febrero 3rd, 2008

Nubes de polución con verde silueta


Que los habitantes de una ciudad puedan constatar el nivel de su consumo de energía, de manera gráfica, algo debe influir para su uso responsable.

Si cada noche, cuando te asomas a la ventana, ves en el horizonte, como si de un anuncio luminoso se tratara, la evolución del tamaño de las emisiones de vapor de la planta de energía que suministra la electricidad a tu ciudad, algún pequeño sentimiento de solidaridad con el medio ambiente te debe inspirar.


Pues eso justamente es lo que pretende Nuage Vert, una intervención artística con intenciones ético medioambientales ideada por el colectivo HeHe, formado por Helen Evans y Heiko Hansen.

Durante las noches del 22 al 29 de febrero la nube de vapor que emerge de la chimenea de la Central Eléctrica de Salmisaari en el centro de Helsinki, será siluetada por un láser verde para evidenciar las dimensiones del consumo de energía de la ciudad. Así, durante este periodo se podrá apreciar si dicha nube aumenta o disminuye.


En este proyecto, además de una evidente intención medioambiental, existe otra más simbólica y que tiene que ver con transformar una planta de energía en activo en un espacio para el arte, en un sitio para el espectáculo.

Este proyecto, de dramática belleza, se ha presentado en Pixelache un Festival de Arte Electrónico y Subculturas que se celebra en varias ciudades como Helsinki, Estocolmo, Bergen, Rekiavik, París o Medellín.


En el 2002, HeHe inició Nuage Vert, dentro del proyecto Pollstream, con la intención de crear una serie de entornos interactivos en los que los miembros de la audiencia se encuentran en un proceso de vigilancia de la contaminación, localizada en el mismo momento en que se producen.


Y para ello utilizan el humo de las chimeneas como vehículo de información y se ayudan de la tecnología láser y del color. De esta manera gráfica, quieren que el público tome conciencia y se responsabilice individual y colectivamente de estas emisiones.


Con ese planteamiento, se intervino en el 2002 y el 2003 en Dunkerque, en Helsinki y en Saint Ouen París.

Este es el tipo de actuaciones que lleva a cabo HeHe, un inquieto colectivo francés especializado en instalaciones arquitectónicas interactivas y experimentales y que se define como una «plataforma para el arte, el diseño y la investigación, desde la que explorar nuevas formas de integrar los medios de comunicación electrónicos en el medio físico».


Tienen en su haber más proyectos relacionados con el medio ambiente. A los interesados en el tema os recomiendo que miréis detenidamente la web de sus trabajos, que son muchos y os paréis en los vídeos. Yo voy a reseñar alguno de los más vistosos.


El Tapis Volant un recorrido nostálgico y romántico por Estambul mediante una alfombra voladora que se convierte en un espectáculo real pero anclado en la ficción, por una de las calles restauradas con más tradición de la ciudad.


En realidad, se trata de un minivehículo con apariencia de alfombra que discurre por las vías del tranvía de Istiklal, controlado simplemente por el movimiento del cuerpo.


En Bruit Rose, un soporte publicitario de exterior es utilizado de manera interactiva para transmitir mediante dígitos el ruido medioambiental y de los transeúntes en una concurrida calle.


En este caso el soporte se convierte en un receptor, que refleja lo que ocurre en su entorno, y así se consigue una función didáctica alejada del normal uso de los espacios de publicidad.


Lofi, instalación en la fachada de una sala de conciertos de París, que funcionó como un ecualizador, transmitiendo de una manera gráfica lo que estába sonando en el interior del edificio.


Bueno, podéis ver más intervenciones en su página, también leer sus textos que hablan de medio ambiente, arte, urbanismo… Yo lo dejo aquí por hoy.


Los he conocido por Corre77.

enero 31st, 2008

Jugando con fuego sin quemarse


A la artista inglesa Sarah van Gameren le gusta jugar con fuego y tanto se divierte, que con un tipo especial de pintura similar a la de los fósforos, pinta circuitos para él.

