octubre 9th, 2007

Momentos para la publicidad. Podéis aprovechar e ir al lavabo


Lo tengo que decir…, lo voy a decir…, a que lo digo…, lo estoy diciendo…, el nombre de mi blog, ha salido escrito, negro sobre blanco, en ecuaderno.

Qué subidón me ha dado, yo que andaba estos días con la dicotomía de si prefería ser el «blogger influyente» del que nos habla ETC en su post 15 pasos para convertirse en un blogger influyente o el «pelotudo con un blog» con el que se identifica Marina en No soy blogger.

Lo del subidón es verdad, lo de la dicotomía una broma. Estoy emocionada porque Jose Luis Orihuela, a quién respeto (no es peloteo) ha visitado mi atiquito. Y en parte es porque no he seguido ninguno de los consejos de ETC para promocionarlo/me, aunque tampoco me he sentido en ningún momento pelotudo con blog.

La verdad, no me lo había ni planteado, es que he andado bastante liadilla intentando hacerme con los mandos de este pequeño territorio web que, poquito a poco, pretendo ir puliendo, hasta conseguir identificarme con él.

Momentos para el recuerdo.
Os lo podéis saltar hasta el siguiente enunciado.


No me tengáis en cuenta el discursito nostálgico, pero es que hace unos dias, cumplí un año en mi ático y no me había dado cuenta hasta hoy.

Empecé a escribir, vaya usted a saber por qué, y lo único que tenía claro es que no podía ser de algo vinculado a mi trabajo. Así que no me quedó más remedio que hacerlo sobre lo que más me gusta, la decoración, actividad a la que creo, no me voy a dedicar profesionalmente.

Y es que no quería partir con condicionantes económicos, ni ser líder de opinión, ni vender negocio en mi bitácora, ni que me llamaran para dar conferencias. Esto es verdad verdadera, aunque no sea muy creíble.

Sólo necesitaba escribir en solitario, algo ligero, de fácil escritura, que me saliera espontaneamente, sin tener que pensar, sopesar, consensuar, investigar y valorar como si lo que escribieran fueran palabras de vida eterna.

Se trataba, más bien, de gastar mi tiempo libre en lo que me diera la gana, menudo lujo.

Recurrí a lo fácil, una plantilla monda y lironda de Blogger sin ningún aditamento, un montón de archivos que tenía almacenados en mi cabeza, una buena documentación en internet y montones de imágenes. Y con todo ello… ¡al fondo con alegría!.

Y… ¿qué he conseguido después de un año?.

Nuevos temas de conversación con mis amigos, en las cuales mi opinión es bien valorada. Visito con más asiduidad sus casas, para darles consejos estéticos in situ. Les digo lo que yo haría y ellos me invitan a comer.

Cambio de costumbres por otras más saludables. Ya nadie me propone ir a restaurantes de platos cuadrados, los hemos cambiado por los de mantel de cuadros, saben que me gustan más.

Mi madre, que antes no se enteraba de de mis costumbres y pensamientos, ahora tiene más pistas y me comprende mejor.


Y muy muy importante, he conocido a gente estupenda por la blogosfera, hemos intercambiado opiniones, he visitado sus sitios, vistos sus proyectos e incluso les he conocido personalmente.

¿Suficiente?… desde luego.

En contra, debo reconocer, tengo algún pequeño dilema con la propia temática del blog. Ella tira con fuerza hacia lo estético o novedoso, y yo no puedo evitar, un sentimientillo de culpa, directamente proporcional al valor del producto tratado o a las connotaciones negativas que para mí tiene.

Aún con esas, estoy contenta con los resultados y le voy a regalar a mi página, un nuevo diseño, si mi buen amigo Ángel me echa una mano.

Porque él dice: «tú que hablas de diseño (interior) y vives de él (gráfico) no puedes ir por la vida con una plantilla cutre de Blogger, sin que se te caiga la cara de vergüenza».

Él no entiende que era parte del reto «problemas cero, nada de trabas para escribir» que me había propuesto con este blog.

