febrero 21st, 2019

Máquinas gamberras

 

Las cosas que hace Anna Vasof parece que no llevan a ninguna parte, que no sirven para nada. Sus inventos trabajan en precario para automatizar errores y esto a mis ojos resulta inspirador, ya que siempre he pensado que los errores y los prototipos fallidos en las primeras fases de desarrollo, pueden resultar grandes experiencias artísticas.

 

 

Es más, reivindico que cualquier creador debería tener derecho a errar reiteradamente, que es muy sano y que quita transcendencia a todo lo que se hace, sin restarle un ápice de creatividad.

 

 

A lo que iba, que esta mujer es una auténtica maestra cacharrera y ha creado montones de inventos encantadoramente inútiles, incluso diría boicoteadores.

 

 

Sus maquinas está llenas de sentido del humor y de sentimientos propios, por no hablar de sus ocurrentes videos llenos de imágenes absurdas repetidas, que al encadenarse dan vida a películas cortas de insospechados resultados.

 

 

Ademas de divertirme viendo su trabajo, me ayuda a compartir ratos estupendos con mis sobrinos, que flipan con tanto objeto cotidiano mutado para especializarse en travesuras, si incluso los hay que se sublevan contra su propia creadora.

 

 

Por contar alguna pieza, está el autorretratos que se golpea, las maquinas que fabrican lagrimas, libros con palabras que caen, aspiradoras que se llevan el cosmo, martillos que clavan y desclavan al mismo tiempo, herramienta para brindar en solitario, libros que juegan al ping pong, lenguas gigantes que interrumpe el paso… Mis favoritas Mechanisms of Happiness y esos zapatos mecánicos, que no están nada mal tampoco.

 

 

Os invito a pasar un buen rato de videos, yo lo dejo aquí y me voy a morir un rato de la envidia al pensar en lo bien que se lo debe pasar esta mujer haciendo sus surrealismos de andar por casas, con esa apariencia lúdica pero que esconde mucha mas enjundia que casi todo lo que veo. Pero qué lista es esta mujer!!!!!!!.

 

 

Después, si os queda tiempo y ganas, podéis echar un ojo al trabajo de  Dominic Wilcox, dedicado a la creación de diseño de productos también absurdos e inútiles, pero que uno quería poder usar para sentirse algo mas niño.

 

 

diciembre 19th, 2018

Flores de tráfico

 

Me resulta gratificante pararme en las menudencias del día a día, me satisface sobremanera, sobre todo si me topo con circunstancias casuales o fuera de lugar, pequeñas cosas que están mal o que se descomponen por el paso del tiempo, eso me lo apropio en forma de imágenes en mi móvil.

Y no soy la única que se fija en estas cosas, hace tiempo sí creía que era original, hasta que llegó Instagram y me desveló que todo el mundo anda la caza de sus #desordenesurbanos, como yo los llamo, (creo que merecen tener nombre, vista la profusión).

 

 

Pero hay gente que además de observar las insignificancias, las interviene para hacer de ella algo casi mágico, y me causa tanta admiración esa habilidad, por no decir envidia, que doy vueltas a la cabeza para ver cómo yo misma puedo pasar de mero observador pasivo, a activista de lo cotidiano.

 

 

Mientras lo consigo… o no.., dejo aquí un divertimendo del artista Mathieu Tremblin que me ha provocado un calorcito en el corazón.

 

 

La pieza se llama Parking Tickets Bouquet y como su nombre indica, se trata de un ramillete de papiroflexia hecho con tickets de parking, bueno, más bien son multas de aparcamiento, encontrados en los parabrisas de los coches de alguna calle belga.

 

 

Esto es todo, y es mucho… por lo que sin mas que decir, os invito a ver mas acciones de este artista callejero, que tienen su gracia.

 

 

Además, bajo el nombre de Les Frères Ripoulain ha trabajado con el artista David Renault en muchas otras pequeñas acciones urbanas.

 

 

Encontré su trabajo en Tumbr y las fotos las he sacado de las páginas del autor.

 

 

 

 

 

 

 

 

agosto 19th, 2018

Cuando el plancton sea de plástico

 

Imágenes engañosas que sirven de llamamiento a la pandemia de deshechos plásticos que enferma a todo el planeta, nada mejor para ilustrarlo que las fotografías de Mandy Barker.

 

 

Esta mujer trabaja codo con codo con científicos de todo el mundo para recolectar basura de playas y océanos, una vez en su estudio, fotografía los deshechos encontrados y con photoshop crea composiciones, con las que trata de reproducir la forma en la que el agua del océano mantiene estos objetos en suspensión.

