Con el exceso de iluminación que sufrimos en Madrid, siempre me dejo seducir por proyectos que tienen como protagonista la luz urbana.
El que hoy me ocupa ha sido llevado a cabo en la ciudad de Rotterdam por el estudio Daglicht & Vorm y se llama Brokenlight.
El barrio de Atjehstraat Katendrecht en Rotterdam es ahora un barrio transformado gracias a su luz urbana nocturna que forma un patrón de remolino proyectado que baña con luces y sombras el pavimento y que ellos han llamado luz rota.
Instalaciones minimalistas en las que la luz se filtra por finas rendijas. Así son las piezas que el artista Chris Fraser construye para los espacios en los que expone.
Oscuridad total que deja paso a líneas de luz bien definidas, que dibujan figuras de finos trazos o degradados de luz, que van del blanco más limpio, a la más variada gama de grises.
Un fino trabajo que me recuerda a otros, pero que por su delicadeza, no puedo dejar de apreciar.
No tengo que pensar mucho para que se me ocurran mil razones para decir NO a la vista del Papa a Madrid, muy pocas por temas relacionados con la religión y muchas por cuestiones que tienen que ver con la moralidad, el dispendio, la prepotencia, la idolatría y la pornográfica exhibición de poder a la que fuimos sometidos durante una semana, en la que el espacio público fue secuestrado, sin que nada pudiéramos hacer para encontrar nuestro sitio habitual en una ciudad tomada por uniformes de colores y enormes banderas ondeando al viento de un tórrido verano.
El artista Santiago Sierra (no necesita presentación), ha hecho una parada en Madrid con su No, Global tour y con la colaboración de Julius von Bismarck y su Fulgurator ha proyectado un secreto NO durante la celebración de los actos papales, sólo revelado a los que en esos momentos tomaban sus fotos con flash.
Para saber más sobre el funcionamiento de esta particular cámara, que proyecta imágenes subversivas, que no se pueden apreciar con la vista, os invito a leer el post que escribí hace tiempo sobre este curioso artilugio y su inventor.
Aunque estoy apartada del mundanal ruido urbano, por unos días, no me he podido resistir a acercarme a un café con wifi para mostraros unas fotos que me han inspirado. Han sido tomadas por Tim Davis y etiquetadas en una serie llamada Retails.
En ellas se nos muestran imágenes de casas y edificios de tipología americana y de apariencia modesta, en las que reconocibles y omnipresentes iconos de la industria americana, reflejan sus luces y sus sueños de consumo en unas ventanas tristes y solitarias.
Y a mí me parece una metáfora muy poética, de ese decadente dueño americano, que intentaba convencer a los más débiles de que el estado de bienestar del país dependía de que ellos consumieran en grandes cantidades, productos de dudosa calidad, pero bendecidos por los más poderosos.
Un intenso fin de semana para la cosa revolucionaria, que me ha dejado extenuada, por lo que la cabeza me da para algo ligerito. Quizás mañana tenga la cabeza preparada para álgo más contundente.
El proyecto de Kimchi and Chips, Lit Tree, trata de establece una conversación entre una planta y las personas que la observa. Lo hace a través de una proyección de vídeo de unos patrones de luz sacados de sus propias hojas.
El árbol atrae así a los espectadores con una nube de coreografía de luz que puede responder a sus propios movimientos y así cuando los visitantes se acercan, el árbol actúa, cambiando los patrones de la proyección.
