enero 10th, 2019

Encerrando el lujo

 

Leo juntas las palabras, Boa Mistura, Málaga, intervención participativa y empiezo a sudar. Si le siguen frases como «humanizar las ciudades para devolvérselas a los ciudadanos»,  «generará una nueva memoria en el lugar” o «El arte como herramienta de cambio»,  fibrilo. Si esto va acompañado de nombres propios como Cerveza Alhambra, Maus, y MAC y Fernando Francés (que pongo de mi cosecha), yo solita me pido los santos oleos…

 

 

Gracias amigos bienintencionados por ponerme rápidamente al día de asuntos que me hacen mal, yo es que precisamente había dejado el caralibro para evitarlos, pero mi eficiente wassap se encarga de informarme al momento.

 

 

Los asuntillos que menciona el artículo de Rogelio López Cuenca son de sonrojo y no van a parar por mucho que nos hartemos de ponerlos en negro sobre blanco, de todos es sabido que esto de los grandes murales «patrocinados» es la manera mas barata de hacer publicidad en formato gigante, con la más amplia repercusión mediática y sine die, ya que ni el Tato va a estar interesado en reponer el soporte urbano/publicitario/público, a su estado original por mucho que se haya firmado su temporalidad por contrato.

 

 

Los anunciantes se relamen con el chollo, también los politicos, a los que estas lavadas de cara urbanas les salen gratis y les da para algunas fotitos, muy útiles en campaña electoral, que es siempre…

 

 

Con un mal cuerpo que me dura días, me retiro a mis archivos de invierno para tratar de encontrar algo de frescura en la calle, allí donde ya casi no queda, y tengo suerte, ya que guardé una preciosidad en forma de fotografía urbana, cuyo autor es el artista plástico Baptiste César.

 

 

La serie se llama Les Vitrines Minimales y me causa una gran satisfacción visual a la par que envidia cochina, ya que lo que ha conseguido este hombre es armar un proyecto redondo, que ya me hubiera gustado para mí. Lástima que no tenga ese buen ojo ni la capacidad de seleccionar de una manera tan talentosa.

 

 

Este artista, que también hace instalaciones y esculturas, ha conseguido inmortalizar 60 magníficos cerramientos de escaparates de tiendas de lujo de la capital francesa, de los que se usan para proteger los escaparates, (benditos sean los carpinteros parisienses), mientras se realizan reformas en los locales.

 

 

Los resultados añaden geometría, simplicidad y cierto orden a una ciudad llena de color y estímulos visuales en sus vitrinas.

 

 

No puedo dejar de admirar la finura del trabajo fotográfico así como la habilidad para llegar al lugar de los hechos antes de que los grafiteros y cartelistas se ensañen con tan impolutos soportes, mucho tiempo en la calle debe pasar este hombre.

 

 

En fin… que dejo por aquí mi admiración a tan buen ojo fotográfico para captar y dar entidad a pequeñas obras que se repiten en el espacio público sin que la mayoría de los humanos reparemos en ellos, aunque vistas todas juntas cualquier artista urbano mataría por firmar como de creación propia.

 

 

Madrid no tiene presupuesto para tan ilustres acabados y yo lo lamento…

 

 

Vale, ya me siento mejor…

 

 

He sacado las fotos de aquí.

 

 

enero 7th, 2019

Círculos con árboles

 

Con la instalación que el artista Strijdom van der Merwe llevó a cabo en Kamiyama, doy por terminado el tema «círculos en la naturaleza»… por ahora…

 

 

Fue ésta una pequeña e inspiradora intervención llevada a cabo con una simple navaja sobre el musgo superficial que cubría la corteza de los arboles de toda la zona.

 

 

Una pieza en la mejor tradición del land art, poco invasiva y muy efímera ya que en un breve tiempo acabó de nuevo integrada en la naturaleza.

 

 

Y aunque no parezca éste un trabajo especialmente relevante, a mis ojos se presenta como fresco y saludable, así que vaya todo mi respeto a una intervención que no empacha.

 

 

Dejo las fotos que he encontrado en google, y también la de otras piezas de este artista en las que la forma circular es protagonista.

 

 

Antes de cerrar por hoy, y ya que ando por Japón (virtualmente), aprovecho para dejar otra obra circular, ubicada en la Prefectura de Miyazaki, y que fue creada por la propia naturaleza guiada por científicos, sin voluntad artística ninguna.

 

 

Se trata de dos impresionantes círculos de arboles sugi (cedro japonés), sólo visibles desde la altura y que fueron el resultado de un experimento científico que se prolongó durante mas de 50 años.