 

 

El espectador, al mirar sus fotos, ve constelaciones, planetas, explosiones de color, y todo tipo de composiciones visualmente muy impactantes pero que en realidad están formados por basura de los océanos.

 

 

Cada serie esta inspirada en diferentes problemas relacionados con el plástico que ha ido detectando a lo largo de sus viajes y normalmente están llevadas a cabo con materiales de uso local, que ella recolecta y clasifica meticulosamente por temáticas.

 

 

La mayoría son pequeñas piezas que los animales han intentado masticar, hay bolas de plástico, balones de futbol, todo tipo de basura contemporánea, mucha manufacturada en china botellas de plástico y muchos otros objetos que llevan flotando años en el mar y que aun no se ha terminado de descomponer.

 

 

La artista lo cuenta así: «El objetivo de mi trabajo es involucrar y estimular una respuesta emocional en el espectador al combinar una contradicción entre la atracción estética inicial junto con el mensaje de concienciación.

 

 

El proceso de investigación es una parte vital de mi desarrollo ya que las imágenes que hago se basan en hechos científicos que son esenciales para integridad de mi trabajo. 

 

 

El impacto de los desechos oceánicos es un área que he documentado durante más de 8 años y me he comprometo a trasmitir a través de mi interpretación visual. En colaboración con la ciencia, espero que conduzca finalmente a una acción positiva para abordar este creciente problema ambiental que ya es la preocupación mundial actual. » 

 

 

Sus trabajos, como ya he dicho, son de gran impacto visual, y no es que me rechiflen, quizás por la espectacularidad de los resultados y porque son demasiado evidentes, pero uno, solo de ellos me ha motivado para hacer este post.

 

 

Se trata de la serie Beyond Drifting: Imperfectly Known Animals mas íntima y sugerente que el resto y en la que mediante una representación casi en blanco y negro simulando el  formato de los espécimen de microscopio, nos hace creer que estamos delante de una visión aumentada de distintos tipos de plancton marino. En realidad  se trata de trozos de plástico que ha recogido en las costas de Cobh, en Irlanda.

 

 

Estos materiales los ha fotografiado sobre un fondo oscuro y sobreexponiéndolos ha conseguido simular que flotan en movimiento, el negro del fondo nos hace pensar en la profundidad mas oscura del océano.

 

Para desarrollar esta serie se basó en los estudios del biólogo naturalista John Vaughan Thompson, que trabajó en esta zona de Irlanda allá por el 1800. El se dedico a estudiar el plancton y animales marinos que él consideró imperfectos. Escribió un libro sobre ellos, del cual la artista ha tomado el nombre para su serie, «Zoological Researches, and Illustrations Or Natural History Nondescript Or Imperfectly Known Animals», y que podéis ver aquí.

 

 

El trabajo final, bajo la influencia de John Vaughan, se presenta como un viejo libro de ciencias, que además de reflejar la situación actual con respecto a la ingesta de plástico de los organismos, también incluye descripciones y figuras registradas por el biólogo en sus memorias. Para mi gusto, esto del formato libro antiguo es un poco excesivo, e innecesario.

 

 

Por lo demás, tengo que reconocer, que con sus imágenes manipuladas, ha conseguido dar forma a una bonita metáfora para evidenciar un problema tan serio, mostrándonos de manera delicada, la ubicuidad del plástico en esta era antropocénica, encapsulando en miniatura, el problema de un mundo imperfecto, en el que el plástico que se come el plancton, finalmente acaba llegando a nuestro cuerpo con la ingesta de pescado, lo que acabará pudrirnos, lo mismo que nosotros estamos haciendo con la naturaleza.

 

 

Del plástico venimos y en plástico nos convertiremos, y si no, al tiempo…

 

 

La fotógrafa, muy popular, ya la conocía y las fotos las he sacado de google.

 

 

julio 28th, 2018

Escenas de ladrillo

 

Los trabajos de Kate Newby me tienen encandilada, y desde que los descubrí, no hace tanto, me sorprendo tratando de encontrar en los #desordenesurbanos que meticulosamente catalogo en mis paseos diarios, coincidencias con el trabajo de la artista.

 

 

Y es que sus piezas encajan a la perfección con lo que me apetece mirar y admirar, un tipo de trabajo sensible con el entorno y de sorprendente levedad en la ejecución, un canto a las minucias… casi nada!!!!!

 

 

A golpe de sutileza poética, la artista es capaz de hacernos quedar enganchados a delicados montajes que de no estar en la galería, fácilmente podrían confundirse con azarosos accidentes en el paisaje que solemos pasar por alto, pero que son los que acaban dando identidad a los escenario en los que nos movemos.

