octubre 8th, 2007

Cantando bajo la lluvia, con luz


Madre mía, lo que llueve estos días.

Y parece que todo se vuelve un poquito triste, la ciudad intensifica sus tonos grises y la gente parece más distante dentro de sus envolventes paraguas.

Pero tenemos que estar contentos, ¡¡¡está lloviendo!!!, y mientras lo haga de manera moderada deberíamos dar saltos de alegría, nuestras reservas de agua aumentan, el aire se vuelve más limpio y el campo aumenta su verdor.

Y si hay que ir con paraguas, pues tampoco pasa nada, pues Silja Kaeser y Jessica Müller-Wallraf han creado para tisch5.de, uno maravilloso llamado Sweet November al que es difícil resistirse.


Ellos lo definen, muy apropiadamente para mi gusto, como un pedacito de poesía para los días grises y por eso estoy hablando de un paraguas, que se supone es un complemento.

Pero es que este no es un paraguas cualquiera, tiene luz, sí una muy suave y que gracias a su tejido de PVC semiopaco, se transmite uniformemente por toda la superficie, desde los LED colocados en sus bordes.

Y estos LED se cargan con unas pequeñas baterías situadas en el mango, desde donde también se controla su encendido.


El efecto, por lo menos en las fotos, es increíble, la mezcla de luz y lluvia es magia. Me imagino toda una ciudad sutilmente iluminada por luces de paraguas que se mueven, como un río de luz y agua…

Y a la vez que ilumina el paisaje, reconforta al que va dentro, pues un paraguas es un habitáculo bastante solitario que gana mucho si está sutilmente iluminado.

Lo he descubierto en Josh Spear.

Tengo que darme prisa en conseguir uno, porque pronto llegará noviembre y cuando llueva tengo que ponerme a cantar bajo la lluvia con mi paraguas de luz.

octubre 4th, 2007

Construir edificios de luz


Se me pone el vello de punta cuando pienso en las aplicaciones de puede tener en la construcción un material tan innovador como el Litracon, inventado por el arquitecto húngaro Áron Losonczi.

Se trata de hormigón, aparentemente, de un anodino color gris, pero al incidir sobre él la luz, ¡milagro!, se ilumina como si llevara una luz interior que le hace convertirse en un material de asombrosa ligereza, como si de una brillante joya se tratase.


Y es que los bloques de este material están compuestos de hormigón y fibra óptica embutida en su interior, que es lo que produce que dentro, la luz que le llega, se transmita como por arte de magia .

Y a pesar de su aparente ligereza, no pierde ninguna de las propiedades de dureza y resistencia que caracteriza al hormigón tradicional. Los bloques se unen unos a otros con una fina capa de cemento lo que le da apariencia de continuidad, como si fuera un muro continuo con el que levantar edificios casi transparentes.


Entre sus propiedades, me parece interesante sobre todo, la posibilidad de aprovechar la luz natural hasta el máximo extremo con el ahorro de energía que conlleva. Ésta penetra por las paredes del edificio impregnado el interior de una suave luz tamizada, que ilumina sin molestar a la vista.

Se fabrica en diferentes acabados, que varían tanto de color como de posición de la fibra óptica. Los bloques también pueden conseguirse en varias medidas y el precio final va de los 745 euros/m2 a los 3.450 euros/m2.


Se ha empezado a comercializar en el 2005 aunque no me han llegado noticias de que se hayan construidos ya edificios completos con él. Donde puede verse una pequeña muestra de sus propiedades, es en proyectos de muros interiores por ejemplos para la Belgian Cement Association, para la Boutique Montblanc o el Museum Cella Septichora…


Además se ha producido la LitraCube Lamp y un sistema para hacer rótulo llamado Logo en el que te pueden reproducir el logotipo de cualquier empresa, que aparecerá claramente a la vista cuando se enciende la luz.

Me imagino una ciudad en el futuro, construida con este material. La vida interior de los edificios se nos mostraría desde la calle y los transeúntes nos convertiríamos en espectadores de ese gran teatro de sombras.


Sería alucinante ir paseando e imaginando las historias de los personajes que sólo intuimos tras las paredes. Y ¿qué decir de nuestros vecinos?, serían mucho más que esas personas que de vez en cuando vemos asomarse a la ventana a regar, pues con ellos compartiríamos nuestras costumbres, rutinas y amigos.


El concepto dentro/fuera perdería parte de su significado o lo difuminaría y la palabra intimidad pasaría a ser un término en deshuso.

Si lo pienso, no se si eso me gustaría del todo, aunque bueno, en España siempre acabaríamos recurriendo a esas sólidas persianas o a tupidas cortinas que nos aislaría con toda seguridad.


He conocido este mágico producto por Coolboom, y Elástico. Que sea bienvenido y espero que caiga en buenas manos, que lo pongan al alcance de quienes se lo merecen, es decir en las paredes de los sufridos habitantes, tan necesitados de luz natural que anime los oscuros días del duro invierno.

octubre 1st, 2007

Un brindis con mucha luz para Manfatta


Hoy tengo que felicitar a unos amigos, compañeros de fatiga y colaboradores en esto de la cosa web.