En su performance Burn Burn Burn ha dibujado con dicha pintura un complejo camino lleno de filigranas que recorre la pared, una silla, el suelo, una mesa y un jarrón con flores.


Una vez prendida la llama por un extremo, el fuego lentamente avanza y va quemando el recorrido hasta terminar carbonizando las rosas del jarrón.


El rastro que la llama deja a su paso, conforma un dibujo negro y difuminado sutil y algo triste.

El vídeo de esta performance te deja hipnotizado, es una pena que no lo pueda reproducir, pero lo podéis encontrar aquí.


Otra performance, en la que Sara vuelve a flirtear con el fuego, es la llamada Chain Reaction. Junto a Rowan Mersh, grabaron una reacción en cadena de 100.000 cerillas, que duró 12 horas. Parece mentira que tardaran tanto en consumirse.


La llama del primer fósforo pasa al siguiente y lentamente se desplaza a través del espacio y el tiempo. Visualmente muy estético y relajante. Con lo que atonta mirar el fuego y unido al sonido chispeante de todas esas cerillas encendiéndose. Eso sí, debía hacer un calor…

Las personas que estuvieron presente, seguro que disfrutaron. Según cuentan, la gente iba desplazándose siguió el recorrido de la llama como si si estuvieran reunidos alrededor de una pequeña hoguera que se desplazaba y cuando todo quedó a oscuras… aplausos.


Espero que por la noche no se hicieran pis en la cama, como me decía de pequeña que ocurría si jugaba con fuego. El vídeo, que tampoco se puede reproducir, lo podéis encontrar aquí.


Otra de sus performances Big Dipper, no tiene que ver directamente con el fuego sino con cera caliente. La artista ha inventado una máquina que crea candelabros de cera. Con una estructura de hilos en inmersión constante dentro de un bidón de cera hirviendo va formando capas que se superponen a otras hasta conseguir el grosor deseado.


La máquina va rotando y sumergiendo los candelabros, doce veces cada uno. Después de unas doce horas, veinticuatro candelabros de cera blanca quedan terminados. Y vuela a empezar.

El vídeo también se puede ver aquí.

Ahora no se de donde saqué la información, tenía guardada la página de la artista, pero no la fuente, lo siento.



enero 28th, 2008

Cómo comprar un barrio, para convertirlo en centro comercial


Hoy estoy algo disgustada, bueno bastante disgustadas, me he llevado una mala noticia, y aunque algo intuía, no sabía bien por dónde iban los tiros.

El País, en la sección de Madrid lo ha explicado clarito clarito. En su artículo Pelotazo de moda en las calles de la Ballesta y Luna han desvelado el futuro que le espera a mi barrio.

Contaré, para los que no lo saben, que la zona de La Ballesta y Luna perteneciente al barrio de Noviciado, en este momento es una zona deprimida y con mala fama al ser frecuentada por prostitutas, chulos y drogadictos, aunque en los últimos meses a fuerza de un estricto control policial ha mejorado algo.


Pero no toda la zona es mala, el resto conserva una identidad de barrio popular, con pequeño comercio, bares tradicionales, algunos restaurantes de cocina casera, tiendas de moda con encanto, dos teatros y uno de los pocos cines porno de la ciudad.

Además de trabajadoras del sexo y drogadicto, en él convivimos en bastante armonía: los que, como yo, añoran el barrios de la pequeña ciudad, con los vecinos de toda la vida, que se han podido mantener aquí porque la zona no se ha encarecido demasiado. También hay inmigrantes, mucha gente joven y algo bohemia y cada vez más famosos que encuentran aquí el anonimato.

Todo esto lo cuento para que os hagáis una idea del tipo de barrio que ha sido hasta ahora, se me olvidaba comentar, que la zona está muy muy céntrica, a dos pasos de Chueca, Malasaña y Gran Vía, es decir que para los especuladores inmobiliarios sería un pastelito si no fuera por el problemilla que existe en estas confictivas calles.