 

 

Lo que esta mujer nos presenta, es una recreación mejorada de pequeños detalles de la vida real mirados desde muy cerca, y que al estar situados en un espacio expositivo, adquieren un valor inusitado. Una vez vistos a través de su mirada, nosotros mismos trataremos de encontrarlos a nuestro alrededor y para ello nos toca miran con mas detenimiento e intención, o algo así es lo que a mí me ha pasado.

 

 

Crea piezas muy variadas, resueltas con todo tipo de materiales de uso cotidiano, telas, guijarros, vidrio, cuerdas, cemento, Todos se pueden encontrar en la calle, ella consigue dignificarlos.

 

 

Pero, las que a mí más me interesan, son las que lleva a cabo con ladrillos rústicos con los que forma una plataforma ordenada sobre la que coloca sus «esculturas mínimas». Otras veces directamente interviene en ellos, grabando a mano huecos en los que suele insertar objetos.

 

 

Estos elementos, muchas veces los encuentra en la calle y en otras ocasiones los compra, pero en cualquier caso, es importante que vengan de cerca.

 

Estudia minuciosamente el entorno, y se detiene sobre todo en escenas de carácter efímero en las que suelen estar reflejados los usos que el hombre hace de su espacio, después trata de recomponerlas a través de una interpretación personal de los materiales implicados.

 

 

Clavos, monedas, anillas de latas, vidrios rotos, maderas, hierros, plásticos y objetos inservibles del entorno son muy frecuentes en su trabajo, otras veces copia la forma de estos objetos de uso común y los reproduce con otros materiales, plata, metal, bronce, arcilla, latón… En ocasiones, también inventa ella misma piezas, que se puedan insertarlas en los huecos que previamente ha creados en los ladrillos.

 

 

Después, los muestra al publico, jugando con el espacio expositivo, difuminando los limites para conseguir que trabajo y entorno se mezclen, y en este juego consigue implicar al espectador que intentará descubrir dónde está la creación y qué es lo que ya formaba parte del paisaje. Para disfrutar de este juego, sólo se requiere sentido común y sensibilidad.

 

 

Como mis explicaciones pueden ser muy básicas, es lo que hay, os dejo un texto mas sesudo que acompaña a su exposición en la Galería Lulu: «A menudo, apropiándose de los materiales y lo vernáculo de la arquitectura, Newby crea intervenciones escultóricas hechas a mano, que funcionan simultáneamente contra y, a su vez, con las condiciones de un ambiente dado. Evocando tanto las cualidades físicas como líricas de los materiales (usualmente mundanos, materiales corrientes como hormigón, textiles así como cerámica), su trabajo prevé un encuentro y dispone una acción –colapsando y confundiendo las líneas entre proceso y producto, el hacer y el documento.

 

 

Siguiendo su inclinación traviesa por dejar el espacio de exhibición, Newby ha creado una serie de intervenciones que se circunscriben pero a la vez van más allá del espacio habitual, el cubo blanco de Lulu, para discretamente fugarse en los alrededores.

 

 

Esta inclinación tiene poco que ver con un aire de rebeldía o de Crítica Institucional y más que ver con un rechazo explícito a situar un encuentro prefijado con el arte (es decir, como un fenómeno meteorológico). Newby busca, mejor dicho, poner en relieve, incidentalmente, las condiciones que ayudan y son cómplices de ello, la manera, digamos, en que los detalles o hechos potencialmente olvidables de un filme pueden intervenir en su trama.

 

 

A la vez cándido, simpático, y modesto casi al borde de lo imperceptible, lo que hace puede ser fácilmente confundido con un interés en lo cotidiano. Pero el trabajo de Newby no proclama necesariamente tener algún título especial o conocimiento sobre lo cotidiano, como la apreciación de lo extraordinario en lo ordinario. Está más interesada en preservar un cierto dejo, una apertura que provoca que ese tipo de percepciones sucedan».

 

 

Un trabajo que me gustaría contemplar físicamente… pero por ahora me tendré que conformar con encontrar similitudes en los desordenes de mi calle.

 

 

Lo vi aquí y las fotos las tomé prestadas de su web y de san google.

 

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junio 10th, 2018

Animales de otro mundo

No me gustan los insectos (vivos), pienso mientras intento espantar a una mosca que vuela atontada a mi alrededor. Me dan respeto, me pasa con todo lo que no puedo controlar con mis manos, y si los miro aumentados, un escalofrío me recorre la espalda.

