diciembre 31st, 2010

¿Art must be beautiful?

«Art must be beautiful. Artist must be beautiful», esto nos repite mi admirada Marina Abramović, a modo de mantra, mientras se cepilla el pelo de manera obsesiva y violenta, hasta herirse la cara y el cuero cabelludo.

En esta hipnótica performance de 1975, la artista representaba, una violenta crítica contra la frivolidad y el narcisismo que envuelve el mundo del arte y sus protagonistas, algo que parece no  ha cambiado mucho a pesar de los años transcurridos.

En una entrevista que concedió en 1999 hablando sobre esta misma pieza la artista contó que en aquel entonces, estaba convencida que el arte debía ser perturbador más que bello, pero que pasado el tiempo, había comenzado a pensar que la belleza no estába tan mal.

Quería dejar esa perturbadora reflexión visual, como ejercicio de pensamiento para el año que entra, esperando que cada uno saque sus propias conclusiones, Marina nos cuenta las suyas y esta mujer es muy sabia.

Buen 2011, queridos amigos.

diciembre 3rd, 2010

Transformaciones ortopédicas

Sigo hablando del cuerpo humano como obra, y hoy os dejo el trabajo, bastante impresionante de Hyungkoo Lee.

Este hombre cosntruye artefactos transparentes, de apariencia amenazadora, con los que constriñe su propia anatomía o la de sus modelos, consiguiendo sobredimensionar y minimizar partes concretas de sus cuerpos y también fragmentarlas, con unos resultados que generan gran desasosiego en el espectador o por lo menos en mí.

Mejor que veáis lo que os cuento así os haréis una idea más precisa.

Este inquietante trabajo lo he conocido aquí y las fotos son del autor.

diciembre 1st, 2010

El cuerpo como obra

Me gusta la obra de Helena Almeida, esa sensibilidad que tiene para valerse de su propio cuerpo y crear con él, imágenes fotográficas en blanco y negro, que lejos de percibirse como autorretratos, nos lo muestra como una visión autobiográfica y experiencial, que trasciende de lo personal a lo poético.

Según sus propias palabras «Mi obra es mi cuerpo, mi cuerpo es mi obra».

No cuenta Ana Martínez-Collado: «a partir de su cuerpo, genera espacios e imágenes. No hay ninguna experiencialidad dramática. Al contrario, de lo que se trata es de intervenir los términos, de apropiarse del lugar del arte, de la imagen pictórica. Su cuerpo se coloca dentro del lienzo y así la pintura ya «era lienzo habitado».


Su obra surge del deseo de comunicar ese cuerpo -objeto de su experiencia- con el exterior. Y la subversión de su voluntad de transformación de los códigos de la pintura, de los estereotipos del mirar. La pintura, la imagen artística no puede ser más el lugar de una representación del mundo. Helena Almeida busca invadir el exterior, haciéndolo suyo. Hay que invadir el mundo creando nuevos espacios, hay que invadir la pintura para que sea algo más que pintura.


Esta determinación se va materializando a través de su trayectoria. Su obra siempre construida, eliminada la presencia del azar -tal vez sólo relegado al espacio de la reflexión-, va evolucionando eliminando primero el color, después otorgándole una especial atención al espacio formal o arquitectónico, y finalmente -como en esta última década- trabajos que amplían las dimensiones y traicionan la escala humana.



Desde el interior de la obra, desde su «otro» ya en el mundo, Helena Almeida nos sumerge en una narración onírica, con un cierto tono surrealista. El cuerpo, su cuerpo, ya no es lo que parece -una araña, un vestido, una transformación del espació real-. Su estrategia desajusta el mundo, transforma nuestra mirada, nos sorprende. Desde un lirismo extremo, desde una introspección absolutamente personal del yo- nos encontramos con otra forma de contar, y de ver el mundo.


La intrusión en la representación, la intervención consciente en la disyuntiva de lo real / la pintura es lo más atractivo de su obra. Esta intrusión mediante el cuerpo -metáfora al mismo tiempo de la figura del sujeto constituido en artista-, es en definitiva lo que hace a su obra más contemporánea. Nos interroga sobre un espacio desajustado cada vez menos ajeno a nosotros mismos por decisión personal».


Os dejo imágenes, que hablan por sí mismas. Las he encontrado en Google.


noviembre 23rd, 2010

Heridas en el espacio urbano

Quería dejar al «ARTISTA» para mi post número 1.000, me faltan 10 para cumplirlos, pero después de 2 horas buscando algo que me motivase sin conseguirlo, he decidido que necesito levantarme el ánimo y que nada mejor, para ello que darme un homenaje visual en condiciones, así que voy a hacer un repasito a la obra de Gordon Matta-Clark.

Los que hayan pasado con frecuencia por el Ático sabrán,  siempre lo digo, que nada de lo que haya visto, artísticamente hablando, me ha impactado tanto como el trabajo en el espacio urbano, de este creador. Una búsqueda en google, os puede poner al día de lo que su inconmensurable obra, ha aportado al arte contemporáneo, pero, para el que no tenga ganas de indagar, os dejo un artículo de Darío Corbeira, editor del libro ¿Construir… o deconstruir? que fue publicado por el El País en el 2006.

