mayo 28th, 2018

Camuflaje para ser salvaje

 

Hace tiempo leí la reseña de un libro que me dejó fascinada.

 

The Keartons: Inventing nature photography, era su título, y fue escrito por John Bevis en el 2016. En él se narra la vida y trabajo de dos hermanos, pioneros de la fotografía de naturaleza en estado salvaje.

 

 

Además de aportar gran documentación fotográfica sobre animales en su habitat natural, el libro descubre los secretos del proceso de trabajo de estos fotógrafos en un entorno hostil a los humanos. Los inventos que usaron para pasar inadvertidos me dejaron completamente encandilada. Así que he pensado que un soplo de aire fresco y natural como este, le viene bien al Ático, aun sin ventilar.

 

 

En 1892, los hermanos RichardCherry Kearton comenzaron a fotografiar en su pueblo, Thwaite al norte de Yorkshire. Con una cámara muy rudimentaria, lograron capturar algunas de las mejores fotos tempranas de nidos de pájaro con huevos, de insectos o de los mamíferos de su entorno.

 

 

Al darse cuenta del potencial de la cámara para revelar los secretos del mundo natural, decidieron perfeccionar y ampliar los registros de aves y otras criaturas en su hábitat, y durante tres años de trabajo de campo, editaron el primer libro de naturaleza ilustrado completamente con fotografías Birds’ Nests, Eggs and Egg Collecting.

 


Esta publicación les sirvió de trampolín en sus carreras personales, Richard desarrolló una serie de dispositivos que incluía el extraordinario «Stuffed Ox», fue autor de numerosos libros de naturaleza superventas, y con un exhaustivo programa de conferencias públicas hizo más que nadie de su generación para popularizar los estudios de la naturaleza. Cherry se destacó tanto en la fotografía fija como en la cinematográfica, realizó la primera grabación de pájaros cantando en la naturaleza.

 

Por méritos propios, son considerados los padres fundadores de este género fotográfico, hoy tan popular.

 

 

Pero en el día a día no lo tenían nada fácil, ya que para hacer bien su trabajo, se desplazaban con los engorrosos equipos fotográficos de la época, que debían  esconder cuidadosamente en el paisaje. Esto les llevó a agudizar el ingenio y discurrir todo tipo de soluciones que les permitiera estar presentes en las escenas y fotografiarlas sin disturbar la vida de los animales. Básicamente debían camuflarse y hacerlo también con todo el equipo.

 

 

Algunas anécdotas de su trabajo las he leído en The Guardian, Cuentan por ejemplo, que para solucionar el problema de fotografiar bueyes sin espantarlos, Richard tuvo una idea brillante, le pidió a su carnicero un buey y lo envió a un taxidermista para que lo dejara hueco. A modo de Caballo de Troya lo llevaban a las localizaciones y lo dejaban a la vista en campos, estanques o cualquier paraje natural, luego se arrastraban dentro de su vientre, con la lente de la cámara asomando por un agujero y así lograron fotografiar la manada de bueyes y todos tipo de pájaros que hubiera en la zona.

 

 

Pero el buey tenía varios inconvenientes, los hermanos no sólo tuvieron que soportar dolores de espalda mientras esperaban dentro hasta ocho horas para obtener una sola imagen, ademá, cuando hacía viento, tenía tendencia a volar, para sorpresa de los pájaros que estaban filmando. Me hubiera gustado ver eso…

 

 

A pesar de los pequeños inconvenientes tan exitoso les resultó el falso buey, que los hermanos experimentaron con otros animales y objetos falsos con los que llevaban a cabo escenografías de camuflaje cada vez más ambiciosas. Convirtieron una oveja en una cámara, pero fue atacada por perros pastores, también construyeron una falsa roca gigante e incluso una pared de piedra caliza, también árboles móviles, incluso se disfrazaron de cubo de basura. Para obtener imágenes de un pájaro exótico, Richard Kearton cavó un hoyo y se cubrió con turba durante varios días. En estas aventuras, eran atacados regularmente por aves marinas, dormían en los árboles y en el agua y no tenían reparos en descolgarse por rocas con una cuerdas a 600 pies.

 

Nunca tuvieron reparos en contar sus trucos y en mostrar sus artilugios e inventos, y se inmortalizaron a sí mismos en situaciones de extrema peligrosidad, así como en plácidas escenas en las que convivían con animales en total armonía. Algunos de los métodos que utilizaron hoy día serían cuestionados, impregnaban flores y troncos con miel  para atraer a los insectos y disparaban un revólver para molestar a los pájaros adultos con el fin de localizar los nidos antes de que descendieran del acantilado con la cámara y el trípode, hacían mas grandes los huecos de los nidos dentro de los troncos para poder acceder con las cámaras…. nada les detuvo en su misión documental, lo que definitivamente fue muy de agradecer.

