noviembre 16th, 2007

La casa del futuro

Veo en MoCo Loco que en la Feria de la Construcción de París Batimat, se ha presentado una casa prefabricada que me encanta.

Se llama The House of the Future y la ha diseñado Eric Wuilmot por encargo de la revista Architectures à Vivre.


Esta casa prefabricada además es ecológica, sostenible, y ahorra muchísima energía porque tanto su estructura como los materiales empleados en su construcción están cuidadosamente elegidos para ese fin.

Además, el diseño es fantástico y nos demuestra una vez más que una casa sostenible puede ser además bella, cómoda y vanguardista.


La superficie construida es de 12 x 17 metros con un patio central de 8×8 metros, además una pequeña zona verde recorre toda la fachada en la que se han habilitado dos puertas de entrada.

De ahí se accede a un patio interior, muy aprovechable en días soleados de invierno y que en verano se abre para convertirlo en un jardín interior donde disfrutar de más frescor, vamos como en los patios andaluces.


Este patio condiciona la estructura del interior de la casa que tiene forma de U con 3 alas donde se distribuyen todas las dependencias de la casa.

El tejado de la casa también es verde, lo que ayuda más al aislamiento, conservando el calor en invierno y refrescando en verano y en él se han instalado paneles solares que suministran agua caliente a la casa y fotovoltaicos para generar energía eléctrica.


Ha sido fabricada íntegramente en madera especialmente tratada, tiene doble acristalamiento, recoge el agua de la lluvia para utilizarla en la ducha, toda la iluminación es por LEDs y los electrodomésticos de clase A.

Todos los datos técnicos están en esta ficha (en francés) pero en resumidas cuentas el consumo de energía de esta casa con todos los paneles instalado y funcionando y el patio cerrado es casi inexistente. ¡Increíble!.


Bueno, bonito y barato son adjetivos que bien se pueden aplicar a esta casa que a mí personalmente me encanta, el empleo del patio interior me parece de lo más inteligente y desde luego si yo me construyera una casa lo haría con esa estructura sin dudarlo.


Pero claro en Madrid es imposible, ¿quién consigue 200 metros de planta para instalarla? y a mí a los extrarradios no me llevan ni regalándome una casa como esta.


No tengo ni idea si esto es simplemente un ejercicio de estilo, para que se nos pongan los dientes largos, o en un futuro se comercializará.


De lo que estoy segura es de que, si se pudiese comprar, costaría un ojillo de la cara ,tanto por los materiales como por la sofisticada técnica que emplea, como por el transporte y construcción. un apena.


Pero espero que sea una fuente de inspiración y que algo puedan utilizar los arquitectos que diseñan esos feos pisos de nuestras ciudades.


Las perspectivas están realizadas por Marc Chouraqui, y las fotos por Camille Fallet.

noviembre 14th, 2007

Me deprime esa dichosa publicidad exterior

Siempre me ha interesado la publicidad y el marketing, entre otras cosas porque vivo de ello, aunque eso tampoco significa nada. Hace unos años, paralelamente a mi trabajo en agencia, monté junto con 3 socios una empresa de detección de futuros hábitos de consumo. Fuimos así pioneros «cazadores de tendencias» (me dan picores alérgicos sólo con escribir estas palabras).

Tampoco es que nos fuera tan mal, tuvimos algunos clientes, hicimos complejos informes, dimos conferencias he impartimos talleres. Pero a la larga tuvimos que rendirnos a la evidencia de que los clientes en general son muy conservadores.

Quieren saber lo que va a pasar pero en el fondo no quieren ser los primeros en experimentar, es demasiado arriesgado y alguien puede pedir explicaciones si sale mal. Así las cosas, cerramos con desilusión.


Mirándolo con algo de distancia, la experiencia fue buenísima, gracias a esto ahora tengo un compañero de fatigas editoriales de lo más interesante Ángel y nuestro Flylosophy, una continua fuente de satisfacciones, que nos permite escribir sin complejos sobre lo que nos interesa, además de conocer a gente increíble, con la que colaboramos.

