abril 19th, 2010

Gris oscuro sobre más gris oscuro

Que a estas alturas de la feria, cuando ya tenemos desgraciadas casi todas las plazas de Madrid, se publiquen artículos como los de hoy de El País, Las plazas no están para sentarse y Madrid, capital del granito en los que  cuentan una versión de por qué las plazas y espacios públicos son grises, sin bancos y sin el menor rastro de verdes… me hace reír, por no llorar.

Y es que de estas cosas llevamos quejándonos muchísimos usuarios del los espacios públicos y desde hace varios años. Por mi parte, los Desayunos de la Luna se organizaron para reivindicar una de estas rehabilitaciones, en concreto  en la plaza más fea y dura de  la capital, para mi gusto, la de Maria Soledad Torres Acosta conocida como La Plaza de La Luna. Y precisamente en estos desayunos, hablando de este tema con una paisajista, me dijo que a las instituciones les da miedo el verde, ya que si no se cuida bien se puede secar y resulta caro de mantener…

Pero yo tengo otra teoría y va a ser difícil que alguien me convenza de lo contrario. Las plaza públicas son grises y duras, porque no están diseñadas para ser usadas por los ciudadanos, sino para ser comercializadas, por trozos o en su totalidad,  dependiendo del evento en cuestión y supongo que del dinero que se pague por ella.

Sólo hay que recordar la cantidad de casetas de todo tipo que se instalan en estos espacios ahora completamente diafanos, esos cutremercadillos medievales que cada dos por tres insisten en volver, en los que se venden además de panceta, bebidas alcohólicas durante todo el día… o las inmensa pistas de hielo que bloquean una plaza entera, de manera que sólo se pueda acceder previo pago.

Fijaos en la gente de Triball, que es capaz de vender un barrio enterito, dependiendo de las necesidades publicitarias de cada anunciante. Si se les paga, ellos se encargan de gestionar de manera rápida y eficaz, todas las licencias para que el área de Ballesta y Plaza de la Luna se convierta, todo él, en un anuncio publicitario de Ron Havana 7, con alcohol incluido, vendido en improvisadas barras de bar situadas en las tiendas de las que son propietarios.

O pueden hacer que Fiat ocupe toda la plaza, para vender sus coches, organizando un macro concierto diurno, en el que, mientras a los jóvenes se les prohibía consumir cerveza,  los invitados vips de la marca, bebían a discreción, protegidos de las miradas de curiosos, por unas mamparas. Tengo fotos…

En el blog La no convencional de mi amigo Aliencito, podéis leer todo sobre estos eventos, yo estaba acompañándole, pero desde luego, el tiene más gracia contándolo…

Y de la peatonalización de la Calle Fuencarral pues más de lo mismo, hecha para consumir sin obstáculos en un barrio ya totalmente gentrificado, pero claro, los fines de semana se queda completamente, desierta porque nada en ella invita a pasear… Tremenda esta intervención urbanística…

Para quitar hierro a la cosa os dejo referencias de alguna intervenciones de Luzinterruptus, Hortalizas creciendo en un verde inútil, Jardín vertical envasado o Plaza con poca vida, que tocan, desde un punto de vista humoristico-luminoso, este tipo de asuntos…

Las imágenes de hoy no son de ellos, para no repetirme demasiado, he preferido acompañar este texto, con el trabajo de un artista, que demuestra que el gris cemento o el hormigón de desecho, si se usa con talento, se pueden llegar a convertir en interesantes piezas escultóricas.

El artista se llama Gustavo Godoy y lo he conocido aquí. Las fotos son de su galería y de google. Dejo también otra serie hecha con material de deshecho, sobre todo maderas. Y bueno…  tampoco es que necesite este trabajo, de más información…

febrero 26th, 2009

Verde urbano


Mirando las fotos del post anterior, es decir, el de más abajo, no puede uno evitar sentir verdadera pena al ver cómo un espacio tan extenso y despejado dentro de la ciudad, se haya visto reducido, por obra y gracia de un proyecto de cortas miras, a una tremenda extensión gris sobre fondo gris, bueno sin olvidar el aprendiz de jardín vertical, medio seco, que se ha plantado en uno de los laterales de la plaza, justo donde no da nunca el sol.


Pero esta Plaza de la Luna (Soledad Torres Acosta), no es la única que luce así de tristona, y es que absolutamente todas las que se están proyectando en estos últimos años en la capital, tienen el mismo tono desagradable, duro, frío e inhóspito. ¿Será casualidad o que todas han sido diseñadas por los mismos? o ¿no será simplemente que compran el pavimento en la misma tienda?…


De eso estaba hablando, en nuestro accidentado desayunos, con Gema y Consuelo que saben mucho de todo esto y que me decían que el verde es un color que da miedo a algunos arquitectos, ya que no es fácil prever cuál va a ser su comportamiento.


