abril 12th, 2011

Naturaleza urbanizada

Estoy de viaje sin casi conexión, por eso esta semana andaré un poco ligerilla, de contenidos en el Ático.

Hoy por ejemplo me limito a dejaros unas delicadas y amables piezas de la artista (no se por qué pienso que son de una mujer…) Misako Inaoka en las que hace una reinterpratación muy libre, de lo que ella considera naturaleza.

Según nos cuenta, «sus intereses están en la frontera entre lo que llamamos natural y artificial. Para llevar a cabo su trabajo, observa el entorno físico y social en detalle, para encontrar la belleza oculta y la peculiaridad.



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marzo 1st, 2011

Divertimentos urbanos


Hoy dejo documentación fotográfica de las instalaciones de John Kormeling, donde podréis ver proyectos de mayor o menor envergadura, con vocación urbana y sentido del humor, que buena falta hace en nuestras ciudades.

Su último trabajo, una Happy Street para el pabellón de Holanda en la World Expo 2010 de Shanghai… algo alejado de los alardes estilísticos del resto de trabajos que he visto en este magroevento…

Me gusta el trabajo de este hombre, que sabe convertir actividades diarias y rutinarias en diversion para los ciudadanos.

Nada más que decir por hoy.

No se donde conocí a este hombre, seguro que rastreando por festivales. Las fotos son del autor.


febrero 23rd, 2011

Plantas que viven en la tela

El trabajo de Michele Brody nos habla del cambio y el flujo constante de nuestro medio ambiente del que somos testigos, aunque casi no nos darnos cuenta de él.


Para que tomemos consciendia, crea sus esculturas y proyectos públicos, combinando plantas vivas, luz, cristal, metal, telas y arquitectura.


Su trabajo suele es efímero, y el ciclo  vital de tres semanas en el que las plantas van evolucionando desde la germinación pasando por el florecimiento hasta llegar a la muerte  quedan expuestos al público que visita su obra.



El uso de las plantas que hace este hombre no es grandilocuente, no emplea exóticas especies, no crea impresionantes centros florales metídos en sofisticados recipientes lo suyo son las pequeñas hierbas con las que va tejiendo paneles textiles que se acaban convirtiendo en verdes muros. También utiliza cristal e incluso botellas de plástico dentro de las cuales las hierbas, adquieren un valor estético.


Y sin más os dejo con las imágenes del trabajo que este hombre lleva a cabo, utilizando una materia prima tan delicada como son las plantas.

Lo he concodido aquí y las fotos son del autor.


febrero 17th, 2011

Esos pequeños detalles

Las fotos de Anna Paola Guerra, son de las que a mí me gustaría poder hacer… y es que los encuadres que capta su cámara son de gran simplicidad, muy cotidianos y sin pizca de trancendencia.

Pero aunque parecen tomadas casi sin pensar, es evidente que tras ellas se esconde una mirada muy especial, como en estado de gracia, que le ayuda a filtrar pequeños detalles, para sacar de ellos una armónica belleza compositiva, sin demasiados aditamentos.

Ella nos deja ver por ejemplo, qué es lo que pasa en el preciso momento que el cielo azul se refleja en la superficie de un charco, o cual es el efecto que produce una maravillosa sombra al sobreimpresionarse en un anodino muro gris o como se ve una nube a través de una blanca cortina…

En definitiva, ese tipo de pequeños detalles que encuentra en su vida cotidiana, en los que seguramente nadie más reparará, pero no hay duda son especiales desde el momento en que ella se fijó en ellos y los congeló con su cámara.

Poco más que decir que no expresen mejor las imágenes, bueno una cosa más, que verlas me han devuelto las ganas de sacar mi móvil del bolso para retomar la costumbre de retratar mis paseos por la ciudad. Gracias Anna.

La he conocido aquí.

febrero 15th, 2011

Un proyecto trufado…

Muy inspirador el trabajo arquitectónico de Ensamble Studio y Anton García Abril.

El nombre Truffe describe a la perfección la naturaleza de este pequeño habitáculo en forma de piedra, que ha sido creado para mimetizarse con un entorno natural privilegiado como es el de la Costa da Morte de Galicia, encontrandonos en el interior toda la esencia del proceso de contrucción, que ha dejado su huella relativamente azarosa en la configuración de los espacios.

Voy a copiar un texto en el que Antón García explica todo el proceso de construcción que es verdaderamente interesante.