Pero como creo que tiene razón, voy a hacer una concesión y pensaré en el tema, ayudada por supuesto por las nuevas plantillas adaptadas a Blogger que ya circulan por la red.

Hasta ahí llego.

¡Atención! termina el tramo de autopromoción.
Hablemos de lo nuestro:


Como me gusta que todo esté vinculado dentro de mis post, aunque haya que leer un rato para encontrar el hilo, he buscado dos tipos de objetos, uno que podría ser útil a los «bloggers influyentes» y otros, más en sintonía con el «pelotudo con blog».

He visto en Guerrilla Innovation el proyecto que ha llevado a cabo la empresa Bosch & Fjord para decorar las escaleras de La Maison du Danemark en París, una casa de la cultura, donde Dinamarca y Francia se hermanan a través de proyectos culturales.

Ellos han plateado una serie de alfombra rojas que cubren las escaleras y desembocan en cada planta. Son como esas típicas, por las que se pasean los artistas en las galas, pero estas parecen estar hechas de pintura roja volcada en el suelo.

El efecto, es como si alguien hubiera vertido un inmenso bote de pintura por las escaleras y al llegar a cada planta, sin nada que lo detenga, se hubiera ido extendiendo sin control, formando una gran mancha roja.

Es ideal, por tamaño, para que todos los «bloggers influyentes» que acuden a los congresos impartidos por otros bloggers más influyentes, puedan estar juntos, intercambiando sus experiencias y direcciones web, sin que ninguno se quede fuera. Incluso, estoy pensando, que Marina (ex pelotuda), van 65 comentarios hasta ahora en su artículo, estará muy bien en ella.


Y para los que llevan mal el ser «pelotudos con blog» y no puedan hacer nada por evitarlo, es muy recomendable otra alfombra, esta más uncool, la Blood Puddle Pillows de la que ya hablé en el pasado (siento la repetición, pero es que me viene al pelo) y en la que cómodamente podrán reposar la cabeza dolorida, mientras meditan sobre el tema de ese meme que les sacará del anonimato.


Y si ya no nos queda ni el consuelos de ser «pelotudo con blog» porque somos simples «pelotudos de los de toda la vida», pues nos podemos alienar aún más, viendo la tele y acompañados de este cojín llamado It´s different for girls, diseñado para Tisch5, y que sirve para sujetar la cervecita y las palomitas, sin ponerlo todo perdido.

Para las «pelotudas», este mismo «cojín de los mil usos», se da la vuelta y sirve para tapar los ojos en las escenas de terror, sí, de esas que nos ponen en el telediario.

octubre 7th, 2007

Techos para los sin techo


La estética es muy importante, vaya perogrullada, a todos nos gusta rodearnos de cosas agradables a la vista y no nos planteamos si son necesarias, si ya tenemos otras parecidas o si realmente están bien diseñadas para la función que deben desempeñar, pero claro… son tan bonitas. Y lo mismo pasa con las personas.

Pero muchas veces ocurre, que la estética se utiliza ilícitamente para ocultar cosas desagradables, feas o que no interesa que se vean. Eso me fastidia.


Y ese sentimiento de fastidio,lo he sentido cuando leyendo un artículo de Web Urbanist me he encontrado con el post «Creative Urban Furniture: Convertible, Inflatable & Portable Homeless Shelters» en el que hacen mención a algunas iniciativas para facilitar la vida de los los sin techo.

Son buenas ideas y la mayoría parecen más o menos realizables, aunque dudo mucho que los ayuntamientos, sean quienes gasten su dinero en acciones que sacarían aún más a la luz realidades tan «poco estéticas» como que los vagabundos duermen en las calles y mucho menos que faciliten que esto siga pasando.


Pero sí, es un hecho innegable, aunque se quiera ocultar, que hay gente que duerme en las calles, me encuentro con ellos todos los días incluso en el descansillo de mi casa y creo que se podría hacer un pcoquito más fácil su vida con mínimas inversiones y buena voluntad.

