agosto 16th, 2011

La mano que maneja la ciudad

En estos días Madrileños, en los que grandes masas de personas son manejadas por unos pocos, me ha sentado muy bien toparme con los videos de June Bum Park.

El trabajo de este artista consiste en jugar con la escala de las cosas, consiguiendo, con el simple e ingenioso truco de utilizas sus manos en primer plano, cambia la percepción del espectador para que parezca que él es quién mueve a su antojo, asuntos urbanos tan poco manejables como el tráfico, la construcción o los flujos de personas…

Estos temas cotidianos, son animados por las manos del propio artista convirtiendo los objetos y personas de la escena en sus juguetes.

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agosto 11th, 2011

Realidad manipulada

Hace tiempo que quería mostrar el trabajo de Maider Lopez pero por unas cosas y otras siempre lo voy dejando.

Pero estos días, viendo imágenes de la gente de vacaciones, me ha venido a la cabeza su instalación Playa y he decidido dedicarle hoy espacio en el Ático.

Su trabajo constituye una reflexión sobre los códigos visuales que rigen el espacio, en la confluencia entre el urbanismo, la arquitectura y el diseño. Ya sea en el interior o en el exterior del museo, sus piezas tratan siempre de enfatizar aquellos aspectos que permanecen en un segundo plano, pero que no por ello dejan de ser relevantes.


Ella lleva a  cabo intervenciones que provoca interferencias en el paisaje, que nos llevan a cuestionarnos los códigos establecidos, dándonos una perspectiva nueva de la realidad a través de sus escenarios trucados.

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agosto 8th, 2011

Cajas para juegos ópticos

Hoy, os dejo un trabajo, que por su sencillez formal me ha encandilado.

Las series Open Box I & II, de la artista Krystina Naylor, son esculturas en papel, creadas especialmente para el lugar donde van a ser expuestas, jugando con el punto de vista del espectador.

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agosto 5th, 2011

Tiempo de playa

De regreso a la jungla de asfalto de Madrid, con los pies calientes por un pavimento a punto de derretirse y la cabeza dándome vueltas, por el sonido de los helicópteros que patrullan a todas horas, para que un señor vestido de blanco venga a una ciudad en la que la indignación no tiene cabida en las calles.

Con este panorama me resulta altamente reconfortante, perderme entre las imágenes del una de las últimas instalaciones de Hector Zamora, un artista que ya ha pisado varias veces el Ático y que tiene todos mis respetos.

Se trata de una simple y poética pieza, de 500 banderas blancas, ondeando al viento de la playa de Bethells, en la costa oeste de Auckland, que fueron clavadas en la tierra con la ayuda del público asistente.

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agosto 1st, 2011

Mundo de luces, sombras y humor


Tendréis que perdonar mis intermitencias durante el mes de agosto, estoy medio de vacaciones y la lucha por encontrar un buen wifi es agotadora, pero bueno por aquí andaré, cuando pueda y como pueda.

Hoy quería dejaros para comenzar el mes de agosto, la obra de un ilustrador que me encanta, Troche, un día me crucé con una de sus ilustraciones y me quedé impresionada, después, un amigo me informó de quién era y ya no he podido dejar de seguirlo.

Ahora copio palabras escritas por otro grande del género, Kioskerman, que nos explican a la perfección por qué Troche es un dibujante tan especial:

«Más de la mitad de su vida estuvo Troche con el humor gráfico. Si alguna vez fue una pared con la que se topó en el camino, hoy se la lleva por delante. No porque sea torpe, claro, sino porque como un gigante lo hace avanzar hacia nuevos y brillantes terrenos. Si alguien alguna vez se preguntó sobre la caducidad de los géneros en el comic, él me demuestra que son eternos, infinitos como sus negros de tinta Ecoline. Y que si los dejamos de lado es simplemente por un capricho nuestro. Troche le ha dado nueva vida al gag estilo «New Yorker», cuando el mundo parece apresurarse a abandonarlo en pos de la bendita novela gráfica. Al principio eran chistes, luego ideas, luego un poco más de chistes. Ahora ya no sé qué es lo que hace y creo que él tampoco lo sabe. Porque, como uno de sus personajes, avanza en la noche, en un terreno oscuro, que no ha sido iluminado aún. En la mano una linterna y en el haz: luz de estrellas. Increíbles de mirar. Su trabajo me transporta a esas «antípodas de la mente» que Aldous Huxley planteba en «Cielo e infierno». Creo que el arte de Troche es único e irrepetible. Su camino fue largo, apasionado y sincero. En mi biblioteca mental está al lado de los grandes del género, como Sempé, Addams, Steinberg y Quino.»

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