A veces el arte puede ayudar a mejorar la vida de las personas, no ya su vida interior que se da por sentado, sino su calidad de vida. Suelen ser estos, proyectos innovadores y un poco locos pero que gracias al empeño y empuje personal del artista se sacan adelante.
Este es el caso del proyecto Solar Mirror, ideado por Martin Andersen, un artista vecino del pueblo noruega de Rjukan que con ayuda de sus vecinos, fue capaz de doblegar y cambiar la trayectoria de los rayos de sol, redireccionándolos para incidir en la plaza del pueblo en el que vive, que por estar situado entre montañas, se pasa 6 meses en sombra.
Según leo, los residentes tienen que subir en un teleférico hasta la cima de un monte cercano para tomar un poco de vitamina D. pero la semana pasada los débiles rayos del sol de invierno llegaron por primera vez a la plaza del mercado de la ciudad, gracias a tres espejos colocados en la montaña.
Antes, cuando el clima era bueno, veíamos que el cielo era azul y sabíamos que el sol brillaba. Pero no podíamos verlo. Era muy frustrante”, dijo Karin Roe, de la oficina de turismo local. “Ahora, cuando no hay tiempo para llegar a la cima de la montaña durante la semana, podemos salir de nuestras casas y sentir el calor del sol en nuestras caras”.