Y eso es lo que han pensado los autores referenciados en ese artículo, donde me llama la atención sobretodo el proyecto paraSITE que aprovecha las máquinas de aire acondicionado que expulsan el aire al exterior, para hinchar con él una especie de refugio, que cuando está vacío, no ocupa nada por lo que es fácilmente transportables.


Las demás ideas también me gustan, todas menos una, la que me fastidia, es la creación de Agustín Otegui, que ha ideado la Urban Shell, una especie de refugio metálico, que de tan estético y bonito que es, me resulta incompatible con su función.

No es que se le puedan poner muchas pegas en cuanto a diseño, es decorativo, se desplaza y es multifuncional. Sirve de carrito con el que transportar las pertenencias de su dueño, además de mantenerlas a buen recaudo, tiene cierre de seguridad, y además se convierte en habitáculo para pasar la noche.


Si es invierno, te protege del frío y si es verano se puede ampliar mediante una especie de toldo para dormir agradablemente al aire libre.

Todo perfecto, si no fuera porque no estamos hablando de una tienda de campaña para que los niños con dinero se vaya de acampada con todas las comodidades. Nada más alejado de la realidad, se trata de una casa con la que los indigente tienen que ir todo el día cargados.


Y esta solución no parece ni ligera, ni rápida de montar, ni mucho menos barata. Vamos, que a mi entender no ha dado con el público objetivo del producto ni por asomo.

Se me ocurren varias preguntas para el autor ¿quién se la va a proporcionar a los necesitados, con lo cara que debe ser? ¿no parece un poco ostentosa para llevarla por las calles sin llamar la atención? ¿No causará problemas a los dueños el despliegue que hay que hacer para usarla?


No me extraña nada que no haya sido una de las propuestas ganadoras ni mencionadas en el concurso Shelter in a cart organizado por Designboom, al que se presentó y en el que se pedían soluciones habitacionales y de transporte de pertenencias para indigentes.

Si se echa un vistazo a este concurso se verá que había ideas muy ingeniosas, ligeras, rápidas de montar y con una estética de acuerdo a las condiciones de vida de los posibles usuarios.


Pero todas estas bienintencionada ideas no resuelven el problema de cómo se van a hacer los indigentes con ellas. Algunas no parecen ser muy caras pero aún así, no me explico cómo conseguirlas sin dinero.

Y si las reparte alguna institución, ¿cómo demostrar que se está necesitado de una?, ¿te pones en una fila como cuando reparten la comida? o ¿hay algún registro de indigentes, que te acredite como tal?.


Así pues, para mí, aún siendo la más sencilla, la mejor solución de todas las que he visto para este post, es la que plantea el Ejercito de Salvación de Estados Unidos. Una manta al alcance de los indigentes, situada en puntos estratégicos, que cumple una doble función, servir como abrigo para todo el que lo necesite, (sólo hay que descolgarla de la pared y usarla), y además ser un soporte publicitario para hacer llegar a todos, un mensaje de concienciación sobre la realidad de los indigentes.

Y vamos a dejar la estética para otro momento…




octubre 1st, 2007

Un brindis con mucha luz para Manfatta


Hoy tengo que felicitar a unos amigos, compañeros de fatiga y colaboradores en esto de la cosa web.

Se llaman Manfatta y son un referente que me ayuda a comprender un poco mejor la manera de comunicar en la web y así tímidamente poder formar parte de esta «gran conversación» en la que cada día estoy más inmersa.

Ellos han cumplido 7 años, en la brecha web y se merecen una felicitación que esté a su altura.

Yo voy a aportar las copas y una luz ambiente especial, la elección del vino, nadie mejor que ellos para hacerla.

Ahí va un luminoso brindis, cargadito de diseño, para desearles grandes éxitos, en su labor de faro guía, en estas ciber-aguas turbulentas.


