Para intentar compensar mi post de ayer sobre la muerte en las calles hoy os dejo una intervención urbana con vocación más humanitaria y al servicio de la comunidad, lo cual también es una buena forma de encontrar un sentido al arte puesto en la calle.
El artífice de tan «magnánima» obra es el artista holandés Harmen de Hoop del cual no se nada, ni falta que me hace, por otro lado. Sólo he visto su obra y me parece bastante ocurrente cómo interviene la ciudad para proporcionar a los habitantes pequeños reductos donde disfrutar el tiempo libre en espacios comunes o de qué manera proporciona herramientas para mejorar la interacción con el mobiliario público.
En sus trabajos clasificados dentro de pintura, lo que hace es delimitar espacios para el deporte mediante marcas blancas en el asfalto. De esta manera proporciona improvisadas pistas de baloncesto en solares vacíos. En el caso de Basketball Court 6 la propia comunidad instaló la cesta para jugar en el espacio asignado por Harmen. También ha dibujado porterías, y espacios para la circulación de bicicletas y peatones en caminos que discurren por la naturaleza.
Con sus esculturas continua en su línea de servicio al ciudadano, intentando aportar al mobiliario público recursos, no del todo aprovechables, pero con un sentido del humor que inciden en puntos débiles o que intentan poner en evidencia algunas carencias.
Por ejemplo, pone una taza para que la gente beba, del agua contaminada de un canal. Otro ejemplo, situa destornilladores al lado de teléfonos públicos con la intención de servir para abrirlo en caso de que se cuelen las monedas. También cambia de lugar papeleras para ubicarlas en sitios más útiles, como al lado de una escuela o adosadas a una portería de fútbol. Lo mismo ha hecho con extintores.
También ha dejado herramientas de jardinería en carteles informativos de parques, saleros y pimenteros en mesas de camping, una fuente en la base de una escultura que representa a una madre, juguetes en pequeñas isletas de semáforo para que los niños jueguen… y un montón mas de pequeños objetos como sin importancia pero que al descubrirlos, si es que lo haces, ya que son casi imperceptibles, no puedes evitar esbozar una sonrisa.
Otra manera que ha encontrado de lanzas sus mensajes, cargados de crítica, aunque revestidos de humor es con sus esculturas vivas una serien en la que coloca animales en la ciudad, por ejemplo caballos atados a postes, cabras pastando en secas isletas, ovejas dentro de jardines cercados.
También sitúa personajes realizando acciones que no corresponden con la ubicación elegida, un niño jugando con la tierra debajo de un árbol de la calle y otro jugando al fútbol en una mini isleta. Una mujer practicando tenis en un callejón de la ciudad, un pintor restaurando una señal vial…
En otra serie se vale de las palabra para definir espacios que no están destinados al uso que se menciona, un ejemplo, coloca la palabra hotel en la entrada del metro, en cabinas de teléfono, o en maquesinas de autobús, sitios donde normalmente se refugian los sin techo.
Dentro de estas acciones con textos me ha llamado especialmente la atención, por lo surrealista, una en la que ha rellenado un pequeño hueco en el asfalto, con tierra para plantas y ha añadido un cartel que reza «cultive sus propias verduras».
Además ha realizado performances con bastante mala leche, mejor que le echéis un vistazo vosotros mismos…
En resumidas cuentas, una obra pretendidamente menor, la que lleva a cabo este artista, que no tiene intención de trascender o de provocar abiertamente, tampoco de remover conciencias, pero… que puede alegrarnos el día o hacernos reflexionar un poquito si somos capaces de reparar en ella.
Sutil manera de subvertir el espacio, lo cual también tiene su mérito. Yo, me quito el sombrero.
Visto en Pytr75.