junio 4th, 2008

Espacios públicos confortables y que invitan al uso


Hoy, dos piezas que me traje en la maleta de mi viaje a Copenhague. También cumplen la premisa de ser estéticas y más, así que por méritos, están en mi especial Semana Fantástica.


Los dos proyectos, que intervienen, cada uno a su manera y con su presupuesto, espacios públicos, los he visto en la exposición Instant Urbanism celebrada en Danish Architecture Centre, la cual me ha proporcionado material interesante, que iré dejando por aquí.


La primera es una colorada intervención llamada City Lounge, en la que han colaborado la artista Pipilotti Rist y el arquitecto Carlos Martínez y que trata de personalizar y humanizar una extensa zona pública, situada en el distrito financiero de la ciudad suiza de St. Gallen.


Lo que los autores han conseguido con este trabajo es un acogedor y apetecible área de esparcimiento que nada tiene que ver con lo que te podrías imaginar encontrar entre altos edificios de cristal.


Para ello han cubierto todos los espacios comunes con un material que simula una alfombra roja, de esas que se utilizan para los pasillos de las celebridades. Yo, personalmente agradezco, que no hayan utilizado el ya manido césped artificial, creo que le cogí manía cuando pasé por delante del campo de golf de Chamberí y vi lo feo y de mal gusto que resulta encontrarte con una enorme zona plasticosa en pleno centro histórico de Madrid por muy verde que sea.


Aunque me salga del tema y además hable, por un momento, de algo feo, recomiendo al que esté en Madrid y tenga curiosidad malsana, que se de una vuelta por semejante aberración, no se de qué innoble estratagema se habrán valido para cambiar el original proyecto de un parque público, que tanta falta hace en la zona, por ese coto privado, de a 20 euros la hora, en el que unos cuantos practiquan su swing, eso sí, como si fueran prisioneros de un campo de concentración.


Volviendo a Suiza, pues eso, que me gusta mucho lo que han conseguido, un mega cuarto de estar que además de ser confortable, invita a lo lúdico, donde todo es mullido y sin aristas y los coches, mobiliario urbano, fuentes públicas y estatuas, sirven para saltar y deslizarse por ellos sin temor a ser amonestados por la policía.


El espacio está iluminado por unos globos, sujetos con cables a los edificios, que pueden regular su intensidad y color para adaptándose no sólo a la hora del día y a la época del año, sino también a la actividad que esté aconteciendo en el City Lounge.


Además, como cuenta José Fariña en su blog«el espacio que abarca este proyecto es considerado Zona de Encuentro y en ella los peatones pueden utilizar la totalidad de la calle para actividades lúdicas, deportivas, de paseo, o de encuentro. En estas zonas los peatones tienen prioridad en todo el espacio público aunque eso sí, sin obstaculizar inútilmente a los coches, cuya velocidad máxima no puede sobrepasar los 20 km por hora».
Recomiendo leer el mencionado artículo, porque el autor explica el proyecto mucho mejor y con más datos de lo que yo podría hacerlo. Yo he llegado a él a través del muy recomendable blog de Judit Bellostes.


Por mi parte, sólo añadir que rezo para que una mañana de estas, me levante y vea una alfombra roja, de esas características, cubriendo la plaza de la Luna y dejando bajo ella todo lo que no me gusta, que por desgracia es todo lo que hay.


El segundo proyecto, temporal y más humilde pero que por eso me atrae sobremanera, es el que los arquitectos Heri y Salli desarrollaron en Salzburgo, llamado Real landscape, real mistake .


Fueron convocados, junto a otros arquitectos, para realizar una obra que reflejara la esencia de los paisajes reales y les invitaban a intervenir el camino entre lo urbano y la naturaleza.


Ellos, ni cortos ni perezosos, dibujaron en el asfalto de un camino real, que une el centro de la ciudad con el bosques, un paso de cebra que lo cubrió en su totalidad. En la zona de bosque, en que no se podía pintar el asfalto, se construyó un camino de maderas intermitentes, pintadas en blanco, que simulaban a la perfección la secuencia del dibujo del paso de peatones y de paso corregía los desniveles del suelo.


Consiguieron, con algo tan simple, devolver a sus dueños legítimos un espacio de tránsito, que había sido usurpado por los automóviles y además, que ese camino se convirtiera en una zona que invitaba a pasear, lento y relajado, gracias en parte al concepto de seguridad que tiene para los peatones, la zona acotada entre las rayas blancas y negras de un paso de cebra. En este caso 4 kilómetros enteritos.


Sencilla intervención, pero no por ello menos efectiva. Me encanta.


Las fotos de City Lounge se las he tomado prestadas a Thomas Mayer, a Deputydog y a Raiffeisen y las de Real Landscape a sus autores.


0 Comments

No comments yet.

RSS feed for comments on this post.

Sorry, the comment form is closed at this time.

This work is licensed under GPL - 2009 | Powered by Wordpress using the theme aav1