octubre 8th, 2008

Flores de luz para los campos de Cornwall


La iluminación exterior me apasiona y si pienso en una acción singular para intervenir el espacio tanto urbano como natural, siempre me viene a la cabeza la posibilidad de hacerlo con luces y por supuesto con sus correspondientes sombras. Este tipo de acciones son de alto impacto visual, además de ser efímeras y muy reversibles, es decir perfectas para la ciudad.


Y tampoco no tienen por que ser muy costosas ni consumir demasiada energía, para eso contamos en las calle con suficientes elementos de los cuales parasitar la energía, sin olvidar por ejemplo la posibilidad de ayudarnos con paneles solares o cualquier tipo de energía renovable o de luminarias de bajo consumo.


Alguna de estas cosas debería ser tenidas en cuenta por los ayuntamientos a la hora de planificar sus concursitos de luces navideñas, ¿no estaría bien que en los pliegos de condiciones se hablara de un consumo máximo y que se primara el uso de energías baratas y de dispositivos de bajo consumo????. Claro, pero es que para hacer algo así hay que saber y creo que los que nos deleitan con sus creaciones navideñas no están muy al tanto de este tipo de asuntos.


Pero bueno, a lo que vamos, hoy dejo por aquí la instalación de un artista de la luz, del que, ya puesta a criticar, no es que me apasione precisamente su trabajo, pero que en este caso ha conseguido una pieza vistosa y evocadora que se integra buen en la naturaleza consiguiendo realzarla sin llegar a anularla.


Se llama Bruce Munro y ha creado la instalación Field of Light como aportación artística al Eden Project una especie de invernadero gigante, también de plástico, aunque este no flota como el de ayer, que fu sido construido en Cornwall, Inglaterra como una especie de parque temático de la naturaleza.


La instalación está compuesto por 6.000 tubos que contiene fibra óptica y que terminan en una pequeña bolita con un led de bajo consumo. Según el artista cuenta, se ha inspirado para su construcción en las flores que aparecen en el desierto después de una tormenta…


No se si esta instalación consume mucha energía, pero hubiera sido interesante que puesto que se ha instalado en el campo, hubiera sido alimentado por energía solar, eólica, o yo que se. En el comunicado del autor no dice nada sobre el asunto.


En todo caso es una pieza vistosa, bien integrada en su entorno y con vocación poética, aunque… menudo día tengo hoy, se me parece a algunas otras cosas que ya he dejado por aquí, como la maravillosa Vegetación luminosa de Studio Roosegaarde, o The Third Bridge del artista Osman Akan o mi favorito sobre todas las cosas el Wind to Light de Jason Bruges.


El trabajo de Bruce lo he visto aquí de donde también he sacado las fotos. He añadido alguna imagen de otro proyecto del autor llamado Waves.



octubre 7th, 2008

Ciudades que se mueven por el aire


Tomas Saraceno es un arquitecto soñador que piensa que en el futuro habrá ciudades que floten en el espacio y en las cuales los habitantes podrán vivir y viajar por el aire, de un lugar a otro, el las llama «Ciudad Aeropuerto».

También construyó un Museo Aerosolar del que ya hablé en otra ocasión.

Yo espero que esto de las ciudades flotantes no suceda y menos en una especie de larvas de plástico transparente como nos propone el artista, a mí me gusta estar con los pies bien puestecitos en la tierra y saber, cuando me levanto por la mañana, dónde estoy y cuanto tiempo voy a tardar en ir al trabajo.

Pero bueno lo he traído al ático, más como proyecto artístico, que como una realidad alcanzable, aunque según he leído está en conversaciones con la NASA para ver como pueden colaborar en su construcción.

Me gusta el efecto que producen esas cápsulas transparentes flotando por el aire, y también cuando se instalan dentro de parajes naturales, aunque está claro que tanto plástico no es nada bueno para el ecosistema, espero que el autor haya pensado en ello.

Ahora ha creado un invernadero flotante que ha colocado en el interior del parque de Sonsbeek, en Arnhem. En él, las plantas crecerán gracias a un constante control de la temperatura y los visitantes tendrán la oportunidad de subir por unas escaleras a echar un vistazo dentro.

Bueno, os dejo con las fotos, que son lo que realmente me ha gustado de todo esto de las cápsulas flotantes.