 

 

Según cuenta el Ministerio de Agricultura de Japón, ellos son los artífices de esta singular intervención. En 1973 designaron un área para desarrollar trabajos de silvicultura experimental, y uno de los experimentos fue tratar de medir el efecto del espaciamiento de los árboles durante su crecimiento.

 

 

Plantaron árboles en incrementos radiales de 10 grados, formando 10 círculos concéntricos de diámetros variables. Los arboles fueron creciendo a lo largo del tiempo pudiendo comprobarse que efectivamente la densidad de los arboles sí que afecta a su crecimiento.

Pasados los años, se ha generado un paisaje tan espectaculares que se está considerando dejar que la naturaleza siga su curso y no talarlos, como en principio estaba previsto.

Os dejo el proyecto en perfecto japonés. Yo lo he conocido aquí, de donde también he sacado las fotos.

enero 5th, 2019

Círculos flotantes

Casualmente  en los últimos días se acumulan en mis archivos piezas artísticas de círculos en la naturaleza, así que le voy a dedicar un espacio más en el Ático, pero sin abusar, que el tema es infinito y no me quiero obsesionar.

 

Hoy dejo las espectaculares fotos de la serie Neon del fotógrafo Ludwig Favre hechas con drones volando en circulo y a los que el artista incorporó una fuente de luz mientras los fotografiaba a larga exposición.

 

 

El resultado es una serie de fotos cuidadosamente producidas, donde fantasmales y perfectos halos de luz flotan sobre paisajes espectaculares y solitarios.

 

 

Favre viajó por el mundo en busca de paisajes espectaculares para ambientar esta serie y eligió Islandia así como el estado occidental de Oregón, en América del Norte, consideró que ambos tenían los paisaje naturales únicos e inigualables que él necesitaba ¿?.

 

 

La explicación que da el artista sobre su serie os la voy a ahorrar, que tampoco es cuestión de reblandeceros el cerebro tan a principios de año.

 

 

Vamos a dejarlo en que es una pieza bonita y evocadora, que tampoco está mal.

Las fotos las he sacado de google.

 

 

Aprovecho para dejar el trabajo de otro artista con dos series fotográficas primas hermanas de las de Favre , si no me creen, vean, vean,… sus paisajes con círculos flotantes hecho con drones iluminados, en naturalezas salvajes…

 

El artista se llama Reuben Wu  y la series a las que me refiero  Lux Noctis, y Aeroglyphs, en esta última el artista juega además de con círculos, con otros elementos geométricos… 

 

 

Parece que llueven drones a diestro y siniestro, que Dios me pille a resguardo…

 

enero 1st, 2019

Tan cerca como se pueda… mientras se pueda…

 

Empecé mi nuevo habitar en el Ático hace algunos meses, publicando una pieza no artística con círculos gigantes girando en el hielo y pensando en cómo empezar este año, elijo de nuevo el círculo, esa forma perfecta que contiene a todas las demás. El paisaje en esta pieza, también está helado y es aterrador y frío. El círculo, esta vez se dibuja con fuego, el único elemento que le puede ayudar a uno a sobrevivir en estos parajes, como nos hace sentir Jack London en Encender una hoguera, no dejen de leerlo, que es corto pero aterrador.

 

 

Volviendo a la pieza, se llamó, «As close as you can for as long as it lasts», (siempre he admirado a los artistas que saben poner títulos atractivos a sus trabajos, consiguen que uno les preste atención un poco más de tiempo) y está hecha con fuego, humo, sonido y hielo, por supuesto fue efímera.

 

 

Los autores son dos artistas con trayectorias independientes Morgane Tschiember y Douglas Gordon que fueron invitados a colaborar juntos  en un paraje invernal de las montañas de Gstaad, Suiza.

 

 

Según cuentan los artistas (a pesar de tratarse de un destino turístico de lujo) cuando lo visitaron por primera vez, pudieron sentir su gran belleza  pero también miedo, soledad y una melancolía particular.

 

 

Llamados por la ambivalencia del paisaje, bello y aterrador, Douglas y Morgane exploraron la idea del viajero alpino solitario que buscaba romper su soledad en compañía de otros, y se preguntaron si esta necesidad se basaría en el deseo, el miedo o las ganas de compartir la emoción de lo desconocido.

 

 

Morgane, en homenaje al referido cuento de Jack London, encendió un fuego enorme y circular en la nieve, ese que el protagonista no pudo llegar a prender.

