Hoy me permito una licencia que no se da muy a menudo, no soy cronista de exposiciones, pero no puedo por menos que comentar una expo que vi ayer En el fondo, nada ha cambiado… y que aún ahora, me hace relamerme de gusto al recordar y al ojear las páginas del catálogo, aunque la sensación no sea ni parecida a estar delante de las piezas.
No sé qué me pasa, que cada vez se me hace más cuesta arriba encerrarme en una sala a ver arte, es algo que empieza a preocuparme… pero como ya conocía a Martín Vitaliti, no me costó ningún esfuerzo acercarme al Museo de Dibujo a ver un trabajo que merece la pena ser contemplado en vivo y en directo.
Él, esculpe viñetas de antiguos comics teniendo mucho cuidado para no perder la esencia de las imagenes y sonidos en los que se basa su lenguaje, pero logrando crear un metalenguaje con el que materializar historias contadas por otros, transformándolas a su antojo, a base de sustracción y destrucción del material, para devolverlo convertido en escenarios de soledad, vacío, destrucción y desaparición, habitados por superheroes y personajes míticos que o están huyendo o se están sublevando a su condición, o simplemente se han quedado solos.
Y lo hace con tanto talento que a te dan ganas de meterte dentro de sus viñetas vacías, para intentar habitarlas, convirtiéndote en el personaje, que logra un final quizás un poco más feliz, o no necesariamente…