Lo he visto aquí.

septiembre 11th, 2008

El arbol, un objeto artístico


Me gustan los árboles, mas que las plantas, más que las flores, mas que algunos animales y que determinadas personas.

Ayer, mientras miraba la Castellana desde las alturas, pensaba que ese gran bosque longitudinal en el centro del gris y nublado Madrid, era como una brecha que casi dolía mirar, de lo verde y frondoso que era. Nunca me había dado cuenta de lo que cambia esta calle vista desde arriba, todo gracias a los arboles, bueno es que creo que nunca había tenido esta vista desde las alturas. Ya se lo que vais a pensar, que lo podía haber visto en google earth, que para estas cosas es ideal.


Esto me hizo volver a pensar, en lo que echo de menos tener árboles en mi calle, para mirarlos desde arriba, no hay ni uno y claro, yo que me crié en una calle con naranjos, pues no me acabo de acostumbrar a tanto minimalismo vegetal por la zona.

Hoy, para ahondar más en la herida, leo en El País que dentro de la programación de la Noche en Blanco «La Casa de Campo recibirá 500 nuevas encinas como «acto simbólico» encaminado a reducir el impacto ambiental del proyecto» y es que me quedo alucinada… según el programa oficial «Será La noche en blanco más comprometida con el medio ambiente, con la plantación de 500 encinas en la Casa de Campo» ¿¿¿¿????.

Señores, plantar arboles en Madrid se ha convertido en un acto digno de estar en la programación de un evento artístico, pues sí que está mal la cosita, ufff, ya me veo a algún espabilado, comisariando la plantación de las florecillas de los jardines, la poda de los arboles, la repoblación de los parques y contratando para la ejecución de tan artística actividad a los creadores más amigos o más de moda.


Porque, si la iluminación navideña es adjudicada a diseñadores de moda, que nada saben del bajo consumo, sostenibilidad y ecología, el cuidado de los jardines y parques de la ciudad puede caer en manos de dios sabe qué extraño gremio…

Y pensando en esta historia del arbol como objeto artístico, me ha venido a la cabeza inmediatamente la obra del artista coreano Myoung Ho Lee, que se dedica a fotografiar arboles en entornos naturales.


Y ¿qué tienen de particular los árboles que este hombre retrata? pues en principio nada, sólo que el artista, antes de capturar la imagen, los ha aislado de la naturaleza, aunque no irreversiblemente, lo cual, es de agradecer.

Lo que hace, es colocar una tela blanca detrás del arbol, para que la silueta se recorte y separe del fondo, como si fuera el telón de un decorado teatral. De esta manera, el objeto fotografiado, adquieren una apariencia tan artificial que el resultado final te deja perplejo, no sabiendo bien si lo que se ve es un arbol real o una estampación en la tela.

Os dejo con estas curiosas fotografías de arboles descontextualizados, que a mí, en un día de efervescencia creativa, me han inspirado muchas otras cosas.


Lo conocí aquí.

julio 22nd, 2008

Contenedores de escombro para soportar el verano


Qué imágenes más refrescantes para el verano, me da una alegría y ganas de echarme a la calle a hacer cosas similares en Madrid, pero me parece imposible dada la idiosincrácia de nuestras instituciones…


Y no es que la idea que ha tenido Oliver Bishop Young sea nueva ni revolucionara, el maestro de la utilización de los espacios públicos al límite de la legalidad, Santiago Cirugeda, ya nos había dado la receta para hacerlo en nuestras ciudades, en su línea habitual de trabajos peleones y solidarios que personalmente admiro.


La utilización que ha hecho Oliver de contenedores de escombros en Londres es bastante espectacular ya que ha sabido condensar en este mínimo espacio, distintos usos que tienen que ver sobre todo con la diversión, el descanso y la naturaleza, en los espacios públicos.


Y no se corta planteando una piscina pública dentro de un contenedor estandar, con escalerilla y todo, o un parque con césped, arboles e incluso bancos, o un jardín de flores, una pista de skate, un terreno para acampar e incluso una mini sala de estar con radiador butacas y espejos…


Y lo ha llevado a cabo utilizando en muchos casos objetos reciclados, demostrando que los pequeños espacios no tienen por qué limitar la imaginación.