«La Trufa es un fragmento de naturaleza construida con tierra, llena de aire. Un espacio dentro de una piedra que se posa en el terreno y que se mimetiza con el territorio. Se camufla, al emular los procesos de formación mineral en su estructura, y se integra con el medio natural al someterse a sus leyes.


Se hizo un agujero en el terreno con tierra vegetal sin consistencia mecánica, un dique de contención. Luego, materializamos el aire construyendo un volumen con fardos de paja e inundamos el espacio entre la tierra y el aire construido para solidificarlo. El hormigón en masa vertido envolvió el aire y se protegió de tierra. Pasó el tiempo y retiramos la tierra descubriendo una masa amorfa.


Con maquinaria de cantera hicimos unos cortes para explorar su núcleo y descubrimos la masa de su interior construida con paja, ahora comprimida por la presión hidrostática que ejerció el hormigón sobre la endeble estructura vegetal. Para vaciar el interior, llegó la ternera Paulina, que disfrutó de 50m3 de su más rico alimento, del que se nutrió durante un año hasta que abandonó su hábitat, ya adulta y pesando 300 kilos. Se había comido el volumen interior, y aparecía el espacio por primera vez, restaurando la condición arquitectónica de la trufa tras haber sido cobijo del animal y de la masa vegetal durante un tiempo largo.


La Trufa es un fragmento de naturaleza construida con tierra, llena de aire. Un espacio dentro de una piedra que se posa en el terreno y que se mimetiza con el territorio. Se camufla, al emular los procesos de formación mineral en su estructura, y se integra con el medio natural al someterse a sus leyes.



Se hizo un agujero en el terreno con tierra vegetal sin consistencia mecánica, un dique de contención. Luego, materializamos el aire construyendo un volumen con fardos de paja e inundamos el espacio entre la tierra y el aire construido para solidificarlo. El hormigón en masa vertido envolvió el aire y se protegió de tierra. Pasó el tiempo y retiramos la tierra descubriendo una masa amorfa.



La tierra y el hormigón intercambiaron sus propiedades. La tierra proveyó al hormigón de su textura y color, su forma y su esencia, y el hormigón le entregó a la tierra su resistencia y estructura interna. Pero aún no era arquitectura lo que habíamos creado, habíamos fabricado una piedra.



Con maquinaria de cantera hicimos unos cortes para explorar su núcleo y descubrimos la masa de su interior construida con paja, ahora comprimida por la presión hidrostática que ejerció el hormigón sobre la endeble estructura vegetal. Para vaciar el interior, llegó la ternera Paulina, que disfrutó de 50m3 de su más rico alimento, del que se nutrió durante un año hasta que abandonó su hábitat, ya adulta y pesando 300 kilos. Se había comido el volumen interior, y aparecía el espacio por primera vez, restaurando la condición arquitectónica de la trufa tras haber sido cobijo del animal y de la masa vegetal durante un tiempo largo.



La arquitectura nos sorprendió. Su ambigüedad entre lo natural y lo construido, la compleja materialidad que un mismo elemento constructivo, el hormigón en masa sin refuerzo armado, podía dotar al pequeño espacio arquitectónico de distintas escalas. Desde la textura informe de su exterior, hasta la violenta incisión de un corte que revela su vocación arquitectónica, llegando a la expresión fluida de la solidificación interior del hormigón. Esta materialidad espesa, que dota a las paredes verticales de una escala almohadillada proviene de la dimensión de los fardos, y contrasta con la liquidez continua del techo que evoca al mar, petrificado en el dintel del marco espacial que mira de modo sublime al océano Atlántico, resaltando el horizonte como única línea tensa de todo el espacio interior.



Para dotar al espacio de todo el confort y habitabilidad necesaria en la arquitectura, tomamos como motivo el “cabanon” de Le Corbusier, recreando su programa y dimensiones. Es el “cabanon de Beton” la referencia que hace de la trufa un espacio habitable y disfrutable en la naturaleza, que nos ha inspirado y sometido. Y la lección que recibimos es la incertidumbre que nos guió, en el deseo de construir con nuestras propias manos, un fragmento de naturaleza, un espacio contemplativo, un pequeño poema.»



Un ejemplar método de trabajo que respeta a la perfección la naturaleza en la que se integra, aun así no puedo evitar pensar que, a pesar de su apariencia o quizás debido a ella, lo que de verdad es un desproporcionado lujo en este proyecto, es que ese entorno tan maravilloso sea de uso privado…

Lo he recordado aquí. Las fotos se las he cogido a los autores y también aquí.

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