Llego ahora mismo de la manifestación improvisada que los funcionarios han convocado a través de las redes sociales, para protestar por los recortes salariales anunciados los últimos días.
No es que yo sea funcionaria, pero además de afectarme los recortes, me preocupa sobremanera la perdida de derechos sociales que ha costado tanto conseguir. Además, estoy harta de que se nos presente al resto de los trabajadores como el enemigo que amenaza nuestra estabilidad laboral. Lo de «divide y vencerás» por desgracia funciona a la perfección en este país y creo que es el momento de revolvernos contra ello y apoyar a los que reivindican causas justas.
El caso es que la protesta estaba llena de policía, manifestándose y también trabajando, por lo que la situación ha sido bastante paradógica y creo que ninguno de los que estábamos allí hemos podido evitar preguntarnos cómo funciona el cerebro de estos trabajadores que aun afectados por los mismos recortes e injusticias, tienen que obedecer a la voz de su amo y salir a la calle a «poner orden» que muchas veces pasa por reprimir a ciudadados que reivindican causas comunes.
Y esto me ha hecho recordar al colectivo inglés Space Hijackers y su acción subversiva Professional Protest Stall on the Police Demo, que consistió en instalar un puesto de atención a la policía en el que se les ensañaba cómo manifestarse de manera efectiva.
Esta acción tuvo lugar en el 2008 cuando un total de 15.000 policías salieron a las calles de Londres pidiendo una subida salarial.
Según cuentan en su página, Space Hijackers decidió aleccionarles en sus primeros pasos en el mundo del activismo, intentando que se sintieran más cómodos en el otro lado de las pancartas de protesta.
Armados con una mesa de caballete, carteles y pancartas, se dirigieron al punto de reunión de la Policía para encontrar un buen lugar para instalarse. Habíamos llevado pancartas en blanco para que la policía las llenara con sus reivindicaciones, y también proclamas prediseñadas que podría darles un poco de inspiración, así como una serie de cantos de protesta.
Cuando la marcha partió, ellos invitaron a la policía a acercarse a su puesto de información donde les enseñaría el verdadero espíritu de una buena protesta. Habían escrito un manifiesto en el que contaban qué debían hacer cuando «la policía» les acosara. Además se habían llevado pañuelos para que se taparan la cara si tenían miedo de que les reconocieran.
Y aunque no consiguieron más que un policía se hiciera un pancarta en la que ponía «amo a la gente, odio el racismo» se puede decir que la acción que llevaron a cabo fue de lo mas inteligente.
Y tengo que confesar que hoy me hubiera gustado montar un pequeño puestecito, similar al de los activistas ingleses, en el cual, además de asesorar sobre cómo llevar a cabo protestas mas profesionales, les hubiera preguntado si saben qué van a sentir mañana, cuando les llamen para controlar una manifestación como la de hoy, actuando contra gente que también estará protestando por algo que tiene bastante que ver con lo suyo.
No dejéis de echar un ojo a la página de esta gente, algo desactualizada, donde podréis encontrar muchas más ocurrentes acciones en el espacio público. Ahora van a cargar sus armas contra las olimpiadas de Londres.
Ya les publiqué en el pasado y hoy he vuelto a recordarlos.
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