Muchas veces ha hablado aquí de un tema que me preocupa sobremanera, la ocupación del espacio público por parte de las marcas comerciales, bueno, últimamente vivo más horrorizada, aún mas si cabe, por la ocupación que hace la hostelería de las calles y plazas del centro de Madrid,  llegando a desplazar con sus mesas, sus plantas artificiales y sus tremendas estructuras de plástico, a los peatones que nos vemos lanzados a la calzada sin ningún miramiento, al habernos dejado sin espacio natural para transitar y sin lugar para el ocio, si no viene acompañado de consumo.

Pero desde luego, el tema de la publicidad invasiva me sigue tocando la moral, y estos días, vuelvo a relamerme, gracias a capacidad que tienen algunos artistas de subvertir la realidad que nos rodea y hacer de ella otra mucho más interesante, benditos artistas…

Esta vez la alegría visual me la da Karl Philips que ha ideado unas casas tomando como punto de partida las vallas remolque. Gracias a dios aquí no son muy usadas, pero que en otros países se han convertido en una manera habitual de hacer publicidad, supongo que al no tener asignado un espacio fijo, no tendrán que pagar tantas tasas de ocupación.

Para su proyecto The Good, the Bad and the Ugly ha aprovechado esta estructura básica, tipo tienda de campaña, para enmascarar una pequeña casa que nada tiene que envidiar a algunas infraviviendas que he visto yo en Madrid, y que tiene la ventaja de que si vienen mal dadas, podrá servir al dueño para ganar algo de dinero anunciando productos de consumo…

Este artista está muy interesando en el tema y en otra ocasión, aprovechó la parte de atrás de una gran valla, para construir un refugio plástico en forma de fuelle, que  además de permanecer oculto detrás del anuncio, ofrecía un espacio alternativo para nómadas que transitan por el caos de vallas publicitarias en el que se han convertido las carreteras de medio mundo.

Y ya que estamos con el tema, os dejo estas otra iniciativas con intención más publicitaria y por lo tanto perversa, que también he encontrado en Pop up City, por ejemplo, la desarrollada por  Julio Gómez Trevilla, como parte de la campaña publicitaria de Scribe, para la que diseñó una gran valla que contenía una casa que tenía la intención de ser habitada por un artista plástico que día a día iría pintando sobre el soporte, hasta completarlo.

Otro diseño, claramente publicitario, es le OdMEx House, diseñado por el estudio Apostrophy’s.

Otro bastante interesante proyecto, es el que ha llevado a Etienne Boulanger en Berlín, un hotel de 36 metros que aprovecha un espacio publicitario alegal o directamente ilegal, para esconder un alojamiento también para gente en transito, que no necesite permanecer mucho tiempo en un mismo sitio y al que lógicamente,  no les importe ocupar espacios de manera clandestina.

Para terminar, una idea más bienintencionada y bastante estética Urban Air, que ha sido ideada por Stephen Glassman y que aun está en fase de financiación mediante crowfunding.

El proyecto, trata de transformar vallas, de las gigantes que se colocan sobre las carreteras, en frondosos jardines de bambú que se alzan sobre el paisaje deprimente de las autopistas, mejorando su estética y su calidad. Se supone que para diciembre debe estar prototipado el invento, y poder así replicarlo con facilidad, en cualquier otra valla publicitaria del mundo.

Y por hoy ya no tengo más proyectos, podéis encontrar algunos más desperdigados por el Ático. Estos de hoy, los he encontrado reunidos aquí, y las fotos son de los artistas y de google.