animación contemporánea, las joyas creadas por George Meliès a partir de 1900 dejarán boquiabierto a más de uno, a mí sin ir más lejos, cuando he visto esa maravilla de Viaje a la Luna. Otro día le dedicaré un escrito para él solo.
Mucho que ver en este post de sombras en movimiento, las que ilustran este artículo las he sacado de aquí.
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