septiembre 25th, 2007

Puentes de artesanía


Es tal la avalancha de acero, hormigón y luces, a la que nos tienen acostumbrados nuestros «arquitectos estrella«, que no me llama la atención prácticamente ninguno de los grandes proyectos que se anuncian a bombo y platillo en la prensa.

Además, noto que cada vez me fijo más en los trabajos hechos a escala humana, pensados para las personas, no para las cámaras o para ser vistos desde el cielo.



Y en esta línea de sensibilidad a pequeña escala, me ha impactado este ligero y delicado puente peatonal que cruza el Lago Austin, en Texas.

Ha sido diseñado por el estudio de arquitectos Miró Rivera y lo he visto en CoolBoom. Me parece una obra de gran sensibilidad y delicadeza, que se integra a la perfección en el paisaje, aportándole belleza añadida. La estructura de cañas irregulares y la vegetación que las entreteje, va conformando esta, casi imperceptible, unión entre las dos orillas.


Esta pieza ganó en 2006 el AR Awards for Emerging Architecture para arquitectos jóvenes.

No es frecuente ver trabajos tan cuidados y preocupados por el entrono, además de ser reciclable, ecológico, sostenible y bonito. Eso sí, parece un poco incómodo para transitarlo con frecuencia, aunque se le perdona al ser un puente privado que une la casita de los invitados con la principal.


He visto también en CoolBoom otro puente que responde a criterios similares, en cuanto a ligereza y ecología, el Paper Bridge, que ha sido construido con resistentes tubos de cartón y aguanta 20 personas sobre el.


Creado por Shigeru Ban, un arquitecto que ha diseñado interesantes obras arquitectónicas, pensando en situaciones de crisis humanitaria, está proyectado para ser usado en cortos periodos de tiempo y después desmontado cuando llega la época de lluvias.

Obras de ingeniería hechas con sensibilidad de artesano. Me encantan.

septiembre 24th, 2007

Y… ¿que pasó esa noche?


Pues que pudo el Blanco sobre el Negro y me imbuí casi sin darme cuenta en el espíritu «qué guay y moderna es mi ciudad» dejándome llevar sin reservas por las distintas localizaciones de este gran escenario que fue Madrid por una noche, junto a mis amigos y algún otro desconocido que se fue uniendo a lo largo del recorrido.

Por causa de la lluvia que calló a primera hora, no me salieron los planes como pensaba y tuve que cambiar el Templo de Debod por unas cervecitas en el Palentino, que tampoco estuvo mal para ir cogiendo el pulso a una noche, en la que (a pesar de la edad) no dudé en decantarme por los itinerarios que me parecieron más alternativos y vanguardistas.

Hubo momentos verdaderamente interesantes y divertidos a lo largo del recorrido.


Frente al Edificio España, todos con la boca abierta observando como la fachada cobraba vida y se llenaba de coloridos píxeles que representaban jardines pintados por niños y que iban cambiando cada poco tiempo la apariencia del edificio. Todo gracias a Ron Haselden y su Family Garden.

Estupenda la narración que nos hizo una voluntaria, ocupante de una de las 400 ventanas, sobre cómo tuvo que entrar en el edificio pisando cascotes y con un casco de seguridad, y de qué manera pasó 45 minutos cambiando filtros a intervalos de un minuto siguiendo una escaleta de tiempos y colores.


No me extrañaría que estas navidades algún espabilado quiera utilizar ese mismo edificio y esa técnica para dibujar en sus ventanas arboles de navidad o mensajes de «Feliz año nuevo». Ahí dejo la idea.

Otro momento emocionante, fue cuando entramos en uno de los patios de Conde Duque y nos vimos inmersos en la gran orgía del reciclaje organizada por Basurama, ese colectivo de jóvenes arquitectos que dan valor a la basura hasta convertirla en un material noble con el que conforman sus interesantes proyectos.


Un poema la cara que se nos puso al ver que el espacio estaba invadido por montones enormes de ropa de segunda mano, de la que todos podían hacer uso según su imaginación, dentro del evento llamado «Se regala Plaza».

Era raro encontrar a alguien que no se hubiera mimetizado con el ambiente y hubiera añadido a su atuendo algún elemento sesentero o simplemente cutre. Unos por estética y muchos otro por frío, las batas de estar en casa, los sueter apretados, las gafas de plástico los sombreros, los abrigos, la ropa interior nada gamurosa era la tendencia en esta pasarela de moda y reciclaje que haría palidecer de envidia a alguno que otro modisto modernillo, de esos que han estado por aquí estos días en la «Madrid Fashion Week» como dicen que se llama ahora la Pasarela Cibeles.


