Me recuerda eldocumental sobre los Screaming Men que vi en el PS1 de New York, rodado por Mika Ronkainen en el que se cuenta en tono humorístico, la historia de este famoso coro finlandés.
El resto de los trabajos de Guidotambién están llenos de poesía, algo melancólica, pero con final sorpresa. Una gozada para la vista, que me dará fuerza para enfrentarme a la Feria de las Vanidades, más conocida como ARCO.
Hoy tengo poquito tiempo para escribir, así que os dejo algo visual, una serie de trabajos, bastante dramáticos, llevados a cabo por el artista Giorgio Andreotta Calò.
Estas acciónes, a caballo entre la intervención arquitectonica y la performance, utilizan el fuego y la luz para rendir homenaje a los caidos en las guerras, en una especie de rituales purificadores en los que edificios indurstriales son «aparentemente» cubierto de fuego y humo, mientras por megafonía se escuchan las historias recopiladas por el artista en los barrios en losl que se ubica el «edificio incendiado».
La primera vez que llevó a cabo Monumento ai caduti fue en Bolonia, para el festival de luz On y después la ha vuelto a reponer enMilán,Sarajevo, Bari y antes, una primera versión mas modesta en Venecia.
Siguiendo con el tema de los soportes publicitarios, hoy quería dejaros una poética intervención llevada a cabo por el colectivo de arte checo Vojtěch Fröhlich y Vladimír Turner.
Estos artistas ha llevado a cabo una performance de guerrilla Merry-Go-Round, en la que han intervenido un soporte publicitario, convirtiéndolo en un improvisado tiovivo en el que se mantuvieron girando durante 20 minutos sin que la policía los detuviera.
Intervención muy sencilla de planteamiento, aunque peligrosa de ejecutar, en la que trepando por las escalerillas de mantenimiento de un gigantesco soporte publicitario giratorio, ayudados de un básico equipo de escalada, consiguieron instalar unos precarios columpios a los que se subieron y en los que dieron vueltas durante 20 minutos, consiguiendo así convertir un elemento inútil para los ciudadanos, en una atracción de feria improvisada mucho más de acuerdo con el uso lúdico que se debería hacerse de muchos espacios públicos, ahora convertidos en no lugares, diseñados para consumir publicidad sin control.
Esta pieza me ha traído a la cabeza otras en las que se utilizan de manera ilegal, objetos inútiles colocados en el espacio público, e igualmente inspiradas, que ya publiqué en el Ático hace tiempo, casualmente, también tienen que ver con el balanceo…
Un trabajo interesante y muy en la línea del anterior, aunque más sofisticado fue, The Unbearable Lightness of Being, llevado a cabo por Didier Fiuza Faustino del estudio Mésarchitectures. Este artista creó otro columpio, partiendo de un soporte publicitario, que vació de contenido, dejándolo reducido a un marco, del que colgaban los asientos desde los que la gente podía balancearse a gran altura.
La intervención de guerrilla Playful Spaces del artista Bruno Taylor convirtió las marquesinas de autobús en un espacio para columpiarse mientras se espera el autobús.
Y por último la maravillosa Carousel Slide Swing, creada por la artista Kamila Szejnoch con la intención de cambiar es uso de algunos monumentos construidos por el gobierno comunista, tras la Segunda Guerra Mundial, en Varsovia.
Bueno aquí van algunas ideas de utilización alternativa del espacio público al margen de las que nos proponen los ayuntamientos estas fechas y que pasan por consumir en cutremercadillos y en eventos patrocinados por marcas comerciales.
Interesantes piezas las de la artista Sachiko Abe que nos hablan del paso del tiempo, de las rutinas, del empleo de cosas simples y la vida tranquila.
Las que más me interesan son esas en las que la artista se sienta largas horas ante el público, a cortar de manera sistemática hojas blancas DinA4, lo más finas posible, de 3 a 5 mm, de manera tan meticulosa que tarda 45 minutos en desmaterializar cada folio.
Según cuenta la artista, empezó con esta actividad cuando estuvo internada en un sanatorio psiquiátrico, así lograba mantenerse atareada y no sentía ganas de herirse.
La artistas serbia Milica Tomic sabe mucho de violencia, política, responsabilidad e identidad nacional, de memoria histórica y también de recuerdos además ha dedicado tiempo a estudiar las tensiones entre la experiencias personales y las imágenes que los medios de comunicación construyen de ellas.
Hoy, después de las violenta imágenes que hemos tenido que visualizar estos últimos días y la manipulación que han coseguido hacer de ellas los medios, me ha apetecido sobremanera traer al Ático dos acciones que reconstruyen episodios violentos acontecidos durante periodos de guerra, que son parte de una investigación de carácter artístico sobre la memoria y el recuerdo.
