Que a los japoneses les encanta el plástico es algo obvio, comidas y bebidas de extraños colores en envases plasticosos de formas imposibles, esa es la imagen que la mayoría de las veces exportan a occidente.
Pero debido a ese amor que tiene por las tradiciones también nos sorprenden con increíblemente bellas formas de empaquetar sus productos, sobre todo tratándose de alimentos frescos.
En el libro How to Wrap Five More Eggs, podemos alucinar viendo el esmero que ponen en este tipo de packaging, que en sus expertas manos, se eleva a la categoría de arte.
Utilizan materiales naturales como papeles reciclado, tejidos de algodón y en muchos casos hojas, bambú, corteza de árboles, piel de frutos, paja … materia orgánica que entretejen y pliegan componiendo formas que mucho tiene que ver con el origami.
Este tipo de envases naturales surge de la necesidad de conservar los alimentos frescos aunque también intentan facilitar su transporte. Los de ahora han perdido esas características, porque la mayoría de las cosas se conservan en frigoríficos, a los que llegan directamente en bolsas del supermercado.
Este tipo de delicatessen artesanales no está al alcance de todo el mundo, los costes de la fabricación a mano, encarecen tanto estos productos, que las empresas han tenido que ingeniárselas para crear un tipo de packaging, que producido en serie, conserva esa apariencia natural y hecha a mano.
En Pingman han recopilado piezas originales y su imitación industrial y algunas desde luego dan el pego, aunque las originales por supuesto siempre ganan, no sólo estéticamente sino por el placer que conlleva abrir cada uno de estos paquetitos tan primorosamente elaborados.
Si no sois capaces de distinguir el original y la copia, en el artículo original lo desvelan.
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