Me temo que mi deriva personal está haciendo que cada vez hable menos de decoración, también puede que sea porque cada vez hay más blog que se dedican al tema.
Me pasa, que intentando mantener a raya mi RSS, me topo con las misma noticias en mil sitios, el mismo objeto, las mismas fotos y los mismos textos y eso cansa mucho.
Así que con andar errático, vago por aquí y por allá, buscando cosas que me inspiren y me hagan sentir bien, porque ahora mismo, una lámpara de más de 6.000 euros me emociona menos que antes, bueno, salvo honrosas excepciones, que haberlas hailas.
En fin, que en este momento de risparmio emocional, me ha llamado la atención a la vez que conmovido una acción aparentemente insignificante.
Un grupo de Flickr se dedica a fotografiar desire path (caminos del deseo) también llamados desire line, términos arquitectónicos que definen esos caminos que aparece espontáneamente en la naturaleza y que tienden a corregir, simplificar o mejorar los impuestos por los planificadores.
Son muy reconocibles, suelen estar en terrenos verdes que han quedado despoblados de vegetación por la erosión de los pasos de los paseantes. Normalmente unen dos puntos por la distancia más corta, pero también puede ser que nos conduzcan a un lugar con cierto interés paisajístico pero que se sale de la ruta impuesta.
Seguro que alguna vez os habéis preguntado, quién fue el primero que decidió salirse del camino construido para iniciar uno de esos desire path por los que transitáis con frecuencia, ¿serán la creación de una sola persona a fuerza de constancia, o habrá sido iniciado por alguien y seguido por los demás por pura comodidad?.
Uno de los primeros que los fotografió fue el aventurero Nick Crane y los menciona en su libro Two degrees west. Se refiere a ellos como la huellas de pies anarquistas con voluntad propia, independientes de las intenciones de los constructores. Afirma, que están hechos con gran pasión, por aquellos que optan por el libre albedrío, dejando las funciones autómatas a un lado, al explorar el paisaje.
A mi me encanta el nombre y el proyecto de fotografiarlos y desde que he dado con él he decidido prestar más atención a esos senderillos. En el fondo, me hubiera gustado haber iniciado alguno en mi vida, a lo mejor en mi infancia… porque ahora… en la ciudad… es complicado….
Espero también haber llamada vuestra atención sobre estos pequeños y modestos caminos, que desafiando los trazados impuestos, surgen espontáneos por aquí y por allá.

Desire paths… que bonito nombre…