 

 

Douglas Gordon, añadió a la pieza una composición sonora basada en nuestros miedos más primarios, con sonidos de animales desconocidos que junto a nuestro miedo a la oscuridad, hacía que irremediablemente todos los visitantes quisieran estar lo mas cerca posible del fuego, convirtiéndose este en elemento socializador.

Y es que en parajes helados nadie debe viajar solo, y nadie quiere estar solo, como le aconsejó el veterano del Arroyo del Sulfuro al protagonista del cuento  de Jack London, aunque por otro lado, estar solo con alguien traiga consigo otros temores quizás igual de espeluznantes.

Las fotos se las he tomado prestadas a Stefan Altenburger y el texto lo he sacado de la página de la organización, Elevation 1049 – Avalanche, un evento artístico sobresaliente que tuvo lugar en el invierno de 2017, y que contó con una selección de alta calidad de site-especifics, esculturas, performance, e instalaciones de video y sonido con participantes tan conocidos como estos.

Yo lo dejo aquí, no sin antes desearos que el año que llega nos pille a todos lo mas cerca del fuego posible, mientras este dure…

diciembre 27th, 2018

Hojas que iluminan hojas


Descubrimientos que hacen que me reconcilie con el género humano, y que viene de la mano de gente tan ilustre como la que trabaja en el MIT. En este caso de la doctora Seon-Yeong Kwak y el Dr Michael S. Strano han conseguido, por resumirlo de manera que se entienda fácil, que una simple mata de berros pueda servir de lampara de lectura, sin necesitad de ninguna ayuda eléctrica.

 

 

Mas allá del hecho científico de parece de gran utilidad práctica, sobre todo si puede desarrollarse de un modo extensivo, sólo de pensar en árboles que sustituyan a farolas o que mis macetas también me den luz ambiente en la casa, me hace salivar…

 

 

Según explica el MIT, este milagro se consigue cambiando la estructura interior de la planta inyectando nanoparticulas(1 nanometro = 0.000000001 metros) que consiguen que ocurran una serie de reacciones bioquímica que generan luz visible, tal como ocurre en las luciérnagas.

 

 

Los componentes de esta reacción, se producen a causa de una proteína llamada luciferasa y de una molécula, la luciferina. Cuando estos dos componentes interaccionan en presencia de oxígeno, la luciferina es oxidada y se genera luz. A este mecanismo se le conoce como bioluminiscencia. Otra molécula, llamada Coenzima A, ayuda al proceso, eliminando un tipo de reacción que  inhibe la actividad de la luciferasa.

 

 

El equipo del MIT empaquetó cada uno de estos componentes en un tipo diferente de portador de nanopartículas que les ayudan a llegar a la parte correcta de la planta y también evitan que se acumulen en concentraciones que podrían ser tóxicas para las plantas.

 

 

El resultado fue la planta de berros que funcionaba como una lámpara de escritorio. Los primeros esfuerzos de los investigadores al inicio del proyecto dieron lugar a plantas que podrían brillar durante unos 45 minutos, que desde entonces han mejorado a 3.5 horas.

 

 

La luz generada por berros de diez centímetros es una milésima de la cantidad necesaria para leer correctamente, pero fue suficiente para iluminar las palabras en una página de EL Paraíso Perdido de John Milton.

 

 

Los investigadores creen que con más ajustes, esta tecnología podría usarse para proporcionar luces lo suficientemente brillantes como para iluminar un espacio de trabajo o incluso una calle completa, así como iluminación interior de baja intensidad para ello tienen que optimizar la concentración y las velocidades de liberación de los componentes químicos.

 

 

Para futuras versiones de esta tecnología, el equipo espera desarrollar una forma de pintar o rociar las nanopartículas sobre las hojas de las plantas, lo que podría hacer posible transformar los árboles y otras plantas grandes en fuentes de luz.

 

 

Los investigadores también han demostrado que pueden apagar la luz agregando nanopartículas que llevan un inhibidor de la luciferasa. Esto podría permitirles crear eventualmente plantas que cierren su emisión de luz en respuesta a condiciones ambientales como la luz solar…

 

Suena fantástico y ya puestos a pensar,  además del ahorro energético y económico que supondría, (la iluminación representa alrededor del 20% del consumo de energía en todo el mundo), su uso extendido podrían representar un importante recorte en las emisiones de CO2.

 

 

Seguiré bien atenta la evolución de este proyecto.

 

 

He leído la noticia aquí y las fotos las he sacado de google.

 

 

También dejo por aquí a Elowan, otro proyecto del MIT, con plantas, y luz, y otro sobre plantas que detectan bombas y armas químicas desarrollado por el mismo equipo del Dr. Strano.

 

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