Las cosas que hace Anna Vasof parece que no llevan a ninguna parte, que no sirven para nada. Sus inventos trabajan en precario para automatizar errores y esto a mis ojos resulta inspirador, ya que siempre he pensado que los errores y los prototipos fallidos en las primeras fases de desarrollo, pueden resultar grandes experiencias artísticas.
Es más, reivindico que cualquier creador debería tener derecho a errar reiteradamente, que es muy sano y que quita transcendencia a todo lo que se hace, sin restarle un ápice de creatividad.
A lo que iba, que esta mujer es una auténtica maestra cacharrera y ha creado montones de inventos encantadoramente inútiles, incluso diría boicoteadores.
Sus maquinas está llenas de sentido del humor y de sentimientos propios, por no hablar de sus ocurrentes videos llenos de imágenes absurdas repetidas, que al encadenarse dan vida a películas cortas de insospechados resultados.
Ademas de divertirme viendo su trabajo, me ayuda a compartir ratos estupendos con mis sobrinos, que flipan con tanto objeto cotidiano mutado para especializarse en travesuras, si incluso los hay que se sublevan contra su propia creadora.
Por contar alguna pieza, está el autorretratos que se golpea, las maquinas que fabrican lagrimas, libros con palabras que caen, aspiradoras que se llevan el cosmo, martillos que clavan y desclavan al mismo tiempo, herramienta para brindar en solitario, libros que juegan al ping pong, lenguas gigantes que interrumpe el paso… Mis favoritas Mechanisms of Happiness y esos zapatos mecánicos, que no están nada mal tampoco.
Os invito a pasar un buen rato de videos, yo lo dejo aquí y me voy a morir un rato de la envidia al pensar en lo bien que se lo debe pasar esta mujer haciendo sus surrealismos de andar por casas, con esa apariencia lúdica pero que esconde mucha mas enjundia que casi todo lo que veo. Pero qué lista es esta mujer!!!!!!!.
Después, si os queda tiempo y ganas, podéis echar un ojo al trabajo de Dominic Wilcox, dedicado a la creación de diseño de productos también absurdos e inútiles, pero que uno quería poder usar para sentirse algo mas niño.