Con estos calores y contaminaciones, dan ganas de ponerse a vivir en espacios abiertos en los que corra el aire, mucho más que estar encerrado en casa, pegado al ventilador. Yo me quedaría a dormir en la placita frente a mi taller, uno de los sitios donde el verano es mas amable de Madrid. Las cañitas y los tintos de verano también ayudan.
Y hablando de hacer del espacio publico un hogar en toda regla, pienso en Thierry Mandon, un artista que se dedica a apropiarse de la calle de una manera poco invasiba, para hacer en ellas cosas tan cotidiana como acostarse y leer un libro, sentarse delante de la mesa de la cocina a tomar un vino a la luz de una lámpara, ver un partido frente al televisor, o cuidar sus plantas y embellecer su entorno.
Según cuenta el artista en su página: «Utiliza el vídeo, la fotografía, la performance y la instalación para expresar la naturaleza poética de la vida cotidiana, para hacer transformaciones sutiles, donde el espectador encuentre a la vez aspectos trágicos y cómicos de su existencia.
El personaje, una especie de arquetipo del individuo, se presentan en situaciones improbables, incómodas y absurdas. Se enfrentan con espacios de tiempo incompatibles, su condición humana, su límite, su debilidad o su poder creativo.
Estos temas dan como resultado trabajos en los que frecuentemente aparecen dos elementos, dos mundos planteados en un equilibrio precario; a menudo en busca de armonía, de una unidad estable entre el hombre y su entorno.
No todos sus trabajos están a la misma altura creativa, para mi gusto, pero bueno, un soplo de aire fresco es un soplo de aire fresco, y con estas temperaturas se agradece.
Me han entrado ganas de irme al campo a hacer mis propias performances, algo así como meterme en agua helada de la garganta y dar saltitos de frío.
Conocía la obra de este artista no sé bien por qué medio y las fotos las he sacado de su página web.