Los trabajos de Kate Newby me tienen encandilada, y desde que los descubrí, no hace tanto, me sorprendo tratando de encontrar en los #desordenesurbanos que meticulosamente catalogo en mis paseos diarios, coincidencias con el trabajo de la artista.
Y es que sus piezas encajan a la perfección con lo que me apetece mirar y admirar, un tipo de trabajo sensible con el entorno y de sorprendente levedad en la ejecución, un canto a las minucias… casi nada!!!!!
A golpe de sutileza poética, la artista es capaz de hacernos quedar enganchados a delicados montajes que de no estar en la galería, fácilmente podrían confundirse con azarosos accidentes en el paisaje que solemos pasar por alto, pero que son los que acaban dando identidad a los escenario en los que nos movemos.
Lo que esta mujer nos presenta, es una recreación mejorada de pequeños detalles de la vida real mirados desde muy cerca, y que al estar situados en un espacio expositivo, adquieren un valor inusitado. Una vez vistos a través de su mirada, nosotros mismos trataremos de encontrarlos a nuestro alrededor y para ello nos toca miran con mas detenimiento e intención, o algo así es lo que a mí me ha pasado.
Crea piezas muy variadas, resueltas con todo tipo de materiales de uso cotidiano, telas, guijarros, vidrio, cuerdas, cemento, Todos se pueden encontrar en la calle, ella consigue dignificarlos.
Pero, las que a mí más me interesan, son las que lleva a cabo con ladrillos rústicos con los que forma una plataforma ordenada sobre la que coloca sus «esculturas mínimas». Otras veces directamente interviene en ellos, grabando a mano huecos en los que suele insertar objetos.
Estos elementos, muchas veces los encuentra en la calle y en otras ocasiones los compra, pero en cualquier caso, es importante que vengan de cerca.
Estudia minuciosamente el entorno, y se detiene sobre todo en escenas de carácter efímero en las que suelen estar reflejados los usos que el hombre hace de su espacio, después trata de recomponerlas a través de una interpretación personal de los materiales implicados.
Clavos, monedas, anillas de latas, vidrios rotos, maderas, hierros, plásticos y objetos inservibles del entorno son muy frecuentes en su trabajo, otras veces copia la forma de estos objetos de uso común y los reproduce con otros materiales, plata, metal, bronce, arcilla, latón… En ocasiones, también inventa ella misma piezas, que se puedan insertarlas en los huecos que previamente ha creados en los ladrillos.
Después, los muestra al publico, jugando con el espacio expositivo, difuminando los limites para conseguir que trabajo y entorno se mezclen, y en este juego consigue implicar al espectador que intentará descubrir dónde está la creación y qué es lo que ya formaba parte del paisaje. Para disfrutar de este juego, sólo se requiere sentido común y sensibilidad.
Como mis explicaciones pueden ser muy básicas, es lo que hay, os dejo un texto mas sesudo que acompaña a su exposición en la Galería Lulu: «A menudo, apropiándose de los materiales y lo vernáculo de la arquitectura, Newby crea intervenciones escultóricas hechas a mano, que funcionan simultáneamente contra y, a su vez, con las condiciones de un ambiente dado. Evocando tanto las cualidades físicas como líricas de los materiales (usualmente mundanos, materiales corrientes como hormigón, textiles así como cerámica), su trabajo prevé un encuentro y dispone una acción –colapsando y confundiendo las líneas entre proceso y producto, el hacer y el documento.
Siguiendo su inclinación traviesa por dejar el espacio de exhibición, Newby ha creado una serie de intervenciones que se circunscriben pero a la vez van más allá del espacio habitual, el cubo blanco de Lulu, para discretamente fugarse en los alrededores.
Esta inclinación tiene poco que ver con un aire de rebeldía o de Crítica Institucional y más que ver con un rechazo explícito a situar un encuentro prefijado con el arte (es decir, como un fenómeno meteorológico). Newby busca, mejor dicho, poner en relieve, incidentalmente, las condiciones que ayudan y son cómplices de ello, la manera, digamos, en que los detalles o hechos potencialmente olvidables de un filme pueden intervenir en su trama.
A la vez cándido, simpático, y modesto casi al borde de lo imperceptible, lo que hace puede ser fácilmente confundido con un interés en lo cotidiano. Pero el trabajo de Newby no proclama necesariamente tener algún título especial o conocimiento sobre lo cotidiano, como la apreciación de lo extraordinario en lo ordinario. Está más interesada en preservar un cierto dejo, una apertura que provoca que ese tipo de percepciones sucedan».
Un trabajo que me gustaría contemplar físicamente… pero por ahora me tendré que conformar con encontrar similitudes en los desordenes de mi calle.
Lo vi aquí y las fotos las tomé prestadas de su web y de san google.
.