Imaginaos un espacio donde los niños pudieran construir sus propias atracciones, un parque infantil donde los usuarios tuvieran que diseñar y fabricar sus columpios y juegos…
Parece casi impensable que esto pueda ocurrir en una sociedad donde cada pequeño objeto que se coloca en el espacio público tiene que estar certificados y debe haber pasado los más estrictos controles de seguridad…
Pero no lo es, ya que los alemanes tienen el Kolle 37 en Prenzlauer Berg, Berlín, un espacio para la imaginación, donde los niños son los encargados de fabricar, nada más y nada menos, que sus propias casas en los árboles…
Este centro social para el barrio, parece maravilloso, en él, los niños de entre 6 y 16 años, pueden usar su imaginación y su capacidad inventiva, diseñando sus propios refugios, de hasta 3 pisos de altura y por lo que cuentan, con un historial de seguridad y falta de accidentes, que para sí quisieran los más homologados parques de juegos infantiles.
En este particular espacio, la seguridad de la construcción, corre a cargo de los propios niños, que deben asegurarse de que nada les va a pasar durante sus juegos, por lo que refuerzan y refuerzan las estructuras para poder sentirse a gusto en el espacio, los padres, técnicamente, no tienen acceso a la zona de construcción o tienen que entrar en compañía de los niños, lo que parece que motiva, que al no sentirse en un espacio totalmente seguro, se responsabilizarse más de sus propias acciones y activen sus más básicos instintos de supervivencia.
Desde 1999 está abierta al publico y entre 30 y 100 niños visita el parque cada día. La zona de juegos abarca unos 4.000 metros cuadrados. Visitar la zona de juegos es gratuito.
Me parece un iniciativa increíblemente hermosa, dar la posibilidad a que niños que viven en una gran ciudad tengan la posiblidad de construir sus propias casas en el árbol y muchas más cosas, sin estar hiperprotegidos por los adultos … tomo nota para Esta es una Plaza. Yo, aunque ya soy algo mayorcita para andar subiendo a los árboles… daría lo que fuera por sentiría por un ratito «barone rampante «.
En el artículo del que he sacado esta información, dan algunas referencias sobre el tema de la seguridad en los juegos infantiles, por si a alguien le interesa profundizar en estas interesantes cuestiones.
También, en los comentarios, se habla de otras iniciativas similares, como la americana del Adventure Playground en Berkeley, o la holandesa Springzaad en cuya página encontré otras referencias similares. Recuerdo además la ciudad de los niños de Raumlabor.
Mucho por hacer aún en mi querido Madrid…