Así es como he conseguido quitarme, fuera del horario laboral, ese complejo de trabajador-de-agencia-de publicidad a la vez que proveedor-acomplejado, obligado a justificar un trabajo que será cuestionado por sistema, por el cliente, el colaborador, el cuentacuentos, el director y hasta el vecino del quinto.

Y es que, he visto la luz y desde que salgo del trabajo ¡¡¡¡¡yo también soy cliente!!!!, sí, soy el potencial cliente de mis clientes y de los peores que se pueden echar a la cara. Porque soy como ellos, me gusta opinar, soy exigente, estoy informado, tengo claro qué es lo que quiero, no me gusta que me vendan nada y menos que me cuenten milongas y necesito probar antes de comprar.


Además tengo otras peculiaridades, tengo cierto gusto (perdón por la falta de modestia), estoy concienciada, preocupada, me he leído el Manifiesto Cluetrain y últimamente ando muy mosqueada con esa publicidad que invade mi espacio vital, que se cuela sin preguntarme, interfiriendo en mi vida y relacionándose de la peor manera con mi querida ciudad.

Tengo enfado para dar y tomar. Para las agencias (las grandes por supuesto, las pequeñas como la mía, me dan pena), para los anunciantes, también para los que comercializan los soportes de exterior, por supuesto para los ayuntamiento, para los funcionarios corruptos y para un señor bajito que pasaba por aquí y que dijo que le gustaban los mupis.

Desde hace algo más de un año vivo virtualmente en un ático ideal, lleno de flores y cosas bonitas, buenas y auténticas, donde todo es ecológico, sostenible, reciclado, humano, artístico, por lo que no me gusta un pelo que sea precisamente la publicidad la que me impida disfrutar a gusto de este paraíso que me estoy diseñando.


Así que, sentada entre mis flores, he leído interesada, varios post de Enrique Dans en los que habla del futuro de la publicidad. Por un lado me he puesto contenta, los estudios dicen que «vivimos una fortísima y rápida transformación de los medios tradicionales unidireccionales hacia Internet».

¡Qué bien!, he pensado, cuanto más gasten en la red menos dinero tendrán para fastidiar la ciudad.

Pero claro, si todos emigran a la red ¿que pasará con los soportes en desuso?, ¿los van a quitar o dejarán que se vayan deteriorando hasta convertir el paisaje, en un decorado de Mad Max, como cuenta Muack que ha pasado en Sao Paolo?

Después, he leído el comentario que Aloe ha dejado en uno de los post de Enrique y un escalofrío ha recorrido mi espalda. Transcribo alguna de las inteligentes cosas que comenta.


«Volábamos bajo el radar de los marketeros, pero tanta suerte tenía que acabarsenos. Qué poco dura la alegría en casa del pobre. A partir del momento en que se vayan dando cuenta de a donde nos hemos ido, empezarán a perseguirnos por métodos cada vez más ingeniosos, volviendo a su favor características como el anonimato, la dispersión, la calificación colectiva del interés, pertinencia o contenidos de los sitios…»

Porque esto que pasa en la red, también está ocurriendo en la publicidad que a mí más me importa, la exterior. Hasta ahora nos habíamos enfrentarnos a horrorosas marquesinas, vallas, mupis, rótulos luminosos, lonas, carteles y alguna cosilla más, ahora que les han dicho que no funciona, nos están agrediendo sin mesura con pretendidas estrategias publicitarias de «todo vale si consigo notoriedad».

Así por ejemplo en Madrid estamos viviendo estos días una escandalosa «Invasión de los mamotretos». Además la zona centro sufren el asalto de todos esos incautos anunciantes que quieren publicitar sus productos con una cosa que su agencia les ha recomendado y que se llama «campaña teaser» que combinada con algo de «acción de guerrilla» y una «pegada de stickers» con enigmáticos mensajes, les proporcionará una notoriedad nunca vista hasta ahora.


Y ¿qué decir de todas esas acciones de publicidad no convencional en medios tradicionales?… mupis con pelo de los Simpson, soportes de los que sale humo, extraños corpóreos pegados a gigantescas vallas, marquesinas revestidas de vinilos con un agujero por el que se ve el pelo de la gente que está esperando el autobús… sin comentarios.