«Su trabajo refleja desde sus comienzos su preocupación por los nuevos modos culturales en la vida cotidiana y por las nuevas subjetividades e identidades políticas posteriores a 1968: trabajando con basuras, ofreciendo oxígeno a los transeúntes de Nueva York, abriendo un restaurante gestionado y dirigido por artistas, poniendo en tela de juicio la propiedad privada del suelo… o subiéndose a la Clocktower para, colgado de su reloj, proceder a afeitarse, ducharse y lavarse los dientes.



Todas esas acciones tenían lugar en tiempo real, acotado y preciso, fuera de los sacralizados recintos de galerías o museos, pero previo a ellas realizó miles de dibujos, anotaciones y libretas de trabajo que, a la manera poussiniana, implican que concebía el dibujo como la imagen interior del proyecto. Del mismo modo, prácticamente todas sus acciones e intervenciones en edificios fueron fotografiadas, filmadas o grabadas en vídeo, y el modo en que las registraba estaba en perfecta coherencia con el discurso general que trataba de construir.



En donde realmente Matta-Clark dio el gran salto fue en sus trabajos con la arquitectura y el espacio. No veía en los edificios más que unas esculturas con tuberías y, en una sucesión de metáforas dentro de otras, buscó espacios internos más allá de la geometría construida. «La auténtica naturaleza de mi trabajo con edificios está en desacuerdo con la actitud funcionalista, en la medida en que esa responsabilidad profesional cínica ha omitido cuestionar o reexaminar la calidad de vida que se ofrece».



Las intervenciones en edificios (cortándolos, seccionándolos, troceándolos, agujereándolos, desplazándolos) le permitieron materializar ideas sobre el espacio que él intuía desde una dialéctica personal (designar espacios, crear complejidad). Las dualidades que fue descubriendo, impecablemente reflejadas en sus montajes fotográficos (vertical/horizontal, interior/exterior, vacío/lleno) resumen en términos de experiencia estética más de 2.000 años de ideas filosóficas sobre el espacio.



Esos cortes conforman una suerte de narración gráfica y textual que explica tanto el proceso de la obra como su contexto interno. Sus viajes al subsuelo de la ciudad pretendían descubrir espacios sin nombre, lugares ocultos: «Tengo interés en una expedición al subsuelo: una búsqueda de los espacios olvidados y enterrados bajo la ciudad… Esta actividad debería sacar el arte de la galería e introducirlo en las cloacas».



Su interés por los espacios intermedios, por los contenedores corporales y sociales, por la degradación urbana y los edificios okupados le permitieron trascender el conflicto que mantuvo con la Institución Arquitectura. Uno de los primeros episodios de dicho conflicto lo protagonizó al ser invitado a participar en una exposición en la Cooper Union. En este caso, su obra consistió en el desmontaje de las ventanas del lugar de la exposición para poner en su lugar fotografías de las ventanas reventadas de edificios degradados del Bronx, y sucedió que las ventanas fueron repuestas, la participación de Matta-Clark cancelada y que Peter Eisenman le acusó indirectamente de nazi. Este conflicto continúa hasta hoy y se hace visible cuando, por ejemplo, este artista sigue estando vetado en las bienales de arquitectura de Venecia.



Matta-Clark es el gran artista del espacio -éste fue su material de trabajo y proyecto-, de sus vacíos, no sólo del arte de las últimas décadas sino de lo que hoy conocemos como historia del arte. Muy inteligentemente estuvo al margen de las, aún hoy, difíciles -por no decir imposibles- relaciones artista/arquitecto, operando directamente sobre los sólidos construidos. «Los arquitectos construyen, los artistas destruyen», afirmaba Dan Graham a propósito de la obra de Matta-Clark.


En todo caso, su obra, que él se encargó de definir como hermenéutica marxista, posee la belleza convulsa de un tiempo de crisis vivido desde la lucidez. Matta-Clark es un antihéroe moderno y uno de los primeros artistas de la posmodernidad. Él, en definitiva, transformó en arte lo que las organizaciones ciudadanas, partidos y sindicatos no querían, no podían u olvidaban hacer: perseverar en el proyecto moderno de emancipación. Más que poner el dedo en la llaga, hundió, con toda la generosidad imaginable, sus manos y su cabeza en las heridas sistémicas del capitalismo tardío. Por eso es un artista ineludible a la hora de entender el arte de los últimos cuarenta años.»



Amen…


También os dejo un post (ahora sin fotos) que hice hace algunos años sobre el gran artista y otros que han seguido su estela.

Vaya hoy mi homenaje al maestro, en mi casi 1.000 post del Ático.

Bueno, pues definitivamente he terminado de elevar  el listón de los artistas invitados al Ático a la cotas más alta, a partir de ahora sólo puedo caer en picado… siento de veras no poder volver a estar a la altura…

Las fotos son de Google.

octubre 22nd, 2010

Nubes, toboganes, esculturas y más…

Con poquito tiempo de escribir sólo os quería dejar algunas  intervenciones públicas y esculturas de la artista Karyn Olivier.

Es dificil hablar en general sobre su trabajo ya que es bastante variado, pero algunas piezas verdaderamente divertidas, otras poéticas y en general inteligentes, os invito a echarle un ojo, que esta mujer entre otras muchas cosas, ha puesto nubes y ha mimetizado con el entorno,  espacios reservados a la publicidad.

Espero que os gusten y que me perdonéis la brevedad, mañana mejor.

He conocido este trabajo aquí y las fotos son de la autora.

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