Me quito el sombrero ante estos pioneros. Sus trucos y maquinaciones son en sí mismos verdaderas piezas artísticas. Viva el artificio, los trucos de magia, el humor, la aventura y la diversión!!!!!! En el arte y en la guerra todo vale, o algo así era…

Encontré y disfruté la info en The Guardian. El libro, lo estoy esperando como agua de mayo.

Las imagenes son de google y me he centrado mas en los turcos que en los resultados fotográficos.

mayo 24th, 2018

Girando de frío

 

 

Por aquí ando de nuevo, como tantas otras veces, intentando recuperar las buenas costumbres aunque sin grandes cosas que contar, ya que prácticamente todo está dicho por otros, con tanta abundancia y lujo de detalles, que me da cierto reparo asomarme al teclado para escribir mas de 20 palabras seguidas sobre algo que no sean mis propios asuntillos y que se resumen en: proyectos, presupuestos, fichas técnicas, y memorias justificativas…. vamos, de lo más apetecible todo.

 

 

Pero bueno, ahora que he conseguido alejarme, emocional aunque no físicamente, de las redes sociales, y me encuentro con la cabeza algo menos sucia, me ha venido un sentimiento medio romanticón, y he pensado hacerme fuerte en el Ático de nuevo, el pobre ahora se encuentra en lamentable estado de abandono, después de mis vagabundajes. Así que, voy a tratar de adecentarlo con cosas  de esas que a mí me gustan y que iré seleccionando modo random según estado de ánimo.

 

 

Para empezar a calentar los motores de la desbrozadora, elijo la forma circular una constante en mi vida, que mil veces me veo andando en círculo cual burro maquinando, con orejeras puestas y tropezando con las mismas piedras del camino.

 

 

Los círculos de hoy son de hielo,  (muy conveniente también, estoy enganchadita a The Terror), y los está creando un señor finlandés llamado Janne Käpylehto experto en energía, que ya es muy popular en su país ofreciendo diversión helada a sus compatriotas, usando mínimos recursos.

 

 

Y es que el ingeniero, ha ideado una especie de atracción de feria para bajas temperaturas, que consiste en cortar enormes círculos en hielo, con la ayuda de una motosierra, a los que añade un motor para conseguir que giren sobre sí mismos con un movimiento que se asemeja al de un carrusel pero mas sereno y relajante, y que cuenta con el gran atractivo de estar instalado en medio de maravillosos parajes naturales a -20º.

 

 

Según cuenta el autor, el primero lo ideo para divertirse él mismo en el lago Kirmusjärvi cuando estaba congelado, y lo hizo de manera manual, cortando el hielo con una motosierra y algunas rudimentarias herramientas. Acto seguido, colocó una sauna, una barbacoa e invitó a sus amigos, que estuvieron encantados con la ocurrencia. En seguida se dio cuenta que la idea podría desarrollarse más y ni corto ni perezoso, construyó la primera máquina de sierra para cortar hielo y acometer así carruseles de mayor magnitud.

 

 

El segundo que hizo fue en Helsinki, más grande y para hacerlo girar utilizó dos motores fueraborda, eléctricos silenciosos y algo de energía solar. Al anochecer, había una banda actuando y mucha gente disfrutando de la enorme pieza (250 toneladas) de hielo giratorio, bellamente iluminado por luces LED. 

 

 

En la actualizad, los círculos cada vez son mas grandes y el creador invita a que en cualquier parte del mundo con hielo, se replique el modelo. El record de esta año lo ha ganado uno de 130 metros de diámetro que ha sido hecho en Long Lake, Maine EEUU.

Ahora Janne está pensando en prototipos para interior, que parece que la cosa da para mucho mas.

 

 

Y aquí lo dejo por hoy, pensando que ante tanta tecnología de vanguardia, esta se presenta una buena manera de pasar tiempo sobre el hielo.

 

 

No sé de donde saqué la info, pero sí que fue lo último que dejé a la espera en la bandeja de borrador cuando desaparecí de aquí por tanto tiempo.

 

 

Pues qué queréis que os diga, me siento genial haciendo algo tan obsoleto y fuera de toda lógica como escribir en formato blog. Volveré pronto. SI queréis seguirme… había una cosa que se llamaba lector de feeds. ahora nadie los mira, yo acabo de desempolvar el mío y madre mía lo que ha salido!!!!!!!.

 

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