Lo que en principio era publicidad no convencional, con un discurso novedoso y bien traído, se está convirtiendo en un «cajón desastre» donde la notoriedad está por encima de la calidad. El lema «Que hablen de mí, aunque sea mal» está en la calle.

Confío en que esta estrategia, pronto morirá de éxito. Si estas iniciativas pretendidamente novedosas siguen aumentando, dejaran de cumplir su función y entonces quizás poner algo bonito en un soporte convencional será otra vez lo original. Así, todo volverá a empezar.


Mientras esto se normaliza, pongo mi grano de arena, para añadir más ruido, soltando ideas algo «raritas», por si algún anunciante o agencia está interesada en conocer la opinión de un potencial cliente como yo.

NO insertar publicidad en los mamotretos.
NO pegar mensajes chorras por mi barrio.
NO poner a gente disfrazada de cosas absurdas queriendo interactuar conmigo.
NO pegar vinilos extraños en las marquesinas.
NO poner caras gigantes de sus representantes en las lonas de los edificios.
NO aprovechar fiestas y verbenas populares para llenarme de octavillas.
NO utilizar la estética del street art para colarme publicidad, si lo consiguen les perdono.
NO utilizar marketing de guerrilla que no sea por una buena causa o verdaderamente original.
NO invadir las zonas publicas tanto exteriores (calles) como interiores (aeropuertos, estaciones, centros comerciales…) con objetos a gran tamaño envueltos para regalo o empaquetados cual bocadillo.
NO hacer ruido.
NO intentar venderme nada por la calle y menos decirme que están colaborando en un proyecto benéfico del Tercer Mundo…

Y es que a mí, lo que realmente podría convencerme, sería que el anunciante viera la publicidad como un servicio público que debe prestar al consumidor, renunciando en parte a hacer campañas tan evidente para intentar aportar soluciones a problemas reales de la comunidad. Esto sería apreciado por mí y creo que a ellos también les compensaría, pues conseguirían una repercusión mediática importante.


De este modo estará entre mis anunciantes preferidos, el que compre por un largo periodo el espacio publicitario de los mamotretos, para después dejarlos «totalmente vacíos», sin logos, sin iluminación y si puede ser sin parte posterior.

También serán reconocidos los que se nieguen a insertar su publicidad en ellos, con el argumento de que lo que no gusta a los ciudadanos a ellos tampoco. Y que si los compran será para utilizarlos como fuente de información útil, planos de situación, información de museos o simplemente para colocar reproducciones de cuadros o de fotos que alegren la vista.

Serán un anunciante querido el que como acción de guerrilla, acondicione espacios públicos como zonas de esparcimiento para los ciudadanos, habilitando zonas verdes provisionales donde se necesiten. El espacio no tendría por que ser muy grande, lo que ocupa una plaza de aparcamiento.


Nada me complacería más que el dinero que iba a gastar en una acción especial, lo invierta en plantar arboles en parques público, a los que además podría dotar de infraestructuras que invite a utilizarlos.

Que bueno sería, que en vez de contratan a personas para interactuar con los transeúntes, estas se ofrecieran para ayudar a transportar bolsas, hacer la compra o simplemente para charlar. Nada de dar abrazos, que está muy visto.

Y si alguno, huyendo de la publicidad exterior, patrocinara fuentes, (alguna se podría encargar a Jaume Plensa), infraestructuras públicas como piscinas, baños públicos, quioscos donde hacer un alto en el camino… todo con un alto criterio estético, yo caería rendida ante él.


Si además donará todos los materiales y merchandising que no usa para elaborar objetos creativos en talleres prácticos sobre reciclaje que ellos mismos organizarán, a ese le compraría lo que me pidiera…

Deben saber los anunciantes, que si no hacen cosas así, serán castigados con el látigo de mi indiferencia, y entonces tendrán que limitarse a fabricar buenos productos y dejarme en paz para que pueda decidir lo que me interesa por mí misma.

Aunque todo esto es un cuento de ciencia ficción, sí que se perciben algunas maneras interesantes de hacer publicitar sin deteriorar los espacios públicos. Algo se está haciendo ya y mucho se puede aprender de disciplinas artística y técnicas, pero siempre mirando mas allá del coste por impacto.