Vaaaaaaale, ahora lo entiendo, mejor ponemos un gris, que es un color seguro, que no engaña, destiñe, ni evolucionar a otras tonalidades más alegres, que inviten a utilizar las plazas, con lo que el negocio de los cutrechiringuitos y las casetas se resentiría.


Es difícil pensar en una plaza madrileña de color verde, como también debe ser complicado para los habitantes de la ciudad de Tokio, imaginarla completamente cubierta de verde.


Para facilitar la tarea a los menos imaginativos, algunos artistas japoneses participaron en el proyecto Green Island, y echando mano de socorridos retoques fotográficos, nos muestran, sin dejar nada a la imaginación, cómo luciría la ciudad, si el verde se apoderara de las calles y los espacios públicos.


A mí estas imágenes, me parecen de lo más provocativas, vamos que al verlas, me dan ganas de ir tirando semillas de césped por las calles, a ver si en un tiempo se llenan de vegetación.


Un día de estos voy a hacer un retoque de photoshop con mi querida Plaza Luna y voy a simular como serían los desayunos. Ya no necesitaríamos cajas de cartón, que parece que molestan, con un simple mantel de cuadros bastaría.


En el terreno de lo real, en algunas ciudades ya se están utilizando los tejados como zonas verdes y por lo visto es de lo más ecológico y sostenible porque aísla facilitando así el ahorro energético.


Otros espacios de la ciudad, susceptibles de ser llenados de verde, ya se está haciendo por ejemplo en Barcelona, son las vías por donde transitan trenes y tranvías urbanos. Al ser vehículos con pequeños espacios de rozamiento, permiten ser rodeados de vegetación, lo que no sólo es estéticamente precioso, pues crea como ríos verdes, fluyendo por el gris asfalto. Además ayuda a drenar la lluvia y reducir la contaminación.


Parece perfecto, según nos lo plantean en el artículo de donde he sacaso la información, allí explican con más detalles todos los pro y algunos pequeños contras de esta solución urbanística.


Lo he conocido aquí.

mayo 18th, 2008

Ocupación, por un ratito, del espacio público, con sabor a churros


El artículo publicado hoy por Juan Freire me viene al pelo para acompañar mi historieta de hoy.

Se titula Más allá de la penalización del tráfico: recuperar las calles para los ciudadanos, recomiendo que lo leáis y sobre todo prestéis atención a las 10 propuestas para la recuperación de espacios peatonales en Nueva York, no tienen desperdicio. Ojalá caiga en manos de algún político de por aquí… de los que no opinan que con los atascos se gana dinero.

Pues pensando en cosas similares a las que se comentan en el artículo andaba yo, ya he comentado por aquí mi curiosidad por saber qué pasaría si me plantaba en un parking de la ORA con un sofá y me ponía a leer el periódico.

Bueno pues como eso no lo voy a hacer, decidí embarcar a un grupo de buenos amigos para perpetrar una miniocupación de la Plaza de la Luna de Madrid (mi tormento), de manera pacífica e inocua.

Y pensando, pensando, en algo que no fuera provocativo y que nos hiciera pasar un buen rato, me vino a la cabeza la idea del Permanent Breadfast del que ya he hablado por aquí.


Así que el sábado pasado a las 11 de la mañana nos hemos plantado, mis amigos y yo, en la Plaza de la Luna, con unas mesas de mantel blanco, cada uno con su desayuno favorito, sus tazas predilectas y sus sillas y servilletas, con el periódico y casi con el pijama y nos hemos pegado un desayuno espectacular a nuestra salud y a la de un espacio, supuestamente público, tan tan feo.

Los ingredientes principales, todos comprados en el barrio, han sido, café, leche, zumo, cereales galletas, dulces, frutas y una enorme bandeja de churros y porras recién hechos. Delicioso.

Hemos estado una hora de lo más relajados, algunos vecinos se no han acercado a preguntar qué vendíamos, no hemos echado unas risas y pasado ese tiempo nos hemos tenido que ir corriendo para no mojarnos porque empezó a caer agua con bastante mala leche.

Una experiencia que pensamos repetir una vez al mes e ir ampliando a todo el que quiera unirse, una única condición, que el que esté interesado se lleve todo lo necesario para sentirse como en casa.


Ya dejaré por aquí el aviso para la próxima quedada de los «Desayunos en La Luna».

Y ¿por qué La plaza de la Luna?, pues por dos razones: 1º, porque ya que se está usando para poner cutremercadillos privados que cada vez se apropian de más espacio y más tiempo de ella, queríamos sentir por un momento que también era algo que podíamos disfrutar nosotros.

2º, comprobar cuanto tiempo tardaba la policía en acudir, ya que al estar la plaza sitiada y con cámaras de seguridad por todos lados, era de esperar que en pocos minutos se presentaran.

En este punto tengo que decir que no se les vio el pelo, debe ser que coincidió con la hora de su desayuno, o que tenían mucho trabajo en otro sitio o que las cámaras no vigilan bien…

Conclusión: que la experiencia fue estupenda, falló algo la estética dejada a la improvisación, ya que hasta el el último momento no supimos si podíamos hacerlo, por cuestiones climatológicas, pero el rato fue divertido, divertido.

