Hoy retomo uno de los temas que más me ha interesado desde que comencé el blog y que ahora, quizás por estar un poco saturada, he dejado algo apartado, aunque me sigue interesando por supuesto.
Son esas intervenciones de guerrilla, en el espacio público, que con mínimo presupuesto y máxima creatividad, apropiándose de los elemento que ya existen y que no se están usando o que incluso molestan, ayudan a que los ciudadanos interactúen y se diviertan en él.
Uno de los más activos hackivistas urbanos es Florian Rivière, fundador y director desde 2008 del colectivo Démocratie Créative de los que ya he hablado por aquí. Ahora ha publicado sus últimas producciones en solitario y me gustaría repasarlas ya que algunas son de lo más ocurrentes.