Y una vez conseguido el atuendo más impactante, se podía pasar el rato dentro de una bañera charlando con un amigo, lanzando, cual guerra de almohadas, ropas al aires al compás de la música, tomando algo sobre muebles de deshecho, sentando en un inodoro viendo uno de los interesantes trabajos reunidos por Future Shorts. o codeándose con los componentes del «Taller de Costura Movible» que te customizaban la ropa armados con su moto maquina de coser. A esto no llegue y me hubiera gustado mucho.

Y llegó la hora de salir de este recinto, las 5 de la mañana y los alrededores del Conde Duque eran lo más parecido a el escenario de la película Mad Max . Algunos personajes que parecían alienígenas, iban cargados con grandes bolsas que habían llenado hasta arriba de ropa seleccionada en esa gran superficie textil. Otros arrastraban muebles que Basurama había donado para que nos lleváramos a casa.


El trayecto de Conde Duque a Plaza España, dónde se cogía el búho que iba al Matadero presentaba un extraño aspecto que sorprendía a los viandantes y conductores que cansados volvían a sus casas después de pasear por otros itinerarios menos alternativos y que de momento se vieron rodeados de unos seres extraños esperando un autobús, que parecía les iba a retornar, a sus lejanas galaxias. Desternillante.

Y qué momento inefable, el vivido en el autobús urbano que nos llevaba al Matadero, donde teníamos puestas nuestras esperanzas de fin de fiesta apoteósico.


Como no se prodigaban mucho que se diga, la gente se lanzaba literalmente sobre ellos cada vez que llegaban a la parada, no se lo que hubiera dado por ver de cerca la cara de horror que debieron poner los conductores cuando se vieron asaltados por esa masa humana, vestida extrañamente y con cara descompuesta por el esfuerzo de meterse a presión en un espacio tan limitado.

Por supuesto en el trayecto de media hora, diversión a raudales, se deshace mi grupos por las apreturas y me encuentro encajada entre un tipo alto con unas bragas de flores en la cabeza y un sujetador con refuerzo sobre su jersey de diseño, una chica con bata de guatiné rosa, y otros compañeros mártires tocados con sombreros, gafas de plástico de colores, bufandas de plumas y demás complementos inenarrables.


Y así empezó una especie de rastrillo ambulante en el que la gente se intercambiaba la vestimenta, trajes de niño pequeño rellenos de tela, volaban por los aires y quien más y quien menos hizo amistades e incluso pudo ser el principio de algo más. Y como banda sonora, unos espontáneos nos deleitaron con cancioncillas populares subidas de tono de esas que se cantan en las excursiones escolares, vamos que sólo faltó decirle al conductor que saludara.

Pero al final del destino nos esperaba una sorpresa. Suspendidos todos los actos del Matadero y desalojo por parte de las autoridades. Así que nos quedamos sin fin de fiesta memorable y con un palmo de narices por no poder disfrutar del recinto que más prometia y sin poder ver a Aldo Linares, Georges Rousse, Daft Punk, Audio Drive, etc…


Aunque la versión oficial, es que había más aforo del permitido, lo que oímos por allí es que alguna gente de esa que no sabe beber, se puso violenta y se dedicó a lanzar botellas de cristal al respetable. ¡Qué bestias!.


Así las cosas y antes de que se desmandaran más, nos volvimos andando a casa, eso sí haciendo un alto en el camino a la altura de Embajadores para calentar el estómago con un pinchito de tortilla y un cafetito. Con lo que dimos por terminada nuestra particular Noche en Blanco de luces de colores, autobuses y seres extraños de inimaginables vestimentas.

septiembre 20th, 2007

A la sombra de un arbol


Los concursos y competiciones están a la orden del día y de algún modo, todos nos vemos obligados a participar con mayor o menor implicación.

Concursamos en la tele y lo llamamos participar en un reality show, también para acceder a un cargo público concursamos y lo denominamos opositar, para hacernos con un nuevo cliente también competimos, y nos lo venden como que tenemos la obligación de demostrar nuestra valía frente a nuestra competencia.

También lo hacemos para llegar a ser millonarios por medio de la lotería, y cualquiera con mínimos conocimientos, ha podido participar en la competición para diseñar el futuro logotipo de unas olimpiada que se celebrarán en el 2016, y que aún no hemos ganado en ese otro megaconcurso mundial.

En menor escala, lo hacemos también para entrar en los sitios de moda, para conseguir una pareja, para adquirir buenas entradas, para comprar la lámpara que nos gusta en Ebay, para que lean nuestro blog… y suma y sigue.