Pero de la noche a la mañana, sale a la luz, que casi todos los locales de este área degradada, han sido comprados por un grupo inversor con la intención de crear «el centro fashion de Madrid» conocido ya como Triball (debe ser un juego de palabra asociado a Tribeca) al que ya han sido invitadas, según el artículo, grandes firmas de ropa tentados por alquileres de 20 euros el metro cuadrado. No hay problema con eso, puesto que calculan que el precio de los pisos de la zona se incremente entre un 20% y un 30%, y seguro que ya tiene muchos en su poder.

Esta noticia, coincide en fechas, con iniciativas de rehabilitación de la zona por parte del ayuntamiento como son: la instalación de cámaras de vigilancia en la zona; con la reconstrucción de la Plaza de la Luna, jardín vertical incluido; con la propuesta de peatonalizar algunas calles; con la fuerte presencia policial, con la insistencia de desalojar a los propietarios de uno de los restaurante con más tradición del barrio, El Bocho. ¿No da que pensar?.

Esto es gordo pero lo que más me indigna, es esa manera tan agresiva de comprar el comercio de un barrio para convertirlo en una especie de centro comercial a pie de calle, diseñado por los intereses de unos cuantos , empeñados en convertir una zona marginal en el paraíso de las compras de lujo, actividad que por supuesto, nada tiene que ver con el nivel económico y las inquietudes de los habitantes de la zona.


En el artículo del País, los nuevos propietarios del barrio, comparan lo que pretenden hacer en esta zona, con lo que ocurrió en barrios como Chueca o Soho.

Para mí nada tiene que ver. Estos dos barrios llegaron a ser lo que son, a través de una lenta transformación, iniciada por colectivos con claros intereses comunes, a la busca de un espacio donde poder desarrollarse. En el caso del Soho fueron los artista necesitados de grandes espacios para sus estudios. En el caso de Chueca, el colectivo gay, necesitado de una zona donde vivir sin ser marginado, rehabilitó y sacó del anonimato, un barrio lleno de droga y marginación para convertirlo en el más famoso de Madrid.

Me salgo un poco del tema y del barrio pero no quería dejar pasar la ocasión sin decir que lo que ahora mismo es Chueca, no me gusta. Lo considero casi un parque temático, un reducto cada vez menos auténtico, lleno de locales de diseño e invadido por visitantes que «van a ver a los gays» después de un duro día de compras por Fuencarral.


Todo en él es caro, con una estética similar, e incluso me atrevería a decir que algunos vecinos homosexuales están huyendo a barrios más tranquilos, dejando la zona para el negocio y para los visitantes de fin de semana.

Se que, al no conocerme, a alguien le puede molestar mi comentario, pido disculpas, pero no puedo dejar de decir que Chueca funciona en parte como un gran armario dentro del que se está tan cómodo que a veces cuesta salir.

También tengo criticas para la zona cercana de Fuencarral. Hace pocos años era el sitio al que ir si no querías vestir como los demás, tiendecitas de ropa alternativa jalonaban las calles, el Mercado de Fuencarral era un hervidero de tendencias, los jóvenes empresarios cuidaban la decoración el producto y por supuesto a los clientes.


Ahora las franquicias han tomado el terreno y ya da igual comprar aquí que en el Barrio de Salamanca, además las pequeñas tiendas han sucumbido al acoso de los caseros ambiciosos y ya no queda prácticamente ninguna.

Así, en un panorama comercial tan estandarizado, hubiera sido bonito que al ayuntamiento, dentro del plan de rehabilitación de la zona de Noviciado, se le hubiera ocurrido ayudar a jóvenes, con proyectos e iniciativas interesantes a instalar sus negocios en Ballesta y Luna.

Con esto se hubiera dando un poco de aire fresco al barrio y también la ciudad lo hubiera agradecido. Porque según mi modesta opinión, a esta ciudad le sobran franquicias y centros comerciales y le faltan pequeños comercios, estudios y talleres donde los jóvenes puedan desarrollar su creatividad y comercializar sus productos.


Encima cerraron los de El Ojo Atómico

Pero como esto ya no va a pasar porque alguien ha comprado el comercio del barrio en las rebajas de enero, es el momento de empezar a fantasear con lo que puede llegar a pasar.

