En mi búsqueda de la cosa imperfecta, del material reutilizado y del objeto que tiene aspecto de haber sufridos alguna que otra batalla, no puedo dejar de hablar de los muebles de madera, que elabora de forma artesanal, la empresa holandesa
Piet Hein Eek.
Están especializados en trabajar la maderas de deshecho, que ellos seleccionan y tratan cuidadosamente para que no pierda la calidad, los colores y las texturas originales. Consiguen que materiales sin valor, deshechos de la industria, inservibles para otros, adquieran una apariencia que se podría considerar, artesanalmente sofisticada.
Cada pieza es única, porque el material con el que trabajan también lo es, cada color, cada imperfección, cada textura irregular, cada retazo de imagen impresa que se conserva en la madera, la convierten en exclusiva.
También trabajan las maderas nuevas, los metales, el aluminio, el acero, la cerámica y el cristal, aunque a mí los que de verdad me interesan son los de madera reutilizada.
Tienen una la colección básica con producto más o menos estándar, también realizan muebles y construcciones por encargo, en la que se ciñen a las peticiones de los cliente y otra línea creativa, con la que fabrican piezas más artísticas y personales.
Me gustan sus muebles, porque todas las irregularidades del material, causadas por el paso del tiempo los hacen especiales y dan ganas de cuidarlos para que no sufran más. Además la combinación de colores algo desvaidos, les dan un aspecto entre industrial, viejo, antiguo, y moderno y rústico y sucio que me resulta interesante.
Eso sí, hay que dosificarlos mucho mucho, yo nunca pondría más de una pieza en mi casa, pues correría el riesgo de que mi ático se convierta en una casa de campo de lo más rústico, cosa que me horrorizaría.
Por cierto, que siempre se me olvida decirlo, en Madrid estamos celebrado un largo mes monográfico sobre diseño Holandés, y se nos ha llenado la ciudad de exposiciones y conferencias de lo más interesantes. Dicho queda.