Brindo con la lámpara Cocktail and Lace de Michael and Nora,


con las Gorgeous Helen que he visto en Charles & Marie,


con la Glass Cluster que me ha llegado por This Next,


o con la Sweet and Heady encontrada en Dezeen.

Felicidades
Neus y Steven.

septiembre 26th, 2007

Querido, he olvidado el mantel…


Que odio los platos cuadrados y que adoro los restaurantes de mantel de cuadro, es algo que repito incansablemente en este blog.

Así que no debe extrañar que me haya llamado la atención sobremanera la acción que he descubierto en el maravilloso blog Pan-Dan y que ellos han llamado Dear, I forgot the tablecloth…


Se trata de un encargo que ha hecho La Cuisine Centre de Création, institución francesa, que reflexiona sobre el «maridaje» (cuidado lo de moda está esa palabra, y lo mal que a mí me suena) gastronomía arte.

Esta institución, ha encargado a la empresa 5.5 designers, mencionada en este blog varias veces por sus creaciones llenas de sentido del humor, una instalación en el parque de Nègrepelisse para animar a la gente a que coma en él.

Estos diseñadores han creado áreas bien definidas de picnic, bajo los arboles, en la hierba o en las piedras y que se reconocen fácilmente por que se asocian claramente con los manteles de cuadros, que tradicionalmente se utilizan en las comidas camperas.


Pero con la particularidad de que estos manteles no están realizados en tela de algodón sino con teselas de Bisazza que simulan perfectamente los cuadros blancos y rojos.

Geniales para un picnic dominguero, a ver si alguien copia la idea y nos instalan estas áreas de recreo gastronómico en nuestros parques y jardines.

septiembre 24th, 2007

Y… ¿que pasó esa noche?


Pues que pudo el Blanco sobre el Negro y me imbuí casi sin darme cuenta en el espíritu «qué guay y moderna es mi ciudad» dejándome llevar sin reservas por las distintas localizaciones de este gran escenario que fue Madrid por una noche, junto a mis amigos y algún otro desconocido que se fue uniendo a lo largo del recorrido.

Por causa de la lluvia que calló a primera hora, no me salieron los planes como pensaba y tuve que cambiar el Templo de Debod por unas cervecitas en el Palentino, que tampoco estuvo mal para ir cogiendo el pulso a una noche, en la que (a pesar de la edad) no dudé en decantarme por los itinerarios que me parecieron más alternativos y vanguardistas.

Hubo momentos verdaderamente interesantes y divertidos a lo largo del recorrido.


Frente al Edificio España, todos con la boca abierta observando como la fachada cobraba vida y se llenaba de coloridos píxeles que representaban jardines pintados por niños y que iban cambiando cada poco tiempo la apariencia del edificio. Todo gracias a Ron Haselden y su Family Garden.

Estupenda la narración que nos hizo una voluntaria, ocupante de una de las 400 ventanas, sobre cómo tuvo que entrar en el edificio pisando cascotes y con un casco de seguridad, y de qué manera pasó 45 minutos cambiando filtros a intervalos de un minuto siguiendo una escaleta de tiempos y colores.


No me extrañaría que estas navidades algún espabilado quiera utilizar ese mismo edificio y esa técnica para dibujar en sus ventanas arboles de navidad o mensajes de «Feliz año nuevo». Ahí dejo la idea.

Otro momento emocionante, fue cuando entramos en uno de los patios de Conde Duque y nos vimos inmersos en la gran orgía del reciclaje organizada por Basurama, ese colectivo de jóvenes arquitectos que dan valor a la basura hasta convertirla en un material noble con el que conforman sus interesantes proyectos.


Un poema la cara que se nos puso al ver que el espacio estaba invadido por montones enormes de ropa de segunda mano, de la que todos podían hacer uso según su imaginación, dentro del evento llamado «Se regala Plaza».