Lanzo mis preocupaciones y preguntas al aire, si alguien tiene alguna respuesta me encantaría escucharla.

¿Quienes van a ser mis futuros vecinos?, (yo desde luego no me muevo de aquí, que trabajo cerca), ¿cuanto se van a incrementar los precios de los productos básicos?, ¿van a recibir mis vecinos, suculentas ofertas por sus pisos?, y si es así ¿donde se van a ir?, ¿voy a poder comprar una barra de pan normal cerca de casa? ¿el café me lo tendré que tomar en Starbucks? ¿van a subir por fin los precios en El Palentino?, ¿el Bocho cerrará y harán casas de 30 metros en el edificio?, Servirán brunch los domingos en Casa Julio y Casa Perico?, ¿qué mega centro comercial se instalará en los Cines Luna? ¿pondrán una pista de patinaje privada en la plaza Luna para las navidades? ¿limpiarán y adecentarán el cine porno para convertirlo en un local
multi disciplinar? ¿por fin el jardín vertical crecerá y reverdecerá? …

Como escribió SAM3 en esta misma calle Ballesta de la que estoy hablando… «gracias por su visita»…

Actualización 1-2-08

Al ir a sacar entradas para El Gran Atasco, programada por Escena Contemporánea 2008 me he llevado la desagradable sorpresa de que la obra, que en principio había sido programada en El Canto de la Cabra, ha sido reubicada en la que han dado en llamar Sala Temporal Triball, que está situada en Loreto y Chicote, 3.

Ni idea que ahí hubiera una sala y tampoco entiendo el cambio de última hora de una programación que se supone se hace con tiempo.

No se si será porque con la política de tirar precios que tienen estos señores hayan ofrecido mejores condiciones económicas. ¿Será que en esto también existe el regateo?.

Por ahora no he sacado la entrada, por no hacerlos el juego, pero claro, no me apetece quedarme sin ver la obra, ¿que hago?. Seguro que acabo yendo, así que ya os contaré.

También intentaré averiguar por qué no se ha representado finalmente en El Canto de la Cabra, un teatro alternativo con mucha solera y prestigio, que programa buen teatro alternativo contemporáneo. Seguro que perder una de las obra más interesantes de este festival, no ha sido bueno para ellos.

enero 27th, 2008

Cenas de gran altura


Aunque me desagradan bastante las excentricidades de los que no saben qué hacer con el dinero, tengo que confesar que a veces espío su forma de vivir a través de blog y revistas especializadas. Y alucino, claro.


Lo hago en parte por voyerismo y en parte porque en mi trabajo se supone que debo estar informada de lo que se cuece en el mercado de lo exclusivo….


Bueno, pues cotilleando la revista Forbes, he encontrado la selección de los 10 restaurantes más inusuales del 2006. La noticia no es lo que se dice novedosa, pero es que dentro de los seleccionados, me ha llamado la atención la extravagancia de cenar en el cielo, suspendido por una grúa.


No se trata de la acción puntual de una marca, para dar difusión mediática a alguno de sus productos, para nada, es un negocio montado por una empresa, con una continuidad y por lo que veo con gran éxito y proyección de futuro.


Dinner in the Sky es una idea de la empresa belga Benji Fun, especialista en montajes de altos vuelos, todos francamente espectaculares. Recomiendo a los que trabajan en agencias de eventos que le echen un vistazo, puede ser una fuente de inspiración.


Lo que ha hecho esta empresa es montar cenas a a 50 metros de altura, en un restaurante, bueno, más bien una plataforma, de 9 x 5 metros, suspendida por una grúa y con espacio para chef, camarero y animador, que están situados en el centro y 22 comensales sentados alrededor de la mesa, los cuales deberán permanecer durante la velada, sujetos por un cinturón al asiento.


Muchas empresas ya han contratado este singular espacio, pero particulares con dinero también pueden hacer uso del servicio para sus fiestas, bodas, o simplemente por capricho.