Es visceral, reconozco que muchos de ellos son hermosos, a simple vista claro, ya que bajo sus espectaculares envoltorios esconden órganos viscosos, montones de patas, ojos, antenas, y aguijones que siempre se me muestran amenazadores, por no hablar de sus zumbidos y esa costumbres malsanas de comerse a sus parejas y progenies. Sí, ya sé lo de la polinización y todos los servicios que aportan a la naturaleza y la agricultura, lo sana que es la miel y lo bonita que es la seda… quizás alguna antigua peli de serie B tenga la culpa de mi fobia.

Bueno, para ser precisa, algunos insectos sí que me gustan, los que son de mentira o ya no se mueven… en fin.

Y entre los que me gustan y me asustan a partes iguales, quería hablar de los de Tyler Thrasher, un artista interesado en el arte y la química, al que sigo desde hace mucho tiempo. Y tanto me interesa su trabajo, que he tratado de copiar sus técnicas para aplicarla a mis objetos feeos imperfectos, sin ningún éxito, claro.

Utilizando animales, sobre todo insectos, reptiles y seres de las cuevas, pero también otros de los bosque y de mar, además de esqueletos y huesos que descubre durante sus aventuras espeleológicas, Tyler crea cadáveres cristalizados, que parecen ser rescatados de un mundo algo aterrador escondido en las profundidades de la tierra.

Según cuenta el artista, su afición por la química y la cristalización, empezó en la escuela y siguió investigando sobre el tema durante sus estudios superiores, asistiendo a clases avanzadas de química y observándola en la naturaleza, a la que conoció mas profundamente gracias a la espeleología, que le llevaba a pasarse mucho tiempo bajo tierra, metido en cuevas en las que pudo estudiar estas estructuras cristalinas en su entorno natural.

Consigue su principal materia prima, los animales que luego cristaliza, en estas cuevas, además, mientras practica senderismo va recogiendo cráneos y huesos. Sus amigos le donan los especímenes que llegan a sus manos, y recurre a entomólogos y coleccionistas para hacerse con los insectos muertos, ya que deben estar previamente estabilizados y preservados. Para ejemplares especiales, busca en tiendas especializadas y museos.

Su proceso de creación , es una colaboración afortunada entre la química, y la creatividad. Primero elige las piezas por su estética y dependiendo de su configuración decide qué compuesto va a utilizar, cual será la concentración y la cantidad y deja que los principios de la química molecular y los enlaces iónicos hagan su trabajo.

 

Crea las soluciones supersaturadas de los compuestos elegidos y, a medida que el recipiente se enfría, los iones se reconectan y según su geometría molecular se crean estructuras cristalinas de uno u otro tipo. Cómo y de qué manera lo hace, es su secreto, que tampoco es preciso que el mago nos revele todos sus trucos.

 

Cuando habla de los retos que tiene que superar para llevar a cabo su trabajo, además de la necesidad que tiene de ser muy cuidadoso por su salud, ya que usa elementos de gran toxicidad, debe preocuparse de deshacerse de los compuestos químicos de manera responsable, para no dañas el medio ambiente.

 

 

Es un trabajo que para el que ha tenido que experimentar y cometer muchos errores, debe combatir los efectos corrosivos que pueden sufrir las piezas al cristalizar, sobre todo debido a las altas temperaturas y la humedad que necesitan los químicos para decantarse. Los huesos por ejemplo, no pueden soportar muchos baños de cristalización, ya que hay riesgos de que se descompongan.

 

 

Según he leído, el artista a aprendido a aprecia los resultados insospechados que surgen a partir de una mínima variación  de las formulas, o con los cambio de los condicionantes externos, siendo sus piezas favoritas aquellas que no llegaron al resultado revisto.

 

 

Además de todo el trabajo de campo que debe hacer para localizar las piezas, este artista está muy activo en las redes sociales en las que se maneja como pez en el agua, haciendo que su trabajo se conozca internacionalmente. Además, acaba de sacar su primer libro de cristalizaciones que ha financiado a través de una exitosa campaña de crowdfunding.

 

 

Me gusta su trabajo porque es inquietante, y logra armoniza a la perfección la fragilidad de los animales muertos con la dureza del cristal, además del uso exquisito que hace del color en sus composiciones. Emplea materias primas que él mismo puede conseguir en la naturaleza con escaso valor, y con ayuda de su particular alquimia, consigue darles una apariencia mas sólida y convertirlos en «objetos escultóricos» realmente interesantes.

 

 

Por otro lado, envidio el equilibrio personal que parece haber conseguido, amalgamando ese espíritu de aventura que le lleva a internarse en profundas cuevas para conseguir sus mejores ejemplares, con la paciencia y humildad que le exige los procesos químicos de cristalización. Yo me quito el sombrero.

 

Conocía al artista y las imágenes las he conseguido en google y en su página personal.

 

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