El segundo proyecto de este estudiante aventajado. que también está relacionado con contenedores, es la creación de una web en la que la gente puede documentar e informar de las cosa que se encuentran abandonadas en ellos, para que los que estén interesados puedan ir a recogerlas.


Para ello, pone en el contenedor, un espejo con el que comprobar lo que se encuentra dentro, una pizarra en la que apuntar lo que se encuentra disponible y una escalera para poder acceder al interior.


Refrescantes ideas que hacen apetecible la utilización de los espacios públicos, porque… ¿a quién no le gustaría, con el calor que tenemos estos días, tener la oportunidad de pegarse un remojón en uno de los muchos contenedores que invaden nuestras calles?…


Pero con todo, dejadme que yo prefiera, las más discretas recetas subversivas de Santiago, qué le vamos a hacer…


Me lo contó Mike, muchas gracias por acordarte de mí, yo lo había visto en Today and Tomorrow. Las fotos las he sacado de Dezeen.


Seguro que, por su vistosidad, no soy la única en reseñar mañana esta intervención.

mayo 21st, 2008

Para más información, mira el reverso

Andrea Acosta, una joven artista Colombiana que trabaja en Alemania y cuyo proyecto se denomina I-mperfect 2.o, ha realizado intervenciónes en señales de tráfico, que poco tienen que ver con las que estamos acostumbrados a encontrar, mucho más reivindicativas y por supuesto siempre en un primer plano y por delante.

Pues esta artista lo que ha hecho ha sido utilizar la trasera de dichas señales y no precisamente para lanzar mensajes reivindicativos, sino para plasmar en ellas sutiles y delicadas formas vegetales.

Aún con el exceso de información que existe en los espacios públicos, la artista considera que poner estos casi imperceptibles dibujos en el reverso de las señales es un acto subversivo, que utiliza este espacio olvidado para cuestionar la funcionalidad de lenguaje de signos en el espacio público.


Este pequeño cambio en la superficie gris, tiene para mí el poder de interrumpir la vida cotidiana, hacer que la gente se pare a mirar, que cambie sus costumbres lo que inevitablemente conduce, a que reparen en esos pequeños detalles que les rodean.

La técnica empleada ha sido en algunos casos la pintura, en otro vinilos impresos y cortados y por último, directamente el dibujo ha salido a la luz limpiando la superficie.

Esta intervención tuvo lugar en una pequeña ciudad de Alemania, muy cerca de la ciudad de Bremen. La idea era conmemorar el 100 º aniversario de la muerte de la pintora Paula Modersohn-Becker. Desde luego a Andrea le salio un trabajo muy poético.

Echando un vistazo a su blog I-mperfect 2.o me han llamado la atención otra dos pequeñas y casi imperceptibles intervenciones que tienen como protagonistas al reino vegetal, pero en este caso a los más diminutos y humildes hierbajos que crecen a su libre albedrío en el pavimento.

La primera se llama Grasouflage y surgió cuando la artista fue invitada a realizar una intervención de un día, para conmemorar el 10º Mercado de la Flores en Weimar.

En primer lugar sacó el césped de su contexto y lo desplazó para acercarlo lo más posible al hombre, para eso lo colocó sobre los bancos y las sillas, de manera que se convirtió en parte del mobiliario que se uso durante la feria.

Además, colocó pequeñas etiquetas señalizadoras de color amarillo en las que escribió la cifra 0,00 marcando toda la zona donde habían surgido pequeñas hierbas salvajes entre el empedrado. Con ello la autora quería hacer un delicado comentario fuera de contexto sobre el valor y la propiedad en un espacio público.

La segunda intervención, llamada 0,00 fue una continuación de la anteriormente mencionada y consistió en llevar la acción de las etiquetas amarillas a una superficie mucho mayor.

Para ello, eligió una zona con muchas hierbas salvajes, situada en una isleta, en el cruce entre dos calles. Con esta acción, además de más espectacularidad, consiguió un público insospechado al verse obligados los coches a parar en el cruce.

Estas de Andrea son un tipo de intervenciones artísticas que según mi opinión pueden tener incluso más impacto que otras más agresivas, precisamente por apelar a la sensibilidad, a la delicadeza y a lo diminuto.

El resto de sus trabajos, que se pueden ver en su blog, responden a estas mismas característica.

Lo he visto en 72dpi.

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