Ya he comentado la iniciativa de algunos anunciantes que han contratado a graffiteros para que hagan para ellos publicidad reversible en zonas sucias de la ciudad. Con esto consiguen soportes gratuitos, y como no querrán que la competencia también los utilice, también saldremos nosotros ganando con túneles más limpios.

Que nunca va a querer prescindir el anunciante de lanzar su mensaje al exterior es claro, pero se puede hacer que estos sean provisionales. Sería altamente recomendable utilizar holografías (cuando la técnica se perfeccione), esculpir el producto en bloques de hielo, que pasado un tiempo desaparecerá sin dejar rastro. Se podrían utilizar proyecciones, o graffitis con luz. Todo para que no quede rastro una vez desaparecido el mensaje.

Además algunas acciones de guerrilla son aún buenos ejemplos a seguir, sobre todo las llevadas a cabo por ONGs, asociaciones ecologistas, de salud, escuelas y universidades, agrupaciones, artistas, organizaciones sin ánimo de lucro, publicaciones, y alguna empresa «iluminada«.

Algunas son muy sencillas y con gran poder de concienciación, además de no ser demasiado agresivas con el entorno urbano.


La mayoría de estos ejemplo los he sacado de tres blog que visito con asiduidad y que recomiendo Metablog v5, Marketing Alternatif y WebUrbanist.

Las maravillosas fotos pertenecen a la maravillosa serie de Tony de Marco titulada Sao Paolo No Logo que conocí a través de Muack, y que quería compartir con vosotros.

Siento el rollo pero necesitaba desahogarme un poco.


octubre 24th, 2007

Llegará la navidad con sabor a mazapán y demasiadas luces



Ya se que es pronto para hablar de estas cosas, pero ya me están llegando fogonazos de luces navideñas que pronto marcarán, como camino de baldosas amarillas, la correcta senda comercial de nuestras ciudades.

Y como viene siento habitual, seguro que este año también se adelanta su encendido, ¿por aclamación popular? pues creo que no, mas bien por presión de los comerciantes, que piensan, seguro que con parte de razón, que el ruido de los contadores de la luz municipal moviéndose a toda velocidad, es como un canto de sirena, que nos seducirá sutilmente y empujará a consumir.


Y no es que yo esté criticando a los comerciantes, los entiendo, tienen que mirar por su negocio, es más, en muchos casos, pagan de su bolsillo el gasto de esas luces, no siendo así gravosas (por lo menos directamente) al bolsillo de los contribuyentes y llegando a generar dinero a las arcas municipales.

Tampoco quiero enzarzarme sobre si este gasto se paga y por quién. No, sólo quiero hablar de «consumo responsable» (seguro que al incluir esta palabra aparezco mucho más en buscadores) un concepto que todos aplaudimos y con el que nos solidarizamos, aunque no nos hayamos parado a pensar qué significa exactamente.


Porque excepto unos cuantos (más de lo que parecían a primera vista, por cierto) el resto, tenemos claro, que las formas de energía tradicionales se están agotando y que mientras no se generalice el uso de las renovables y no contaminantes, no nos queda otra que intentar consumir menos, y esto va por todos, tanto los que pueden pagar elevados precios por la energía como, por supuesto, los que no.

Vale… ya se que se que el año pasado se empezó a cambiar el tipo de bombillas incandescentes del alumbrado, por otras que consumen menos, incluso por LED… pero la medida no fue suficientemente efectiva porque, por ejemplo en Madrid, el número de ellas aumentó al triple, 8 millones de unidades, y aún así algo se ahorró.


Lo que demuestra que con un poquito de interés, imaginación y conocimiento de las energías renovables, podríamos conseguir un gran ahorro energético. Gesto de lo más apropiado en estas fechas, donde todos nos hacemos una larga lista de buenos propósitos para el año venidero.

Y para un tema tan importante, vengo con un saco llenito de buenas ideas para repartir por aquí y por allá a ver si alguna cuela y podemos conseguir unas navidades un poquito «sostenibles».


En las ciudades, propongo cambiar definitivamente todas las bombillas por otras de LED, y si son más caras… pues se ponen menos… También se puede recurrir a la fibra óptica.