Gracias amigos Juancar, Nacho, Aretha, Alex, Juanra, Simon, Koldo, por haberme seguido el juego, a los que os rajasteis con escusas tontas como que teníais que ir a cortar el pelo al perro o dar de comer a la palomas… que sepáis que os perdonamos e invitamos a la próxima.


Al resto, pues nada que agarréis a la familia amigos o compañeros mártires y os echéis a la calle a organizar vuestro propios desayunos, comidas, cenas, meriendas o lo que os de la gana en el espacio público, que, mientras no se demuestre lo contrario, es de todos.

De verdad que es divertido y te hacer interactuar con los vecinos, además, cuanto más feo y vigilado sea el sitio, más gratificante serán los resultados. Tampoco hay que organizar mucho y en 2 minutos se monta y se desmonta. Eso sí, sin estropear nada, sin molestar y sin mear en la calle.

Si no os atrevéis a hacerlo por vuestra cuenta, estáis invitados el próximo mes, si es posible, traeros sillas, tazas, cubiertos y algo de comida y bebida para compartir, y si sois varios, alguna mesa plegable…

Nos vemos.

mayo 4th, 2008

Maneras de sentarse cómodos en los espacios públicos


David, con quién he compartido bromas estos días sobre qué pasaría si aparcaba mi sofá en zona reservada para los coches y me pusiera a leer tranquilamente el periódico, previo pago de la tarifa de la ORA, me ha mandado información sobre un proyecto que llevó a cabo junto a Genoveva Carrión para Transite 2006.


Ojos que no ven, corazón que no siente que así se llamó su propuesta ganadora, consistió en aprovechar el cajón de la obra de la Iglesia del Salvador de Sevilla, un muro de obra de lo más básico, para convirtieron en un elemento de mobiliario urbano, un sofá, utilizable por los ciudadanos.


Y esto se llevó a cabo mediante una acción tan simple como acolchar dicho muro y parte del suelo, con tela resistente a fuego y antidesgarro, con lo que se consiguió un gigantesco y cómodo sofá público que se acompañó con unas grandes cortinas perforadas rojas, que hacían más confortable el lugar y de paso lo señalizaban.


Todo el proyecto está documentado en el blog Intrometidos, que los autores crearon para ese fin.

Siguiendo con la idea de intervenir los espacios públicos y hacerlos más confortables a los usuarios, he recopilado algunas cosillas que tenía guardadas, en las que colectivos más o menos artísticos ofrecen a los ciudadanos medios para descansar en zonas que normalmente no están acondicionadas para este menester.


No voy a hablar del proyecto PARK(ing) porque, aunque es de las acciones que más me gusta y me parece más confortable, ya lo hice en un post llamado Verde que te quiero verde.


Otra iniciativa que me encanta es la Permanent Breadfast, que surgió en 1996 cuando un grupo de artistas comenzó a desayunar en lugares públicos.


La idea es bastante simple, una persona invita a desayunar a otras en cualquier sitio público y estas se comprometen a invitar a otro desayuno en la próxima fecha posible.


De esta manera, hasta el día de hoy, estos desayunos se siguen convocando y en ciudades como Praga, Berlín, Oslo, Nueva York o Melbourne no es raro ver una hermosa mesa del desayuno en un parking, una calle, en un parque o centro comercial.


Me parece una civilizada manera de disfrutar de un espacio común, compartiendo el desayuno con amigos. Será cuestión de convocar alguno en la Plaza de la Luna, si es que no está invadida por algún cutre mercadillo medieval.


Otro interesante proyecto relacionado con el acomodo en la vía publica es el llamado public chair que se llevó a cabo en Nueva York en el 2005.


Si no he entendido mal, consistió en recuperar de la basura, sillas y objetos para sentarse y, mediante una plantilla en la que se podía leer Public Chair, marcarlas para de esta manera cobraran protagonismo y se convirtieran en una especie de donación a la comunidad y que fuera aprovechada para hacer un alto en el camino, reflexionar, descansar y disfrutar de noches de verano al aire libre.


Con esta acción, se cumplieron dos buenos objetos, reutilizar objetos inservibles, asignándoles un nuevo uso y a la vez dotar de infraestructura a los espacios públicos.



Una iniciativa parecida, Siéntese, se inició en Madrid en el 2007 bajo el auspicio de Patio Maravillas y consistió en recatar sillas de la basura y después de darles un tratamiento de escultura (pintarlas de color dorado), sacarlas a la calle para que pudiran ser utilizadas como espacios para el diálogo y el disfrute público.


Toda la evolución del proyecto, que creo aún no ha terminado, se puede encontrar en su blog Siéntese.


Y estas son algunas creativas y cómodas maneras, de sentarse en los espacios públicos, sin necesidad del patrocinio de las instituciones y sin tener que consumir bebidas y comidas a precio de escándalo.


Hay que tomar nota… que llega el veranito…

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