Llevo tiempo queriendo escribir sobre uno de los artistas urbanos que más me interesa, que no son demasiados, todo hay que decirlo, él es Sam3. Que me gusta, lo sabe todo el que pare por aquí, aunque hasta ahora no había visto el momento de invitarlo a mi ático y pasar un rato con él.
Ha sido por pura timidez no por falta de ganas, pero es que me parecía tan ocupado, yendo de un blog a otro, siempre en los mejores y no sólo en los específicos de arte urbano… que tampoco veía la oportunidad de conversar sobre alguno de sus trabajos que no se hubiera tratado hasta la saciedad en la red.
Pero, parece que algo de lo que ha hecho últimamente ha pasado desapercibido en el radar de altos vuelos de la bloggosfera y a mí, que tengo un detector de corto alcance, me ha llamado la atención especialmente.
Se trata de unas pequeñas sombras, que claramente se reconocen como suyas y que ha recortado y pegado por las calles de Londres. No tengo ni idea de cuantas habrá dejado, pero seguro que han sido más de las que yo he encontrado.
Me ha alegrado verlas, porque estaba pensando que últimamente todos los artistas urbanos sufren un exceso de megalomanía que les hace confundir el tamaño con la calidad, generándose así exceso de obra de gran formato que no aporta nada al resultado artístico.
Pues en este panorama de street art king size, Sam3 me ha sorprendido gratamente, se ha recogido, hecho pequeñito y manejable, simplemente porque le ha apetecido, desde luego no por falta de espacio donde trabajar, ya que en este período ha tenido a sus disposición pedazo de muros londinenses.
Así, mientras fecundaba muros en el Cans Festival, invitado por el todopoderoso Banksy ¿he dicho alguna vez que este hombre me cansa con sus evidentes intentos de provocar? o daba su particular visión sobre los 60 años de ocupación de los territorios Palestinos, en compañía del que nunca me cansa, Blu, estaba también recortando sombras para dejarlas por la ciudad, un pequeño obsequio para paredes con menos categoría… (tengo que vigilar mis frases subordinadas, parece que no van a acaban nunca).
Le sigo la pista a través de su blog y me gusta que, además de reducir tamaños, Sam3 esté eliminando muchas otras cosas superfluas de su obra, quedándose con lo que de verdad le vale para contar sus historias, esas que hablan de personajes mitológicos, de seres grandes relacionándose con otros pequeños, de sexo, de soledad, de vida, de amor, de árboles, de mensajes publicitarios, de lo cotidiano, de política, de animales con raíces, de escaleras y zancos, de hombres con la cabeza en otra parte…
De este período, más sobrio y maduro, por supuesto me quedo con sus sombras, no podía ser menos siendo yo admiradora del trabajo de maestros como Rober Wilson, o Paul Chan y es que a mi entender, las sombras son la esencia de lo mínimo, de lo efímero, también de lo que desaparece cuando se va la luz, todo lo cual me atrae.
Me ha gustado encontrarme con él en las medianeras y solares abandonados de The Unconscious Art of Demolition, he admirado sus dibujos en los cristales de una fábrica abandonada de Bucarés, muy intensos todos ellos y no he podido evitar quedarme enganchada a su contemporáneo Mr. Hulot de Radiografía Urbana.
Ahora, a Sam se le han escapado esos los pequeños personajes que acompañaban a tus sombras gigantes, han decidido huir antes de que los destruyan, como a sus mayores y andan sueltos por la ciudad en busca de lugares donde pasar desapercibidos y evitar así ser exterminados; puro instinto de supervivencia.
Ojalá algunas de sus pequeñas sombras de papel se reproduzcan por Madrid, nos hace falta fauna de calidad en nuestra jungla de asfalto, ya que el servicio de limpieza del ayuntamiento sólo nos ha dejado una patética combinación de colores grises, al hacer desaparecer definitivamente su obra de los muros.
Recomiendo perderse un rato por su web y blog para disfrutar el resto de su obra, igualmente interesante, o más… no he hablado mucho de ella, porque está en todos lados.
Si encuentro más sombras recortadas, las iré añadiendo.