Dejar de presumir de que tal o cual artista ha diseñado una bonita iluminación navideña para tal o cual calle y convocar un concurso (de esos tan populares) en el que gane, no el proyecto que emplee bombillas más bonitas, sino el que con menos gasto (demostrable) ilumine más espacio y de manera estética, por supuesto.


Seguro que con cierta precariedad de medios y haciendo de la necesidad virtud, se puede conseguir algo verdaderamente interesante. Para ello sería imprescindible la asociación de varias disciplinas, arte, ingeniería, arquitectura, diseño, etc…

Con esto, verdaderos profesionales tendrían opciones de participación en un proyecto tan interesante y que hasta ahora ha sido asignado a «famosos diseñadores» que de avances tecnológicos y nuevas energías no deben saber mucho.

Hay muchos ejemplos que sin ser específicas para Navidad podrían dar ideas sobre las que trabajar. Algunos ya los he reseñado en anteriores ocasiones pero los repito porque me parecen de lo más indicadas para nuestra decoración navideña.


El puente de fibra óptica diseñado por Osman Akan, el Litracom, bloques de hormigón que se iluminan cuando les da la luz solar, las lamparas de exterior creadas por Tom Dixon y que utilizan bombillas de bajo consumo, así como las LED de Philips, los LED Throwies utilizados por Graffiti Research Lab para la creación de mensajes y acciones de guerrilla o el Wind to Light de Jason Bruges. Y me sería fácil pensar en el Solar Tree de Ross Lovegrove como un maravillo sustituto de árbol de Navidad. Todos ellos son buenos puntos de partido para pensar.

Pero hay muchas otras muestras interesantes. Sobre todo las que funcionan con energía solar o eólica.


Las Solargrass creadas por Solarlab una de las empresas que mejores ideas y diseño de calidad, está aportando en el campo de la tecnología solar.

La Light Wind de Demakersvan que se ilumina con la energía generada por el viento.


De la sostenible imaginación del ya mencionado Jason Bruges tenemos otras instalaciones ecológicas. La que le ha encargado Greenpeace y que ha construido con simples bombillas de bajo consumo o la propuesta para la playa de Aberfan donde se han «sembrado» multitud de faros circulares que producen luz de colores mediante el movimiento del viento.


Y si llevan a buen puerto las investigaciones de los alumnos de la University of Hertfordshire en Inglaterra, pronto tendremos arboles de navidad que van creciendo con su propia iluminación. Mediante la inyección en sus hojas de una sustancia parecida a la que tienen las luciérnagas y medusas, de forma natural y sin dañar el árbol se conseguirá una iluminación en varios colores, que no consume energía.


Pero es fácil para los que no tenemos capacidad de decisión en todo esto, ponernos a criticar lo que hacen o dejan de hacer las instituciones. Aunque viendo las, cada vez más exageradas y barrocas iluminaciones navideñas que ponemos en balcones, fachadas e interiores de nuestras viviendas, está claro que nosotros también tenemos mucho poder para reducir el gasto en estas fechas.


Y por las más de 1.700.000 entradas que he encontrado en Google cuando he tecleado «sustainable christmas light» creo que no va a ser complicado dar con soluciones de ahorro que se adapten a nuestros intereses.

El paso más fácil es sustituir las pequeñas bombillitas de incandescencia que todos ponemos en el árbol, por otras de LED y con esto ya estamos dando un gran paso, porque ahorran casi un 80%.


Pero no quiero engañar, el precio resulta caro si lo comparamos con las tradicionales, eso sí en poco tiempo, compensa.

Se pueden encontrar las más tradicionales para interior en Brookstone o comprar por internet en Environmental Lights.


Si lo que queremos es iluminar un jardín, balcón o un árbol de exterior, nada mejor que aprovechar la energía solar y del viento, son gratis y renovable. En Solar Santa hay gran cantidad de modelos solares, tirando a clasicones.

Pero tampoco nos tenemos que quedar con lo típico pues podemos convertir cualquier lámpara, bombilla u objeto luminoso que nos guste, en nuestro tema decorativo/luminoso navideño.


Yo me quedo con las pequeñas y divertidas Blow Light, que con un miniventilador generan energía para encender un LED verde y dos azules.