Se llaman Manfatta y son un referente que me ayuda a comprender un poco mejor la manera de comunicar en la web y así tímidamente poder formar parte de esta «gran conversación» en la que cada día estoy más inmersa.

Ellos han cumplido 7 años, en la brecha web y se merecen una felicitación que esté a su altura.

Yo voy a aportar las copas y una luz ambiente especial, la elección del vino, nadie mejor que ellos para hacerla.

Ahí va un luminoso brindis, cargadito de diseño, para desearles grandes éxitos, en su labor de faro guía, en estas ciber-aguas turbulentas.


Brindo con la lámpara Cocktail and Lace de Michael and Nora,


con las Gorgeous Helen que he visto en Charles & Marie,


con la Glass Cluster que me ha llegado por This Next,


o con la Sweet and Heady encontrada en Dezeen.

Felicidades
Neus y Steven.

septiembre 24th, 2007

Y… ¿que pasó esa noche?


Pues que pudo el Blanco sobre el Negro y me imbuí casi sin darme cuenta en el espíritu «qué guay y moderna es mi ciudad» dejándome llevar sin reservas por las distintas localizaciones de este gran escenario que fue Madrid por una noche, junto a mis amigos y algún otro desconocido que se fue uniendo a lo largo del recorrido.

Por causa de la lluvia que calló a primera hora, no me salieron los planes como pensaba y tuve que cambiar el Templo de Debod por unas cervecitas en el Palentino, que tampoco estuvo mal para ir cogiendo el pulso a una noche, en la que (a pesar de la edad) no dudé en decantarme por los itinerarios que me parecieron más alternativos y vanguardistas.

Hubo momentos verdaderamente interesantes y divertidos a lo largo del recorrido.


Frente al Edificio España, todos con la boca abierta observando como la fachada cobraba vida y se llenaba de coloridos píxeles que representaban jardines pintados por niños y que iban cambiando cada poco tiempo la apariencia del edificio. Todo gracias a Ron Haselden y su Family Garden.

Estupenda la narración que nos hizo una voluntaria, ocupante de una de las 400 ventanas, sobre cómo tuvo que entrar en el edificio pisando cascotes y con un casco de seguridad, y de qué manera pasó 45 minutos cambiando filtros a intervalos de un minuto siguiendo una escaleta de tiempos y colores.


No me extrañaría que estas navidades algún espabilado quiera utilizar ese mismo edificio y esa técnica para dibujar en sus ventanas arboles de navidad o mensajes de «Feliz año nuevo». Ahí dejo la idea.

Otro momento emocionante, fue cuando entramos en uno de los patios de Conde Duque y nos vimos inmersos en la gran orgía del reciclaje organizada por Basurama, ese colectivo de jóvenes arquitectos que dan valor a la basura hasta convertirla en un material noble con el que conforman sus interesantes proyectos.


Un poema la cara que se nos puso al ver que el espacio estaba invadido por montones enormes de ropa de segunda mano, de la que todos podían hacer uso según su imaginación, dentro del evento llamado «Se regala Plaza».

Era raro encontrar a alguien que no se hubiera mimetizado con el ambiente y hubiera añadido a su atuendo algún elemento sesentero o simplemente cutre. Unos por estética y muchos otro por frío, las batas de estar en casa, los sueter apretados, las gafas de plástico los sombreros, los abrigos, la ropa interior nada gamurosa era la tendencia en esta pasarela de moda y reciclaje que haría palidecer de envidia a alguno que otro modisto modernillo, de esos que han estado por aquí estos días en la «Madrid Fashion Week» como dicen que se llama ahora la Pasarela Cibeles.


Y una vez conseguido el atuendo más impactante, se podía pasar el rato dentro de una bañera charlando con un amigo, lanzando, cual guerra de almohadas, ropas al aires al compás de la música, tomando algo sobre muebles de deshecho, sentando en un inodoro viendo uno de los interesantes trabajos reunidos por Future Shorts. o codeándose con los componentes del «Taller de Costura Movible» que te customizaban la ropa armados con su moto maquina de coser. A esto no llegue y me hubiera gustado mucho.

Y llegó la hora de salir de este recinto, las 5 de la mañana y los alrededores del Conde Duque eran lo más parecido a el escenario de la película Mad Max . Algunos personajes que parecían alienígenas, iban cargados con grandes bolsas que habían llenado hasta arriba de ropa seleccionada en esa gran superficie textil. Otros arrastraban muebles que Basurama había donado para que nos lleváramos a casa.


El trayecto de Conde Duque a Plaza España, dónde se cogía el búho que iba al Matadero presentaba un extraño aspecto que sorprendía a los viandantes y conductores que cansados volvían a sus casas después de pasear por otros itinerarios menos alternativos y que de momento se vieron rodeados de unos seres extraños esperando un autobús, que parecía les iba a retornar, a sus lejanas galaxias. Desternillante.

