octubre 31st, 2008

Uff… que llega la navidad… o eso dicen los que ponen las luces…


Hoy nada de risas, lo siento, estoy enfadada, enfadada y enfadada y es que aún no estamos en noviembre, hasta hace pocos días iba en manga corta y de golpe, ya tenemos las luces de navidad instaladas en muchos barrios de Madrid.


No es que me extrañe demasiado, porque en tiempos de crisis muchos pensarán que no hay nada como encender las bombillas mágicas para que todos corramos alienados a comprar como locos y a gastarnos el dinero que no tenemos.


Presiento que este año, las navidades se van a adelantar, por lo menos un mes y que van a relucir más que nunca, a base de algo tan facilón como consumir energía a lo loco.


Ya estoy imaginando el tremendo lucerío que se va a montar en las calles más comerciales y lujosas, seguro que diseñan los de siempre, esos que no tiene ni idea de contaminación lumínica, de ahorro de energía y de contención, porque de lo que saben es de patrones, de tejidos o de otras cosas…


Estos, harán sus bocetos a lápiz, y otros se los cuajarán de puntos de luz, que más tarde se convertirán en luminarias extensivas, que parece de que se te hubiera caído la noche más estrellada encima cuando caminas por debajo y que a mí y seguro que a muchos otros, nos producen incontenibles ganas de llorar, cuando las vemos.

Pero ya se sabe, en tiempos de crisis, hay que aparentar y deslumbrar, viva el lujo, el dorado, el oropel y las bombillas… total, si para cuatro ricos que somos… quién dijo ahorro…


Así que vuelvo a la carga, para recordar algunas alternativas luminosas de menor consumo, que ya dejé aquí el año pasado, y además aporto, como novedad, las increíbles creaciones del artista Yann Kersalé, que utiliza la luz como pincel, con el que pinta sobre el cielo oscuro… y hay qué ver los resultados tan bellos que consigue, sin sobrecargar el consumo, o por lo menos, es lo que a mí me parece.

Aunque merece la pena echar un vistazo a todo su trabajo, yo me quedo hoy con los que me parece que podrían tener más que ver con temática navideña, que es de lo que estaba hablando.
Como ejemplo, su creación más reciente, en la Grand Place de Bruselas, llamada Convergence y que consistió en suspender tiras de luz discontinua, que nacían de las cuatro esquinas de la plaza y convergían y se cruzaban con un aparente cáos, pero que en realidad estaban marcándo unos posibles caminos intermitentes, en el cielo nocturno.


Iluminación de gran impacto visual y belleza, que se consiguió sin tener que recargar el espacio, con luces innecesarias.


Su obra L’Amorse du Bleu no tiene que envidiar en nada a la anterior. En ella, el artista marca el recorrido de un tranvía, por las calles de Niza, consiguiendo un efecto de trazos difuminados, de una belleza azulada.


Por último quiero dejar también L’amer, intervención con luz sobre la fachada del Musée d’art moderne de Mónaco, en la que el artista dibuja círculos concéntricos también discontinuos y lo hace mediante puntos de luz azul.


Pues lo dicho, que a ver si esta crisis, que parece que está sirviendo para que muchos aprendamos el significado de la frase «política de contención», también alcanza a los planificadores de la iluminación navideña, a los comerciantes y a los diseñadores, de la clase que sean, que por estas fechas pretendan hacen funciones de lighting designers.


Lo he conocido aquí.

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