Freddie Robins es una artista que teje piezas con lana, traspasando los límites del arte, el diseño y la artesanía.
Lleva a cabo instalaciones con cuerpos y miembros tejidos, a tamaño natural, todo con un toque siniestro y desconcertante sin dejar de ser divertido.
Según explica la artista, tejer le sirve para explorar problemas contemporáneos de caracter doméstico y de la condición humana, es un medio de expresión personal y de comunicación.
Con estos calores es complicado ponerse a escribir sobre casi nada pero bueno como este post me lo han dado hecho lo dejo tal cual ya que ha sido escrito por redactores profesionales.
El artículo lo leí en EL País lo que significa que posiblemente lo conozcáis, pero quería dejarlo aquí para que no se me olvide que con mucho de creatividad y mínimo coste, algunas cosas pueden mejorar o por lo menos hacerse más entretenidas…
Copio el artículo:
«Ahora que tan de moda quieren poner algunos a los emprendedores, la ocasión se antoja como la más propicia para contar historias de ciudadanos con iniciativas sensibles, solidarias y creativas. Este es el caso de dos profesionales que viven en Berlín y que un buen día tuvieron la idea de ofrecerles a los encargados de retirar las basuras de las calles una actividad paralela a su trabajo que muchos de estos empleados públicos consideran penoso, tedioso y rutinario.
Os dejo una maravillosa y mínima instalación de mi admirado Iván Juárez en la Isla de Itaparica en Bahía, Brasil.
Según él mismo me ha contado, con esta intervención llamada Baixa-mar, espelhos do céu, quiere generar un dialogo con la naturaleza a partir del ciclo de transformación del mar.
Una serie de escenarios realizados en la duna durante la marea baja, se proponen como lugares íntimos o pequeños oasis para contemplar el paisaje en transformación que ofrece la isla desde la costa: el horizonte de la bahía, los perfiles de las islas de Maré y Dos Frades y el perfil de la ciudad de Salvador. Observar a los pescadores en sus barcas y a los recolectores de almejas a lo largo de la duna. Pero sobre todo, contemplar el espectáculo natural que ofrece el mar durante el día con el movimiento de la marea.
Suelo aprovechar estas fechas en las que poca gente está pegada al ordenador, para hacerme algo de autopublicidad y sacar del armario algunas de las extrañas piezas que durante las largas noches de invierno, me da por «perpetrar».
Estas FEEAS que ya os he presentado y que suelo usar como broches y anillos, se han ido convirtiendo también en pequeños contenedores de naturaleza viva, que más que adornar, se mimetizan con sus recipientes, proporcionándoles un aspecto de tumores verdes, algo insano.
Después de llevar más de 3 años ensamblando estos pequeños trozos de porcelana antigua, muchas del siglo XVIII , los materiales que uso, han ido transformándose y ahora además de recolocar las caras, cuerpos o extremidades de inocentes figuritas, han derivado a otro tipo de piezas, más «ortopédicas» o para ser más exactos, más vinculas con el cuerpo humano.
Gracias a dios que aun existen las bombillas incandescentes. Si no no hubiera sido posible esta hipnótica pieza que el artista Yasutoki Kariya creo como trabajo para su tesis. ¡Qué talento!…
Basándose en el famoso juguete llamado El Péndulo de Newton que sirve para demostrar visualmente la teoría de Newton que afirma que la energía no puede crearse ni destruirse, sólo cambiar, este artista ha creado Asobi una instalación cinética, compuesta por 11 bombillas incandescentes colgadas de cuerdas, que reproducen mediante un programa informático, el efecto del péndulo, en el que la energía está representada por una luz que va recorriendo las bombillas en el momento que progresivamente van chocando unas con otras, produciendo además un sonido de cristal al chocar bastante magnético.
