Esta noche me apetece algo delicado, ¿por qué será?. Algo que me guste sin más y de lo que no haya que hablar demasiado, sutil, frágil y que transmita calor humano.
Pues todo esto me inspira la cerámica de la belga Lucile Soufflet, tierna y con cierto aire nostálgico, que me agrada sobremanera.
Sobre todo las re-cup esas tazas imperfectas, rotas y despostilladas, de un blanco inmaculado y que parecen haber sobrevivido a muchas batallas del hogar. Modestas y encantadoras que dan ganas de tener entre las manos.
Formas modernas con motivos antiguos y algo cursis, así son las piezas de la serie Les objets roses. Fina porcelana china que de la sensación de romperse sólo con mirarla.
Casi etérea, la fuente plat à la rose creuse, es una pieza de delicada cerámica perforada, imitando antiguos motivos ornamentales florales. Pertenece a la colección Royal Museum of Mariemont.
Además, también ha diseñado un juego de 8 tazas blancas con distintas asas azules, llamado Lucile, un plato de sopa irregular llamado Assiette à soupe y Les Objets Blancs una versión de los, tan de moda, objetos cerámicos que imitan a otros de usar y tirar. Botellas de plástico, vasos de papel, bandejas para comida precocinada son su fuente de inspiración.
Además de cerámica, Lucile ha diseñado mobiliario urbano, sobre todo bancos públicos: El modelo que más me gusta es el SDP versátil y con muchas posibilidades para relajarse en solitario o compartir con familia o amigos.
La pieza 2 Chaises 1 Carré donde la autora sitúa dos sillas en plena naturaleza, frente a un marco cuadrado, que parece delimitar una vista del paisaje, como si quisiera acotar un cuadro vivo.
Por fin algo de diseño, que últimamente lo tengo algo dejado de lado.