La artistas serbia Milica Tomic sabe mucho de violencia, política, responsabilidad e identidad nacional, de memoria histórica y también de recuerdos además ha dedicado tiempo a estudiar las tensiones entre la experiencias personales y las imágenes que los medios de comunicación construyen de ellas.
Hoy, después de las violenta imágenes que hemos tenido que visualizar estos últimos días y la manipulación que han coseguido hacer de ellas los medios, me ha apetecido sobremanera traer al Ático dos acciones que reconstruyen episodios violentos acontecidos durante periodos de guerra, que son parte de una investigación de carácter artístico sobre la memoria y el recuerdo.
La primera One day, instead of one night, a burst of machine-gun fire will flash, if light cannot come otherwise. es una intervención en el espacio público, en la que ella misma caminó a través de las calles de Belgrado con un arma AK-47.
En su paséo fue pasando por los lugares en los que los partidarios del Movimiento de Liberación del Pueblo, llevaron a cabo acciones de guerrilla contra las tropas fascistas, durante la Segunda Guerra Mundial.
Se trata de un intento de hacerse pasar por un rebelde, asumiendo un papel activo, pasando la posición de víctima a la gente de la calle. Políticamente distanciado de la política del terror y antiterrorista, lleva una ametralladora en la mano, como si fuera una bolsa de supermercado o una sombrilla.
El video también incluye cinco entrevistas con personas que participaron en la liberación de la República Federal Socialista de Yugoeslavia.
La segunda acción, Container, trata de un delito que se cometió en Maazar i-Sharif, en el norte de Afganistán, en noviembre de 2001, cuando miles de talibanes prisioneros de guerra, que se rindieron a la Alianza del Norte, controlada por el Ejército de los EE.UU., fueron cargados en contenedores de camiones sellados.
Se les privó de alimentos, agua y aire durante los días que les transportaron por el desierto, a la prisión de Sheberghan. Cuando empezaron a pedir aire, las tropas de la Alianza del Norte abrieron fuego contra los contenedores «con el fin de hacer agujeros para el aire entrara».
Los que sobrevivieron fueron posteriormente fusilados y enterrados en fosas comunes. El anuncio público sobre esta masacre apareció en los medios de comunicación sólo dos años después. Ni una sola imagen de este crimen apareció en los medios. Sin embargo, hubo informes de testigos presenciales que narraron los hechos.
La artista negando la veracidad de la versión oficial quiso llevar a cabo su propia reconstrucción del crimen, en tres ciudades dispares como Belgrado, Sydney, y Armenia.
Analizar el proceso de reconstrucción del crimen, cómo consiguió el contenedor, la contratación de las unidades de policía profesionales para disparar, la compra ilegal de balas y armas y la simulación de las condiciones reales, le llevó a descubrir un entorno de violencia local que reveló indicios de delitos que apuntaban a una red oculta de producción de actos de violencia local.
Al autora lo cuenta minuciosamente en su blog, recomiendo que lo leáis despacio, merece la pena. En él encontraréis más intervenciones que tratan sobre la violencia y los recuerdos.
Ya conocía a la artista, las fotos se las he pedido prestadas.
¡Qué miedo!
Impactante.
Esto no es tan nuevo… lo hizo Francis Alÿs antes paseándose por méxico, con una pistola 9mm…