El precio del alquiler de la superficie flotante para una noche es de
7.900 euros, por 8 horas de uso. Ahí se incluye la plataforma, la grúa y la seguridad.


La gestión del sitio para la instalación del «restaurante» 1.125 euros, fotógrafo sin vértigo otros 630, pack de bienvenida, es decir azafatas, hospitality y ¿wc? 475, música e iluminación especial 850 y la hora extra 265 euros.


El catering, una segunda plataforma, transporte a otros países o customizar el espacio… eso se presupuesta aparte. El espacio requerido para todo el montaje es de unos 500 m2.


Esto es lo que nos cuenta la web, pero a mí se me plantean varias dudas metódicas, por ejemplo: ¿se mueve mucho la plataforma?, ¿te puedes marear arriba? ¿qué pasa si tienes ganas de ir al baño?, ¿hace mucho frío por ahí arriba?.


En fin, no es que me muera precisamente por cenar a 50 metros de altura, atada como si estuviera en un avión y con el riesgo de marearme y echar todo encima de mi compañero de mesa. Tampoco se cómo reaccionaría flotando, con los pies casi colgando, en principio no tengo vértigo, pero no se, no se, además seguro que me dan ganas de ir al baño a la media hora de estar allí atada.


Aún con todo, si me invitan… tampoco diré que no…

enero 24th, 2008

Mamá, quiero ser curator


Matta Clark pensaba que todos podíamos y debíamos hacer arte.


Si eso es posible… también podemos convertirnos de la noche a la mañana en curators, que para el que no lo sepa, son unos tipos con mucho poder en el mundo del arte que dicen lo que se tiene que programar o no en los museos. Últimamente han salido del anonimato y están más de moda que los propios artistas.


Pues esa es la personalidad que ha adoptado UrbanCurators, un grupo de ¿activistas?, ¿artistas? bueno, dejémoslo en jóvenes estudiantes preocupados por el estado de su ciudad, Providence en Rhode Island.


El grupo se lanza a la calle, armado exclusivamente con marcos, de esos que se cuelgan en las paredes y que de alguna manera están indicando que lo que hay en su interior tiene valor, bueno, eso antes de que apareciera Ikea. Los que portan estos curators, están vacíos y preparados para encontrar en la calle el objeto escena o decorado que según su criterio, sea digno de ser enmarcado.


Y lo que les interesa es todo aquello que demuestra la decadencia de la ciudad, allí donde hay grietas, oxido, destrucción, caos, abandono… allí aparecen esos cuadro, incidiendo sobre estos aspectos desagradables de la ciudad, que casi nadie quiere ver.


Así, al utilizar marcos que uno podría esperar encontrar en un museo o galería de arte, los espectadores se ven obligados a hacer conexiones entre el paisaje urbano y el de un museo y no tiene por menos que tomar consciencia de la realidad que le rodea.


Al igual que al hombre siempre le ha atraído las ruinas de antiguas civilizaciones, el proyecto de estos curators urbanos propone que deberíamos apreciar también las ruinas contemporáneas, que reflejan el consumismo y la industrialización a que está sometida la ciudad.


Los cuadros se cuelgan con cinta de doble cara y se pueden despegar fácilmente. Con esto se consigue un componente necesario del proyecto, la temporalidad, porque aunque la idea haya partido del grupo, su desarrollo requiere la participación espontánea de los ciudadanos que pueden mover y reubicar dichos marcos a su antojo, sin dañar el entorno.


El proyecto se inició auspiciado por 6 escuelas de diseño de Rhode Island, pero quieren que se extienda por todas partes y proporcionan la información necesaria para que cualquiera pueda emprender un movimiento similar en su ciudad.


Divertida manera de que los estudiantes salgan a la calle y se enfrenten a la realidad de su entorno, dialogando, colaborando con los compañeros y relacionándose con los habitantes.


Además la idea da para más, porque si a alguien particularmente le apetece ser curator por un día, también puede readaptar la idea a su gusto, incluso puede dedicarse a enmarcar cosa bonitas que encuentre por las calles que aunque parezca que no, también las hay, muchas y buenas, yo las he visto.


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