Hoy vuelvo a llamar a un clásico del Ático, Rafael Lozano-Hemmer, un artista que me gusta muchísimo (gracias Paloma) porque sabe combinar tecnología y poesía, para crear instalaciones que interactúan con el público, que acude a ver sus piezas y que siempre sale divertido.
Hoy os cuento sus dos últimos trabajos interactivos. El primero Tape Recorders, encargado por el Museum of Contemporary Art, de Sydney, consiste en una hileras de cintas métricas motorizadas y pegadas a la pared de una sala, que van registrando la cantidad de tiempo que los visitantes permanecen en la instalación.
Al detecta la presencia de una persona, la cinta más cercana, comienza a ascender hacia arriba. Cuando llega a alrededor de 3 metros de alto deja de mantenerse erguida y cae al suelo, momento en el que comienza a retroceder hasta quedar completamente enrollada de nuevo.