Para una decoración exterior más sofisticada, son increíblemente bonitas las Corona Solar Light, tanto en su versión de pared como en la que se pincha en la hierba.


Y para dar un toque de humor a todo esto, nada mejor que tener varios Energy Bucket a la vista. Con la forma de un clásico cubo y con su capacidad de recoger la luz del sol, es un objeto sencillo pero con un significado metafórico que me agrada mucho.

Opciones más que interesantes para pasar unas felices, luminosas y sostenibles navidades. Algunas aún se pueden poner en práctica.

 


octubre 14th, 2007

Un puente de luz, color y viento


Que bella y metafórica la instalación que el artista turco Osman Akan ha ideado para el Brooklyn Bridge Park.

Se llama The Third Bridge y ha sido encargada por el Centro de Artes de Dumbo (CAD) dentro de la muestra The Outdoor Gallery: que organiza la Ciudad de Nueva York y que estará instalado del 14 de octubre al 14 de enero del 2008.


La instalación de Osma está realizada con miles de cables de fibra óptica de color verde que se asemejan a largas briznas de hierba plantadas en la tierra. Al ser mecido por el viento este césped iluminado, produce un efecto de movimiento de lo más poético.

Previamente a este encargo, el autor ya había realizado otra obra, Ripple con esta misma técnica.


Electricidad, fibra óptica de un intenso color verde y el viento, producen este increíble efecto que se puede apreciar mejor mirando el vídeo que aparece en la web del autor.

No se me ocurre una obra más apropiada para situar en un parque.
Lo he conocido a través de T
he worlds best ever y las fotos las he sacado de la página del artista.


Precioso.


octubre 10th, 2007

Cafetería que sube y baja


Al cambio de uso y el reciclaje de contenedores de mercancía ya no hay quien l0 pare. Los he visto convertidos en cómodas casas, iglesias, museos, restaurantes, tiendas y por supuesto bares.

Pero ¿podrían convertirse en modernos quioscos de comida u bebida de los que se ven por las calles de algunas grandes ciudades?

He leído en The Coolhunter que el arquitecto Alan Kalkin, que tenía experiencia en casas fabricadas a partir de estos contenedores, convirtió algunos de ellos en cafeterías provisionales que se utilizaron en la 52 Bienal de Venecia.

Y no se limitó a abrir un hueco y poner una barra dentro, esto hubiera sido lo fácil. Se complicó un poquito más la vida y creo un mecanismo que pulsando un botón y en 90 segundos, desplegaba todos los lados del cubo metálico para dejar a la vista una cafetería completamente montada y colocada, con su barra, zona de descanso y mesas y sillones para relajarse, lamparas y todo lo necesario en las cafeterías al uso.

Los muebles están completamente unidos a las paredes del contenedor, de manera que cuando se cierran estas, estos muebles se elevan a medida que lo hace la pared, hasta quedarse en posición vertical.


De esa manera, cuando se cierra la cafetería, todo queda perfectamente recogido y guardado dentro del pequeño espacio interior del contenedor. Cuando se va a usar, se despliega como una flor, con lo que aumenta su espacio de manera evidente.

Y el patrocinador de estos espacios, es la empresa de Cafés Illy, que en un principio los utilizó como zona de descanso, en el recinto de la Bienal de Venecia, pero que al ver el éxito de la iniciativa, ha decidido ampliarla, instalando un prototipo en el Time Warner Center de New York que se podrá utilizar hasta el 29 de diciembre.

Si realmente funciona a toque de botón, parece una manera fácil y cómoda de acercar un café caliente, algo de comer y una zona de descanso, a los peatones, que con prisa se desplazan por la ciudad.

Porque, aunque aquí no hay mucha costumbre de comer en puestecillos de la calle, en otros países es una practica de lo más habitual. Eso sí, creo que, habría que variar un poco su sofisticada decoración, para hacerla más acogedora y apetecible a los viandantes, y seguramente añadir unas estufas en los periodos de frío intenso.

Por lo demás, son muy funcionales y cuando cambia el producto a vender o el sitio de moda, se transporta a otra ubicación y punto.

This work is licensed under GPL - 2009 | Powered by Wordpress using the theme aav1