Y qué momento inefable, el vivido en el autobús urbano que nos llevaba al Matadero, donde teníamos puestas nuestras esperanzas de fin de fiesta apoteósico.


Como no se prodigaban mucho que se diga, la gente se lanzaba literalmente sobre ellos cada vez que llegaban a la parada, no se lo que hubiera dado por ver de cerca la cara de horror que debieron poner los conductores cuando se vieron asaltados por esa masa humana, vestida extrañamente y con cara descompuesta por el esfuerzo de meterse a presión en un espacio tan limitado.

Por supuesto en el trayecto de media hora, diversión a raudales, se deshace mi grupos por las apreturas y me encuentro encajada entre un tipo alto con unas bragas de flores en la cabeza y un sujetador con refuerzo sobre su jersey de diseño, una chica con bata de guatiné rosa, y otros compañeros mártires tocados con sombreros, gafas de plástico de colores, bufandas de plumas y demás complementos inenarrables.


Y así empezó una especie de rastrillo ambulante en el que la gente se intercambiaba la vestimenta, trajes de niño pequeño rellenos de tela, volaban por los aires y quien más y quien menos hizo amistades e incluso pudo ser el principio de algo más. Y como banda sonora, unos espontáneos nos deleitaron con cancioncillas populares subidas de tono de esas que se cantan en las excursiones escolares, vamos que sólo faltó decirle al conductor que saludara.

Pero al final del destino nos esperaba una sorpresa. Suspendidos todos los actos del Matadero y desalojo por parte de las autoridades. Así que nos quedamos sin fin de fiesta memorable y con un palmo de narices por no poder disfrutar del recinto que más prometia y sin poder ver a Aldo Linares, Georges Rousse, Daft Punk, Audio Drive, etc…


Aunque la versión oficial, es que había más aforo del permitido, lo que oímos por allí es que alguna gente de esa que no sabe beber, se puso violenta y se dedicó a lanzar botellas de cristal al respetable. ¡Qué bestias!.


Así las cosas y antes de que se desmandaran más, nos volvimos andando a casa, eso sí haciendo un alto en el camino a la altura de Embajadores para calentar el estómago con un pinchito de tortilla y un cafetito. Con lo que dimos por terminada nuestra particular Noche en Blanco de luces de colores, autobuses y seres extraños de inimaginables vestimentas.

septiembre 19th, 2007

Luz achuchable


No soy muy partidaria de los gadget tecnológicos de última generación, y me desazona pensar en las miles de cosas que se fabrican a las que no encuentro una utilidad real (¿debido a mi ignorancia?) y miro con recelo todo lo que tiene que ver con las tecnologías aplicadas al consumo humano.

Por eso cuando he visto este cojín en Shiny Shiny he pensado… otro gadget al que no encuentro utilidad ninguna. Pero, al leer la explicación que daba el redactor del post he considerado que puede tener su razón de ser, apreciación que a simple vista se me había pasado.

Y es que el D*light Huggable diseñado por Diana Lin es un cojín que gracias a sus 12 LED se ilumina con una suave luz que sin embargo es suficiente para poder leer con ella en la cama.

Parece agradable estar tumbado en la cama o en el sofá y que la luz te venga del cojín en le que te apoyas seguro que también está calentita por lo que es ideal para el invierno.

Además, puede mejorar desordenes emocionales derivados de la falta de luz que tienen algunos países o atenuar la sensación de tristeza que, por lo menos a mí, me invade cuando los días se hacen más cortos.

Un objeto de suave tacto y luz indirecta que debe dar ganas de tener entre las manos. Se puede comprar en dorado, blanco y rosa por 160 dólares.

El problema que le veo es que funciona con pilas y que gasta 4 unidades cada 4 horas, lo que me parece una pasada.


Si en vez de cojín alguien prefiere tener un osito luminoso, podemos comprar un Gloe Bear (bastante más feo, sobre todo cuando está apagado) pero con un precio más moderado 20 libras.


Y existen también almohadas luminosas, como la All Saints, que se ilumina con un halo de luz y da apariencia de ángel durmiente al que lo usa. Por lo demás, no veo ninguna utilidad especial en ella, incluso puede llegas a molestar al compañero de cama.

Cuesta 26 euros y ha sido creada por Atypyk.


Terminando con las almohadas luminosas, he encontrado una en Yanko Design con funciones de despertador. La Glo Pillow diseñada por Eoin McNally y Ian Walton se programa y 45 minutos antes de levantarnos, se va iluminando y así la transición del sueño a la vigilia será menos traumática.

Me pongo a pensar en todos los objetos que anteriormente no se iluminaban y ahora sí, aunque su función no esté relacionada directamente con la iluminación y me quedo pasmada, ositos de peluche, cojines, almohadas, ropa, grifos, mesas… ¿y decimos que hay que ahorrar energía?, pues no lo entiendo.

Uno de esto días voy a hacer un listado de los objetos luminosos que más me han sorprendido, será divertido.

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