Pues uno de los concursos que más me ha gustado últimamente y que he conocido gracias a La faz de lo innumerable, ha sido el que convocó la empresa Pro Materia, en colaboración con el Ministerio de Medioambiente y Energía Belga y que se falló el pasado mes de julio.

Este concurso para profesionales (qué raro), se ha llamado Parckdesign y consiste en la creación de mobiliario innovador, que pronto será producido y colocado en el Jardins du Fleuriste de Bruselas, por un periodo de tres años.

De entre 71 proyectos presentados, 4 ganadores fueron elegidos por un jurado especializado y un 5º proyecto lo fue por votación popular.

De los triunfadores, yo me quedo con el Déjeuner sur l’ombre, diseñado por Anika Perez y Brice Genre de Francia.

El planteamiento del proyecto es interesante. Para evitar la inclusión de objetos extraños en el espacio natural, los diseñadores utilizar la sombra que los árboles proyectan en el suelo, para fabricar con su forma, unos grandes espacios verdes que parecen flotar en el aire y que invitan a sentarse, tumbarse, disfrutar de una comida campestre o pasar el día bajo los árboles.


Además al estar diseñados de forma modular se pueden unir unas piezas a otras para acomodar a distinto número de personas, o para adaptarse a circunstancias transitorias.

A mí, desde luego, me parece una pieza que se integra armoniosamente con cualquier paisaje y que vista independiente del entorno tiene una bella forma que me gustaría ver debajo de cualquier árbol de mi barrio.

Recomiendo echar un vistazo a otros proyectos del concurso, no sólo a los ganadores porque hay bastantes piezas interesantes de gran nivel técnico.

¿Por que será que aquí, los concursos públicos para profesionales cuentan con poca popularidad?.






septiembre 17th, 2007

500 bombillas de bajo consumo iluminan Trafalgar Square


Hoy se ha inaugurado en Trafalgar Square la instalación que el diseñador inglés por excelencia, Tom Dixon, ha ideado para el lanzamiento del London Design Festival 2007 que se celebrará hasta finales de septiembre en la capital del Reino Unido.

Este famoso diseñador, uno de los más comprometidos con el medio ambiente del panorama contemporáneo, ya estuvo presente el año pasado en esta misma plaza y en esta misma feria con sus Sillas de Foam.


Este año, ha dado luz a la plaza, con 500 lamparas Blow creadas para la ocasión, en plástico reciclado opaco e iluminadas con bombillas Glowb de bajo consumo.

La instalación es muy apropiada para la ocasión puesto que dentro de poco se prohibirá en la Comunidad Europea la venta de bombillas incandescentes y hay que empezar a concienciar a la gente de uso de bombillas de bajo consumo.


Estas lámparas se encenderán 3 horas al días hasta el día 19 y ahorrarán en ese corto espacio de tiempo 754 toneladas de CO2 y 212.000 libras en la factura de la luz de la ciudad.

Y todos los días, 1000 de estas bombillas, serán regaladas al público para que comprueben por sí mismos, el ahorro efectivo en sus propios hogares.


Diseño sostenible de vanguardia de la de la mano de Tom Dixon y ahorro de hasta un 80% de consumo eléctrico con bombillas de bajo consumo, que se dice pronto.

Lo he visto en Inhabitat, Dezeen, Treehugger, We made this y no se cuantos blog más.

Y no es la única iniciativa sostenible que se inscribe dentro del London Design Festival. Hay otras como 100% Design, Designersblock y su Liquid Projects, o Beauty in salvaging unwanted goods, Recycling design challenge, Wake up to sustainability… de las que vamos a leer mucho esto días.

Yo, esperaré un poco, para no repetirme.


Las fotos del evento son de Inhabitat.

septiembre 11th, 2007

Paragüero del que nacen plantas


Otro diseño que dentro de sus limitaciones también piensa en el ahorro.

Se trata de un paragüero/maceta que aprovecha el agua que gotea de los paraguas cuando llueve, para regar la maceta que va unida a su base.

Este Unbrella-Pot ha sido diseñado por la empresa japonesa Kyouei Design y lo he conocido por Coolboom.

Me gusta mucho porque es sencillo, tan blanco y pulido (es de porcelana) pero con ese toquecillo verde en su base que me provoca una sonrisa.

En España tendríamos un problema con este diseño, que nuestros paraguas suelen estar secos la mayor parte del tiempo.

Así, el que lo quiera, se tendrá que preocupar de echar una regadita adicional a la planta.

Por lo demás… perfecto.

This work is licensed under GPL - 2009 | Powered by Wordpress using the theme aav1