Era raro encontrar a alguien que no se hubiera mimetizado con el ambiente y hubiera añadido a su atuendo algún elemento sesentero o simplemente cutre. Unos por estética y muchos otro por frío, las batas de estar en casa, los sueter apretados, las gafas de plástico los sombreros, los abrigos, la ropa interior nada gamurosa era la tendencia en esta pasarela de moda y reciclaje que haría palidecer de envidia a alguno que otro modisto modernillo, de esos que han estado por aquí estos días en la «Madrid Fashion Week» como dicen que se llama ahora la Pasarela Cibeles.


Y una vez conseguido el atuendo más impactante, se podía pasar el rato dentro de una bañera charlando con un amigo, lanzando, cual guerra de almohadas, ropas al aires al compás de la música, tomando algo sobre muebles de deshecho, sentando en un inodoro viendo uno de los interesantes trabajos reunidos por Future Shorts. o codeándose con los componentes del «Taller de Costura Movible» que te customizaban la ropa armados con su moto maquina de coser. A esto no llegue y me hubiera gustado mucho.

Y llegó la hora de salir de este recinto, las 5 de la mañana y los alrededores del Conde Duque eran lo más parecido a el escenario de la película Mad Max . Algunos personajes que parecían alienígenas, iban cargados con grandes bolsas que habían llenado hasta arriba de ropa seleccionada en esa gran superficie textil. Otros arrastraban muebles que Basurama había donado para que nos lleváramos a casa.


El trayecto de Conde Duque a Plaza España, dónde se cogía el búho que iba al Matadero presentaba un extraño aspecto que sorprendía a los viandantes y conductores que cansados volvían a sus casas después de pasear por otros itinerarios menos alternativos y que de momento se vieron rodeados de unos seres extraños esperando un autobús, que parecía les iba a retornar, a sus lejanas galaxias. Desternillante.

Y qué momento inefable, el vivido en el autobús urbano que nos llevaba al Matadero, donde teníamos puestas nuestras esperanzas de fin de fiesta apoteósico.


Como no se prodigaban mucho que se diga, la gente se lanzaba literalmente sobre ellos cada vez que llegaban a la parada, no se lo que hubiera dado por ver de cerca la cara de horror que debieron poner los conductores cuando se vieron asaltados por esa masa humana, vestida extrañamente y con cara descompuesta por el esfuerzo de meterse a presión en un espacio tan limitado.

Por supuesto en el trayecto de media hora, diversión a raudales, se deshace mi grupos por las apreturas y me encuentro encajada entre un tipo alto con unas bragas de flores en la cabeza y un sujetador con refuerzo sobre su jersey de diseño, una chica con bata de guatiné rosa, y otros compañeros mártires tocados con sombreros, gafas de plástico de colores, bufandas de plumas y demás complementos inenarrables.


Y así empezó una especie de rastrillo ambulante en el que la gente se intercambiaba la vestimenta, trajes de niño pequeño rellenos de tela, volaban por los aires y quien más y quien menos hizo amistades e incluso pudo ser el principio de algo más. Y como banda sonora, unos espontáneos nos deleitaron con cancioncillas populares subidas de tono de esas que se cantan en las excursiones escolares, vamos que sólo faltó decirle al conductor que saludara.

Pero al final del destino nos esperaba una sorpresa. Suspendidos todos los actos del Matadero y desalojo por parte de las autoridades. Así que nos quedamos sin fin de fiesta memorable y con un palmo de narices por no poder disfrutar del recinto que más prometia y sin poder ver a Aldo Linares, Georges Rousse, Daft Punk, Audio Drive, etc…


Aunque la versión oficial, es que había más aforo del permitido, lo que oímos por allí es que alguna gente de esa que no sabe beber, se puso violenta y se dedicó a lanzar botellas de cristal al respetable. ¡Qué bestias!.


Así las cosas y antes de que se desmandaran más, nos volvimos andando a casa, eso sí haciendo un alto en el camino a la altura de Embajadores para calentar el estómago con un pinchito de tortilla y un cafetito. Con lo que dimos por terminada nuestra particular Noche en Blanco de luces de colores, autobuses y seres extraños de inimaginables vestimentas.

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